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C A P I T U L O 19

ÉLISABETH

Cruzo los brazos en medio de la acera molesta por la llamada que hace tan solos unos minutos finalizó, niego repetidas veces al recordar la excusa de Finn para zafarse. No entiendo a que desenlace quería llevarlo, pero odiaba de todas las maneras que me mintiera. Adoraba la compañía de ambos y era entendible que a él no le agradaba en nada estar con Jaeden, pero tampoco era un campo para que se excusara de esa forma e irse.

Veo de nuevo al chico castaño ojiverde salir de la tienda en la que entró hace unos momentos y yo preferí quedarme afuera. Él enfoca su mirada con la mía y con una sonrisa tierna levanta una pequeña bolsa que lleva en su mano.

―¿Que ocurre? ―pregunta una vez que está frente a mí y niego mirando el piso―. Te veo algo ¿Molesta? ¿Todo bien?

―Sí, solo... ―suspiré―. No es nada importante, solo estoy cansada.

―¿Quieres sentarte? ―señaló con  la cabeza un banco detrás de él―. Ven, también quiero mostrarte lo que he comprado.

Entrecerré los ojos―. ¿Que es?

―Siéntate y lo sabrás ―masculló jocoso sentándose y sigo su acción pocos segundos después curiosa―. Gracias.

―¿Es algún tipo de reloj? ―el sisea y yo río por lo impertinente que estaba siendo―. Perdón solo estoy con algo de curiosidad.

―Cierra los ojos ―interrumpió, arrugué la frente con rareza―. Cierra los ojos, te juro que no es nada malo ―soltó una carcajada por mi gesto-

―Bueno, confiaré en ti ―sonreí sin mostrar los dientes cerrando los ojos―. Ya, ¿cuál es la sorpresa?

Sentí como su delgada y fría mano toma la mía y en mi palma coloca algo que a mi tacto una imagen se creó en mi cabeza ¿Un collar? ¿Una pulsera de anillos? Sonrío otra vez y trato de no abrir los ojos hasta que el me lo indique.

―Ya puedes ver ―dijo, y lentamente soltó mi mano―. Espero que te guste.

Abrí los ojos lentamente viendo una pulsera de anillos dorada con una pequeña concha de mar en medio pequeña color blanca. Una presión invade mi pecho acompañada de una sensación de un fuerte Dejá vu; la escena era bastante familiar para mí, la había visto antes era cuál un sueño lucido.

―Yo... ―rechisté observándola con detalle―. Se parece a la de mis sueños.

―¿Qué? ―frunció el ceño soltando una risa a la vez―. ¿A la de tus sueños?

―Digo... ―meneé la cabeza al darme cuenta de lo que dije―. Ahm, quiero decir que siempre he querido una pulsera así; tal cual... Es como un sueño, está muy bonita ―enfoqué mi mirada con la de él―. Gracias, Jaeden.

―No es nada ―me sonrió―. En la sala de cine me dijiste que te gustaba mucho la playa y la paz que ella te transmitía, quise darte éste detalle para que siempre recuerdes lo increíble que lo pasamos hoy. ―hizo una pequeña pausa―. ¿Te ayudo a ponértela?

Asiento como respuesta y tiendo la mano―. Toda tuya.

Él sin chistar toma la pulsera y con mucha delicadeza la coloca despacio. Observo como mira hacia abajo y su cabello tan lacio y castaño desciende por su frente y sus labios algo voluminosos se entreabren viéndose tan rojizos; tan preciosos.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora