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C A P I T U L O  17

ÉLISABETH

Solté una ultima carcajada; mis tenis chocan contra el piso creando un chillido por el pasillo del centro comercial y me apoyo del hombro de Jaeden para no caerme. Él ríe por la escena de como estuve apunto de quedar en el suelo como tonta por mi risa que le daba risa.

Definitivamente la estaba pasando bastante bien a su lado; era bastante conversador, divertido y podría hablar sobre cualquier cosa trivial con él sin sentir ni una pizca de pena. La película estuvo algo entretenida y hablábamos sobre el épico desenlace que tuvo, ahora, caminábamos rumbo a cualquier lado del lugar contando anécdotas graciosos mientras yo tenía su suave chamarra puesta, hacía bastante frío por lo que me la prestó y fué una buena opción me quedaba como si fuése hecha para mí.

―¿Haz entrado al Arcade? ―señaló el lugar casi a dos metros de nosotros-

Asiento despacio; frecuentaba mucho a ése lugar cuándo merodeaba con Finn e íbamos sinnúmeros de veces a la maquina de baile.

―Sí, de hecho venía mucho con mi mejor amigo ―apreté los labios con una diminuta sonrisa―. ¿Quieres que entremos?

―Soy amante de Mortall Kombat ―rió encogiendo los hombros―. Una partida no nos vendría mal, ¿O eres mala perdedora? ―vaciló yendo en dirección al lugar donde las puertas automáticamente se abrieron, lo seguí-

―Digamos que un poco; aunque no lo he jugado antes ¿De que trata?

―El mismo nombre lo dice cariño ―masculló jocoso deteniéndose inhalando por la nariz cerrando los ojos―. Adoro éste lugar, es mi infancia resumida.

―¿Por qué venir a un arcade cuándo puedes comprar un videojuego y jugarlo en casa? ―ladeé la cabeza curiosa-

―Es diferente ―abrió los ojos mirándome entrecerrándolos―. Creo... Sólo me gusta el ambiente y... Las amistades que puedes llegar a hacer.

―Oh

Él dió una ultima sonrisa y en pasos lentos caminó a una de las maquinas; mi mirada recorre por unos segundos el lugar viendo cada esquina, los sonidos de los autos en los videojuegos resuenan en un volumen alto pero las voces de los chicos y chicas presentes hacen que sean diminutivo.

―Disculpa amigo ―Jaeden le habla a un chico encapuchado delante de la maquina donde las letras grandes y amarillentas decían "Mortall Kombat"―. ¿Acabó tu turno?

El chico apoya ambas manos en la máquina y se queda callado como si nadie le hablara, ladeé la cabeza observando la escena en silencio. Jaeden procede a tocarle el hombro dos veces y se escucha como aquel gruñe; ante él la pantalla decía "Game Over 1.0 Fatality" supongo que por éso estaba tan frustrado.

Antes que el castaño ojiverde pueda decir otra cosa, el chico voltea y pasa al lado de él chocando de bruces su hombro haciendo que se tambaleara. Jaeden suelta un quejido algo desconcertado y ambos giramos solo viendo aquella espalda ancha del chico con chamarra negra alto (un poco más alto que él) alejarse. Su forma tan pasiva y lenta de caminar me recuerda a alguien. ¿Finn?

―Que sujeto tan raro ―susurró Jae a mi costado y me volví a verlo―. Bueno, ¿Empezamos?

―Claro ―sonreí a medias y vuelvo a mirar en dirección a donde el chico se fué―. Debo estar alucinando ―susurré casi desde mis adentros meneando la cabeza-

―Bien, iré a comprar la ficha ―emocionado dió unos cuantos pasos lejos de mí―. Espérame, no tardo.

Asentí, el se aleja corriendo y me quedo parada observando la maquina, al igual que los juegos que hay alrededor. Muevo las manos sintiendo los dedos fríos casi como un hielo, con la boca jalo las mangas de la sudadera de Jaeden cubriéndome las manos, siento una mirada sobre mí.

Dicen que los seres humanos podemos desarrollar hasta un sexto sentido, en caso del mío, puedo sentir cuando alguien me mira o está detrás de mí, ¿Era como tener ojos en la espalda? Sí, digamos que así se siente.  Trato de saber de dónde proviene quién sea la persona que me hace sentir incomoda o observada, volteo y lo primero que veo es el joven escuálido con capucha, no logro ver su cara ya que al instante que lo miré volteó de bruces simulando que estaba en la maquina de peluches, que sospechoso era éso.

Sin embargo, cuando trato de indagar más,  Jaeden llega y todo se esfuma tan rápido que en menos de cinco segundos cuando vuelvo a ver y el chico ya no está.

―¿Que ocurre?

―Nada ―respondo confundida agitando la cabeza―. No ocurre nada, solo me distraje ―dí una sonrisa suprimida―. ¿Compraste las fichas?

―Desde luego ―me devolvió la sonrisa con devoción  poniéndose ante la maquina―. Te va a gustar.

Sonreí poniéndome a su lado no sin antes observar hacia la salida.


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2

―Es increíble que hayas elegido a Kitana ―Jaeden me mira por milésima vez―. Mi personaje favorito es Sub-zero, aunque también Scorpion, existen muchas variables.

―No soy muy fan de los videojuegos, pero la he pasado increíble ―le sonreí―. Me he divertido mucho.

Él continuó hablando de los personajes mientras caminábamos por el pasillo hacia la heladería, yo, yo no entendía  nada, ésto me recordó a mis platicas con mi mejor amigo. Hablaba todo el tiempo de sus videojuegos y de los nuevos que salían con tanta emoción; aunque no entendía mucho del tema me gustaba escucharlo.

Al recordarlo una ola de sentimientos me invaden, ése sentimiento de culpa por no estar con él en éste día que se suponía que era especial para nosotros y lo mandé literalmente por un tubo.

Siento una presencia cercana detrás de nosotros , volteo a mirar y no veo a nadie, ¿Por qué tengo el presentimiento que alguien me espía? Estoy volviéndome loca.

―¿Te sientes perseguida por alguien acaso? ―vuelvo a poner la mirada al frente sacudiendo mi cabello, suelto una pequeña risa―. Desde que salimos del arcade miras cada cinco minutos hacia atrás.

―Digamos que sí siento que alguien nos sigue ―musité soltando un prolongado suspiro―. Bueno, tal vez sea mi imaginación, aveces me hace malas jugadas.

―El chico del arcade ―mencionó haciéndome fruncir el ceño―: El chico del arcade tenía mala pinta, como... no lo sé... ¿Maleante? ―continuó-

―Fué extraño, sí ―me rasqué la nuca dudosa―. Pero no creo que sea él, no lo he visto más desde que salimos.

―Solo fué una suposición ―soltó una pequeña sonrisa jocosa con las manos en los bolsillos―. ¿Sabor? ―cuestiona una vez que nos acercábamos a la heladería―. Oh, no me digas... es ¡Chocolate! ―se volvió a verme con la ceja alzada―. ¿Me equivoco?

―Acertaste ―asentí con una sonrisa a medias―. Solo, voy al baño, ya regreso ¿si?

―Vale, tomate tu tiempo ―me sonrió una vez más tranquilo-

Le devuelvo la sonrisa y una vez que me volteo ésta se borra a causa de mi incomodidad, no me sentía segura, no del todo después de sentirme acosada o algo por el estilo desde la sala de juegos. En pasos rápidos camino sin rumbo alguno (tampoco tenía idea a donde quedaban los baños), lo había olvidado ya que todas las veces que he venido me pierdo por lo grande que es el centro comercial.

Paso mi lengua por el interior de mi mejilla hasta la encía delantera caminando ahora más lento dedicándome a observar el lugar y relajarme; pero era imposible, fué imposible cuando volví a sentir esa presencia observarme, me detengo y giro sobre mis talones viendo al chico del arcade mirando por el cristal a aquel maniquí de la tienda de ropas con la mano en la mandíbula pensativo; su manera de disimular era un asco.

Ruedo los ojos y me doy un respiro para llenarme de valor y acercarme a él tocándole el hombro dos veces de manera casi traspasándole el dedo por la tela de la chamarra.

―Hey ―hablo tratando de mirarlo a la cara pero el solo mira en dirección opuesta notablemente nervioso―. No quiero sonar ni verme grosera pero ¿Por qué me sigues? ―solté sin estribo-

―¿Yo? ―respondió al cabo de unos segundos sonando su voz a una más gruesa y carrasposo de lo que parecía para alguien tan joven pero, a leguas se notaba que la fingía―. Lo siento por darte ésa sensación... es que... ―hizo una pausa y me miró unos segundos para después salir corriendo―. ¡Adiós!

―¡Oye! ¡Regresa! ―exclamé siguiéndolo a toda prisa―. ¡No huyas!

A continuación, un percusión se desata por todo el centro comercial entre el y yo, el huye como si dependiera de su vida y yo lo sigo gritando como loca ganándome las miradas de todos los que rondaban tranquilamente por ahí.

Cuando creo alcanzarlo, él desaparece de mi vista yendo por un pasillo a la izquierda a toda prisa, me detengo respirando rápido mirando de un lado a otro, hasta que una idea enciende mi mente como foco y decido darle una sorpresa tomándolo desprevenido. Voy por el otro pasillo dando una vuelta hasta verlo de espaldas asomando su cabeza como si se hubiese desasido de mí, lo sostengo por la chamarra jalándolo como trapo y el grita asustado mirándome.

―¡Ja! ¿Te crees muy listo, no? ―le quité las gafas de empellón―. ¿Finn?

―Hola ―soltó una risa penosa rascándose la nuca―. ¿Ta...rán?

Diversas lineas se dibujan en mi frente tratando de procesar todo ¿Finn me estuvo vigilando y siguiendo todo éste tiempo? ¿Que estaba pasando?

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora