|26|

7.7K 752 1.2K
                                    

C A P I T U L O 26

F I N N

Me agacho solo un poco para tomar aire con ambas manos sobre mis rodillas. Había corrido por todo el lugar buscando aunque sea su cabellera castaña y corta por cualquier espacio a dónde mirase, era inútil, habían muchas personas alrededor y casi todas se asimilaban a ella ―o al menos mi cabeza me dió ésa idea―, me estaba desesperando con miles de pensamientos hundiéndome a muchas preocupaciones.

Tal vez se perdió.

O alguien la secuestró.

Quizás se fué y me dejó solo.

Volví a reincorporarme y comencé a indagar por cada esquina de la feria con la esperanza de encontrarla, pero no la ví. Entre tropezones oyendo a gente quejar llegué hasta un puesto dónde había un carrito y vendían manzanas cubiertas de caramelo, miré a su dueña, una señora mayor con un pequeño gorro colorido se da cuenta de mi presencia preguntándome que sí necesitaba algo. Apenas abrí la boca para hablar hasta que veo la escena más irritante de mi vida.

Élisabeth estaba con Jaeden hablando mientras éste se cubría la mejilla derecha.

Suspiro cansado. Miles de maldiciones salen de mi boca y maldigo el absurdo segundo en el que él apareció en su vida, éste condenado estaba en todos lados como un fantasma o a dónde fuése que mirase como una invocación. Estaba seguro que ella le había dicho que íbamos a estar en éste lugar ¡Éso me molestó! Fruncí el ceño con mi rostro destilando fuego en mi mirada directa hacia él, si mi mirada fuese un puñal Jared estuviese muerto al segundo.

Sin más y con toda la rabia del mundo, me acerqué a ellos pero no a saludar, si no, para llevarme a rastras a Élisabeth. Ése imbécil no iba arruinarme el día, no otra vez.

―¡Oh, vamos! ―Élisa, se quejó mirándome y riendo a la vez―. ¡Me encontraste!

―Sí, te encontré ―sonreí con sarcasmo evitando mirar al chico. No quería tan siquiera recibir su saludo―. Ya veo porqué tardabas y no te encontré.

―Jaeden me asustó ―respondió algo apenada viéndolo―. Le dí un puñete en la cara, ¿Estás mejor? ―le preguntó al ojiverde el cuál rió y se destapó la cara con un leve rojo en ésta―. Oh no.

―Diablos, éso se ve mal ―comenté. Aquel nos mira dando un suspiro con sorna―. ¿No sabía que lanzas golpes sin supervisar?

―Creo que no... ―contestó ella jugando con sus manos―. Te prometo que fué sin querer, Jae.

―Éstoy bien ―replicó mirándola―. Para la próxima vez no te llegaré de ésa forma, casi me matas. Golpeas fuerte, ¿Cómo no me enteré?

―Hay muchas cosas que no sabes ―susurré poco audible cruzando los brazos―. Bueno, ya que te encontré debemos seguir en lo que estábamos antes que la fila se extienda. ―miré a Élisabeth la cual hizo un pequeño mohín mirando sobre sus pies―. ¿Ya no quieres?

―Solo si subes conmigo ―pidió―. No querré ir sola porque le quita la diversión. Tus gritos son lo divertido.

―No voy a subir ―recalqué poniendo los ojos en blanco―. ¿Olvidas que sufro de ansiedad? ¡Estás cosas me causan ansiedad! ―dramaticé-

―¿A dónde iban? ―Jaeden se unió a nuestra conversación haciéndonos voltear―. Claro... sí lo puedo saber.

―No ―contesté irreverente-

―Íbamos a las sillas voladoras ―replicó ella, viéndome mal. Sonreí con burla―. Íbamos ahí pero Wolfhard no quiere, así que tendré que subir sola.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora