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C A P I T U L O  60

F I N N

Cuándo pensaba en ella, imaginaba hacerla feliz de todas las formas posibles. Me ilusionaba, a un nivel que creí estar obsesionado e imaginaba tener un futuro construido. Lo que una vez pensé con tantas ansías, amor, incertidumbre, estaba siendo más real que nunca.  Y no me arrepiento de nada; ni de como sucedieron las cosas. Tan solo ella hace que todo tenga sentido en mí mundo y me muestra que estar junto a alguien es lo más preciado que puede existir.

Anhelaba vivir algo ficticio. Yo trato de ser lo que siempre buscó.

Un chico que le regalará frases con dulzura, cada beso sin tener que pedirlo. Cada abrazo y atención, siempre estar para ella. Éso construye a que cada tiempo que pase, nuestro amor cada día crezca.

―Sí. Muy lindo y todo... Pero ¿Cuándo van a follar? ―pregunta Christian frente a mí.

Justo en ése momento todo mi fraseo cursi y pensamientos de película romántica se esfumaron haciendo que mi entrecejo se frunciera ante tal pregunta.

―No vas a empezar ―me quejo, suspirando―. Solo piensas en éso, es absurdo. No soy tú, que te quede claro ¿vale?

―Oh. Lo siento ―se disculpa, divertido―. Es qué, ya tienen veintiún los dos y tan siquiera no los he visto planear casarse o vivir juntos.

―Cásate tu primero con Sven y hablamos ―sonrío con sorna y su cara cambia a una seria―. Le tienes miedo ¿A que sí?

Bufó encaminándose hacía el mini bar de su padre y lo ví prepararse un trago. Luego pasa a sentarse frente a mí de nuevo poniendo una pierna sobre la otra formando un triangulo con ésta.

―Siempre tuve la ligera sospecha que eres gay ―sorbe la bebida y luego lame sus labios riéndose.

―Sí. Soy gay, por éso me gusta mirarte el trasero mientras caminas ―ruedo los ojos.

―Éso no me lo esperaba ―sigue riendo―. Admite que tengo un buen culo.

―No es tanto para mí gusto ―bromeo.

―Es trabajo honesto, Wolfhard.

Río meneando la cabeza y el hace lo mismo saboreando seguidamente aquel licor. Sven llega como doña en su casa acercándose a nosotros. Tenía un vestido bastante casual color morado.

―¡Hola! ―me regala una sonrisa y un beso en la mejilla como saludo―. ¿Cómo haz estado?

―Muy bien. ¿Y a dónde va tan guapa, señorita Bayer? ―halago divertido.

Hasta que me doy cuenta que Chris me mira con la ceja alzada. Levanto las manos inocente, no lo dije con segundas intenciones, es un celoso de primera. Casi me pega un tiro.

―Amor ―el rubio la jala hasta él por la muñeca―. Te ves demasiado hermosa, cada día me enamoro más de ti. En serio, ven acá.

Ella ríe con las mejillas coloradas y se sienta en la pierna derecha pasando un brazo por detrás de su cuello. Él la abraza por la cintura amorosamente.

―Gracias, cariño ―le engancha un beso suave en la comisura.

Sonrío ante la escena. Y siendo honesto, aveces pensaba que éstos dos eran más melosos que Élisabeth y yo juntos.

―¿Entonces, Finn? ―vuelve hablar, interesado―. ¿Tienes planes? Sven y yo quisiéramos ser los primeros en saberlo.

―¿Piensas casarte con Élisabeth? ―sonríe.

―Bueno ―me rasco el cuello, pensativo―. Yo... La verdad, no lo sé...

Suspiro. Francamente, no tenía que pensarlo mucho, después de todo era algo que yo querría y estaba seguro que ella también. Pero, no sabía como hacerlo... Sentía que era algo muy importante. Y sí, llevaba planeándolo por dos años, me daba miedo cagarla.

―Yo sigo esperando que Chris apruebe que tengamos un bebé ―menciona Sven con ilusión y Chris arruga la nariz espantado.

―¿Es muy tarde para decir que soy estéril? ―susurra.

Río ante su cara tan tétrica. Como se notaba que no le parecía, en cambio, en el rostro de la pobre Sven se pinta desilusión.

―Christian. ¿Acaso no te gustaría ver una versión mini tu o mini yo corriendo por la casa llamándonos papá y mamá?

