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C A P I T U L O 48

N A R R A D O R

―Y... ¿Dónde está tu madre? ―inquirió el castaño ojiverde inseguro mirando a la chica que solo aguardaba silencio nerviosa ante su presencia.

―Salió hace un rato ―contestó Élisabeth, casi en un susurro sentándose frente a él―. De acuerdo, ahora que estamos aquí es momento de hablar.

«¿Quién en su sano juicio pide aclarar las cosas cuando la escena de aquella noche habló por si sola? Exacto, solo yo» pensó desde sus adentros implorando que todo acabara bien de una vez por todas, ella deseaba que todo quedara claro y cada quién tomara su rumbo.

Quizás no fué buena idea insistirle a Jaeden que fuése hasta su casa, o tal vez sí.

Lo ultimo que quería era que él la odiara de por vida, porque... Después de todo tenerlo en su camino fué una buena ayuda para conseguir lo que ella tanto había deseado desde que tiene memoria.

Al final de cuentas: El si fué el chico de sus dibujos.

Pero no él chico que tendría que pasar toda su vida junto a ella, ni el verdadero amor que alguna vez ansió en sus sueños.

―Bueno. ¿Qué tienes que decirme? Según todo ya quedó claro entre los dos. ―soltó el chico enarcando una de sus cejas.

A lo que ella exhaló pensativa; no podía asumir la culpa que la haya visto besándose con su mejor amigo en la habitación.

―Con respecto a lo de ayer en la fiesta...

―Lo de ayer en la fiesta no importa, créeme ―cortó, serio―. Vine con la intención de que dijeras algo que al menos pudiera calmar ésto, no de aquello.

Lamió sus labios antes de hablar―. De verdad lo siento... Y, no hablo por el echo que me haz visto besándome con Finn, lo digo por haberte mandado al diablo de ésa forma, no era la manera.

En su boca se dibujó una enorme O ante su frase, desconcertado, jadeó ceñudo.

―¿No te duele que te haya visto besándote con tu mejor amigo? ―atacó mirándola aún con asombro.

―No ―replicó, honesta―. Porque tu también me hiciste lo mismo, te besaste con Betty. No te ví, pero estoy segura de ello por lo tanto ambos estamos a mano. Además, ¿Por qué tanto resentimiento por ésto? Si ni siquiera estás enamorado de mí, solo fué un capricho.

―¿Capricho? ―soltó anonadado―. ¿Qué te hace pensar éso? Mejor dicho: Es todo lo contrario. ¿Por qué? Porque yo si fuí TU capricho ―hizo énfasis en la penúltima palabra―. Con toda ésta mentira de: Eres El Chico De Mis Dibujos. ―mofó―. ¡Yo sí estaba enamorado de tí!

―Como dijiste: ESTABAS. ―recalcó alzando los brazos.

―Y lo sigo aún, Élisabeth.

Giró el rostro sin creer una sola palabra, sin embargo soltó lo ultimo que le quedaba entre ella―. ¿Qué pasó entre tu y Betty? Quiero que seas tu mismo el que me lo diga.

―¿De qué hablas?

Ella suspiró tratando de encontrar paciencia dónde no la tenía.

―¿Salieron? ―volvió a preguntar severa.

―Y-yo... ―trató de retenerse otra vez, pero dedujo que solo sería una perdida de tiempo. No valía la pena seguir en mentiras―. Bueno... ―bajó la cabeza soltando un suspiro.

―¿Sí?

Entonces, él asintió lentamente. No lo tomó como sorpresa, ya lo veía llegar, ella solo sintió una pizca de molestia recorrerle el cuerpo ya que él le había mentido durante ésos días.

EL CHICO DE MIS DIBUJOS© [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora