C A P I T U L O 31
F I N N
―Seguramente por no haber ido debe estar odiándome ―susurré para mi mismo moviendo las piernas libremente las cuales iban apuntando hacia el acantilado―. O seguramente ya se arregló con ése... Bastardo y se ha ido con él. ―lancé una roca al vacío del lago―. No me sorprendería de ti...
El lugar estaba tan vacío y tranquilo, perfecto para pensar. Lo único que necesitaba, un tiempo a solas fuera de tanto ruido, sin que nadie me moleste. Me había desviado del camino haciéndole pensar a mi madre que iría a clases; decidí no hacerlo, hoy daría un gran paso que verle la cara a Élisabeth me daba temor, con solo pensarlo me sudaban las manos de los nervios. ¿Por qué demonios era tan difícil? Me sentía atado.
Siempre pintan que estár enamorado es muy hermoso, pero no... Aveces es fastidioso y una mierda.
Te sientes retraído y que todo el mundo gira entorno a ésa persona, jamás sale de tu cabeza, en cada pensamiento está ahí como un martillo golpeando excesivamente, el maldito nudo en el estomago insoportable con ése cosquilleo, estar así no era hermoso... Para nada lo era.
Y estar aquí... Estar en éste lugar me traía recuerdos.
Mi padre siempre decía "Estár enamorado es algo maravilloso, hasta que te das cuenta solo eres tu y todo se desvanece" No lo entendía mucho hasta el día de hoy... Ahora lo entendía todo. Recordarlo me hizo derramar un par de lágrimas, aún me dolía cuando la cruda realidad me gritaba directamente que él ya no estaba y que decidió tomar otro rumbo. Lo único que me hacía sentirlo conmigo era éste acantilado, que solo vive de recuerdos y palabras que el viento ya se llevo.
Y que ahora es mi refugio...
Recordé cuando le dije en éste lugar lo mucho que la necesitaba, que jamás se alejara de mí... Casi en suplicas... Una pizca de culpa me llevó haciéndome reaccionar ¿Por qué le había pedido éso? Las personas son las que deciden si quedarse o no, nunca las puedes retener a que estén en tu vida por más que quieras. Sí ella ya no me necesitaba, tenía que dejarla ir.
Cabizbajo solté aire retenido, el silencio era mi única compañía, pero el ruido interno me hacía agonizar. Mi móvil suena desde mi bolsillo haciéndome dar un sobresalto.
Al ver la pantalla mi corazón toma un ritmo rápido y fuerte. Era ella, carajo... ¿Que tengo que hacer? Las ganas de desaparecer de la tierra era mi única opción.
―No seas cobarde ―me dije a mi mismo y, acumulando todo el valor posible. Contesté―. ¿B-bueno?
―Finn... ―su voz hace que me ponga más nervioso que antes. Procedo a levantarme y a caminar de un lado a otro escuchándola―. ¿Estás bien? ¿Por qué faltaste hoy?
―Yo... Bueno... Es qué... ―tartamudeé un par de veces tratando de encontrar palabras para excusarme. Sin embargo, mi mente estaba en blanco en ése momento―. Y-yo...
―Quiero verte hoy ―interrumpió. Mi boca se abre y el aliento me falta unos segundos cuando una punzada al pecho rápida me despierta nuevamente―. Necesitamos hablar.
Y ésa ultima frase dió un giro a todo...
Rechisté, dí un par de pasos más en círculos, me senté sobre un leño, me levanté y volví a caminar como un desquiciado por todo el lugar ignorando que solo el silencio fué mi respuesta. Las emociones que me recorrían eran inexplicables; era miedo y nervios a la vez, ambas cosas juntas daban como resultado a un Finn Wolfhard con ganas de morir o posiblemente irse del país y jamás volver.
Cuándo menos creí que las cosas podían revolverse más de lo que estaba, ahí estaba yo, en el parque viéndola llegar con el corazón en la garganta. Me sonrió, se acercó a mí y me dedicó un amable saludo, mientras que yo dejaba hablar a mis acciones por si solas. Estaba estático lleno de pavor por lo que iba a decirme.
―Siéntate ―Élisabeth, me ordenó en un tono suave pero a la vez demandante. Me senté a su lado en aquel banco con temor―. Que bueno que fuiste puntual ésta vez. Gracias.
―De nada, supongo ―aparté la mirada hacia la calle tragando grueso. Con la vergüenza acumularse en mis mejillas pregunté―: ¿Y por qué estamos aquí? ¿Que quieres hablar?
Ella me mira al instante clavando sus ojos cafés con detenimiento. La miro por el rabillo tratando de normalizar mi respiración, lo cuál fué un intento inútil, las palmas de mis manos se humedecieron y, por impulso me aparté un poco de ella para al menos calmar ésas emociones que me consumían. La escena del beso seguía en mi cabeza como recuerdo imborrable.
―De lo que ocurrió ayer ―masculló―. El beso... ¿Por qué lo hiciste?
Cerré los ojos respirando profundo, no respondí. No podía hacerlo.
―Finn, no estoy molesta... ―volvió hablar, ésta vez en un tono más leve―. Al contrario, éstoy feliz que hayas sido mi primer beso, y... ―abrí los ojos mirándola sorprendido e incrédulo a la vez―. Y me gustó mucho... ―un sonrojo aparece en sus mejillas―: Me gusto mucho que me besaras...
Jadeo perplejo ante su frase. Sin embargo mantuve la misma postura quieto tratando de procesar sus palabras. Fué menos de lo que pensé, pero un sentimiento de felicidad inundó mi alma.
Apenas abrí los labios para decir algo, cuándo una voz me saca de la nube en la que me había sumergido sin querer.
Y caí en la maldita y dolorosa realidad.
―Finn ¿Sigues en la linea? ―preguntó a través del teléfono―. ¿Finn?
Maldición, solo era mi imaginación dando una mala jugada una vez más.
―Si, si... Lo siento ―agité la cabeza. «Idiota» me insulté mentalmente volcando los ojos―. Bien, si, podemos hablar... ¿Dónde nos vemos?
―¿Por qué no asististe? ―insistió en su pregunta―. Nunca faltas los Lunes, estuve esperándote.
―Me sentía enfermo ―fué lo único que se me ocurrió de forma inmediata. Oí su "Oh" como respuesta―. ¿Donde te veo? ―volví a preguntar inseguro―. ¿En el parque?
―No, es que...
―Es el lugar más cercano, ¿Por qué no? ―recogí mi mochila del suelo―. Al menos que tengas otros planes; fuera de éso... Yo también quiero hablar contigo y es muy importante ―los nervios vuelven a consumirme dando por resultado a mi voz temblorosa―. ¿Ya saliste de clases?
―Sí, de hecho voy rumbo a la salida ―solté aire como un resoplo abrumado y cansado. Puse un tirón de la mochila por mi hombro y comencé a caminar―. Te veo en unos minutos, voy hasta allá.
―Vale...
Sin más nada que decir y con ganas de lanzar el móvil como si fuése una bomba, colgué.
Inflé las mejillas pensando que era el momento del cuál estaba practicando desde la mañana, después de la charla con mi madre estaba bastante decidido, era el momento. O quizás lo fué desde el primer momento que supe que estaba enamorado de ella, espero que ya no sea tarde.
O tal vez sí lo era, aquel castaño se puso a mi paso dañando todo. Pero, no iba a pensar en él, era un estúpido, sabía perfectamente que lo odiaba y buscaba la forma de seguir provocándome. No lo iba a dejar ganar tan fácilmente.
Era el día en que me arriesgaría.
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EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]
Fanfiction❝...sɪ ᴅᴇ ʟᴀ ғᴀɴᴛᴀsɪ́ᴀ ʜᴇ ᴠɪᴠɪᴅᴏ, ᴛᴜ́ ᴇʀᴇs ᴘᴀʀᴛᴇ ᴅᴇ ᴇʟʟᴀ ᴀᴜɴǫᴜᴇ ɴᴏ ʜᴀʏᴀs sɪᴅᴏ ᴍɪ sᴜᴇɴ̃ᴏ ᴄᴏɴᴄʀᴇᴛᴏ ᴅᴇsᴅᴇ ᴜɴ ᴘʀɪɴᴄɪᴘɪᴏ. ᴍɪ ᴀʟᴍᴀ, sᴇʀ ʏ ᴇsᴘɪ́ʀɪᴛᴜ sᴀʙɪ́ᴀɴ ǫᴜᴇ ᴘᴇʀᴛᴇɴᴇᴄɪ́ᴀɴ sᴏʟᴏ ᴘᴀʀᴀ ᴛɪ...❞ •✦───────────•✧ Élisabeth Wilson, es una joven carismática y apas...