―Si tengo un hijo lo llamaría Axel ―se lo piensa mirando sabiamente a un punto fijo.

―¿Y porqué Axel? ―inquiere la castaña sin entender.

Preparándonos para un chiste probablemente estúpido y sin sentido.

―No sé ―ríe―. Tal vez Axel para que cuándo tenga una novia le diga "Oye nena, ¿quieres conocer a Laxel serpiente?" y la chica caerá.

Sven y yo nos sobresaltamos al escuchar su carcajada fuerte e inoportuna. No nos queda que reírnos también para no dejarlo solo en su chiste de adolescente.

―Eres un real idiota ―masculla la chica volcando los ojos con una risa a medias.

―Es verdad ―sonrío, divertido―. ¿Otra opción que tengas?

―Que tal ¿Condón? ―vuelve a reírse como loco.

―¿Qué?

―¡Claro! Que se llame condón para que cuándo esté en preparatoria y la profe diga "Tengan relaciones sexuales con condón" y el se sienta halagado ―vuelve a reírse tosiendo a la vez―. ¿Entendiste?

―Deberías ser comediante ―mofé sarcástico.

―Lo sé, lo sé ―pule una sonrisa.

Y cuándo está apunto de darse otro trago de la bebida, Sven se la quita de golpe dejándolo desconcertado. Intenta protestar pero solo chista al darse cuenta que hacer éso era invocar al diablo en dos segundos.

―Bueno cambiando de tema ―vuelvo hablar para romper la tensión―. ¿Sven, piensas tener un hijo tan pronto?

―Será después cuándo nos casemos ―dice Chris mirándola.

En mi rostro se dibuja asombro y por poco me atraganto con mi propia saliva. Sven también reacciona igual que ninguno de los dos puede creer lo que dijo.

―¿No vamos a casar? ―jadea atónita.

―Odio el compromiso ―mofa, desapareciendo la ilusión de nuestras caras.

―No hagas éso, la haces sentir mal ―lo regaño al ver que Sven baja la cabeza triste.

―Es que es en serio, odio el compromiso. Pero ella me hizo cambiar de opinión, estoy dispuesto a aceptarlo ―le da un beso en la mejilla―. Te amo, tonta.

Me sorprende la capacidad en la que arregla las cosas, no quise discutir. A Sven se le vuelve la felicidad en el cuerpo.

―Creí que vendrías con Élisabeth ―me mira alzando la ceja.

―Pues, le dí un tiempo para que se arreglara para la fiesta de ésta noche ―miro mi reloj―. Por cierto, ya son las cinco. Tengo que irme. Espero que todo ésto no se salga de control como en tus fiestas anteriores.

―Vendrán Strippers ―sonríe, sádico―. ¿Te parece?

El golpe de su novia en la cabeza fué la respuesta que necesitaba. Río porque casi lo desnuca.

―¡Es broma!

―Jódete, Chris ―enojada se levanta.

Destilaba furia y no de las comunes. Era la furia de las furias.

―¡Sven espera! ¡Cariño! ―riendo la abraza por detrás, mientras esta mantiene la compostura rígida y molesta―. ¡Lo siento!

Con el brazo le golpea la entrepierna, arrugo la nariz asimilando ése dolor.

―¡Auch! ―quejándose la suelta mientras se sostiene donde lo golpeó.

―Adiós.

Se retira de un portazo, y Chris sigue quejándose de mil formas mientras que cruelmente me río por ése espectáculo. Que relación tan bonita.


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Respiro hondo, me encuentro en una situación algo embarazosa con Élisabeth, sigue quejándose mientras que yo asumo más fuerza en mis dedos.

Saco la lengua para concentrarme y terminar lo más pronto posible antes de que se haga tarde.

―¡Hazlo rápido! ―me exige―. ¿Finn?

―Espera, ¿Quieres que te lastime?

―Llegaremos tarde si seguimos a éste paso ―suspira cansada.

Doy otro segundo intento emitiendo un poco más de fuerza.

―Mierda. Creo que se atoro ―ella se queja, otra vez―. Lo haré otra vez, no te muevas cariño.

Vuelvo a forzarlo otra vez y me tiembla el pulso.

―¡Duele!

―¡Lo siento!

―¡Vas hacer que salga sangre! ―exaltada hace que me detenga.

Se voltea mirándome.

―Ésto no está funcionando.

―Tal vez si te pones en otra postura puede funcionar ―sugiero haciendo una pequeña mueca―. Voltéate, lo haré con más cuidado. Solo necesito que respires profundo.

―Vale ―contesta refunfuñando.

―¿Lista?

Tomó aire lentamente.

―Lista.

Lo hago más despacio y consigo subir el cierre de su vestido color negro con éxito. Le quedaba hermoso.

―Si lo hubieses intentado tu sola jamás saldríamos  ―reí mientras ella se mira en el espejo detalladamente.

―¿Cómo se ve? ―me mira a través del reflejo.

Me acerco por detrás y la abrazo por la cintura depositándole un beso suave en la mejilla, prosigo a subir mi boca hasta su oído lentamente.

―Te ves malditamente hermosa ―susurro, ganándome una sonrisa tenue de su parte.

Volteó plasmándome un beso en los labios dejándome embobado por ésa sensación tan suave de su boca con la mía.

―Gracias ―dulce, acaricia mi mejilla con el pulgar―. ¿Nos vamos?

Estoy en trance ante lo perfecta que se ve, sus ojos iluminan los míos despertándome cosas sublimes en mí ser. Despierto al caer en cuenta ante su pregunta, agito la cabeza.

―Si. Se nos hace tarde ―tire de su mano sacándola fuera de la habitación, nos encaminamos hasta la puerta principal riendo.

Salimos mientras hablamos sobre cosas triviales.

―Chris debe éstar enojado ―Élisa, cierra la puerta.

Camino antes que ella y abro la puerta del auto para que suba. Ella me dedica una sonrisa antes de hacerlo. Cierro la puerta y corro hasta el asiento del conductor subiendo agitado.

―No sé como tu madre te prestó el auto, otra vez ―ríe.

―Ni yo, la ultima vez casi lo estropeo con un poste ―enciendo el motor y acomodo el espejo del retrovisor mirándome por unos segundos―. Algún día tendré el mío propio.

―¿Y me llevarás a muchos lugares? ―inquiere divertida.

―A todos los que desees.

Le guiño el ojo y arranco del lugar, después de tantos intentos conseguí mi licencia para conducir aún no me consideraba el mejor. Hay espacio de silencio entre nosotros, cruzo por la izquierda rozando mi mano por todo el eje del volante.

Y ella me mira mientras lo hago, cada vez que cruzo se queda viéndome con tanto misterio.

―¿Qué pasa? ―río estirando mi mano libre para que la tome.

Y ella lo hace entrelazando los dedos.

―Te ves sexy cuando giras el volante de ésa forma ―suelta riéndose.

―¿Qué?

―Sé que es raro, pero sí, es bastante interesante ―le acaricio los nudillos sonriendo mientras sigo observando el camino―. Volveremos temprano, ¿si?

―Claro ―aseguro parando en el semáforo, el trafico no está muy congestionado por la noche―. ¿Sabes lo que me dijo Chris hoy?

―Espero que no sea nada morboso o te haya dado preservativos como aquella vez ―bufó riendo.

―Bueno, de todas formas no lo usamos. Aún no hemos iniciado con éso y ―corto mis palabras cayendo en cuenta en lo que digo. La vergüenza me inunda―. Lo siento... No creas que te estoy pidiendo éso.

―¿Vida sexual? ―murmura bajo.

Paso saliva y por poco atropello a alguien ante los nervios que me consumieron en ése instante. ¿Por qué dije éso? Maldición.

―Sí. Olvídalo ―muevo la cabeza―. No quiero que te sientas forzada o algo así, éso puede esperar.

―Nunca habíamos iniciado éste tema ―menciona tranquila.

Y ésta claro. Ella no ve la unión entre dos personas íntimamente como algo del otro mundo. Yo sí, soy demasiado tímido para éstas cosas.

―Y es mejor no iniciarlo si no quieres que terminemos estrellados contra un camión ―río forzadamente―. Perdón. Me da vergüenza.

―Entiendo ―solo le basta con reír.

Estaba seguro que estaba viendo la cara roja como tomate que tenía ahora mismo, disfrutaba verme así.

―Joder ―mascullo sin querer hablar.

En el resto del camino, decidí no decir algo más. Me sentía estúpido por haberlo mencionado no quería parecer grosero o algo así.

El silencio fué el único protagonista durante nuestro trayecto hasta la fiesta. Al final, no le conté lo que iba a decirle de Chris. Probablemente lo haga para después.

Cuándo la timidez deje de sumergirme.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora