CAPÍTULO 8: El concurso

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AGONEY

Agoney estaba muy nervioso y asustado. Era la primera vez que cantaba delante de alguien que no fueran sus padres, evidentemente, aunque no la primera que alguien le oía cantar. Y se sorprendió tanto cuando el rubio le había dicho que cantaba bien. Su madre le había enseñado muchas cosas, y cuando estaban en Tenerife iba a una academia, que aquí ya no se podían permitir. Las sinceras palabras de Raoul le habían emocionado, se ve que al chico le apasiona la música tanto como a él. Pero ese recuerdo no se le iba de la cabeza, intentaba no hacer agudos desde entonces, incluso por un tiempo dejó de cantar, pero al final eso era lo que más le gustaba así que se lo reservó para sus momentos en soledad. Saber que había alguien a quién le gustara su voz, más allá de su madre y su amiga Mimi, le llenó de vida.

Pero no todo fue bueno esa tarde, porque después del agobio que tuvo después de cantar (intentando tranquilizarse en el baño y dejando a un Raoul confundido) su madre le llegaba con otro gran problema. Estaba sentada en la mesa del comedor, y un montón de papeles adornaban la pequeña mesa de cristal. Sus gafas estaban colocadas encima de su desordenado pelo, y se podían apreciar las ojeras que tenía. Llevaba todo el verano luchando para que fuera un buen año económicamente, había conseguido otro trabajo y su padre había hecho turno doble en el bar dónde trabajaba. Pero aún así...

- Cariño no puedo pagar un profesor de piano. Nadie más se ha apuntado este año.- Su madre le miraba preocupada.-Como no sigas dándole tu las clases, yo, no se, a lo mejor es mejor que cierre la academia. Tengo que vender el resto de instrumentos. Ya no se que más hacer.

Su padre apareció por la puerta, caminando me dirigió una sonrisa y puso ambas manos sobre los hombros de su madre, que levantó la cabeza para besar a su marido.

- Mamá no te preocupes, seguiré dándole clase, no pasa nada. No quiero que lo cierres. Te ayudaré a pagar las facturas, ya puedo empezar a trabajar y...

- ‎¡No! Tú tienes que estudiar hijo, yo me encargo de lo demás. Por cierto dile a ¿Raoul?- Agoney asintió con la cabeza mientras se sentaba en la mesa, frente a su madre.- Pues le dices que lo siento mucho pero que no hemos encontrado un profesor. Y ahora vete a dormir anda.

Agoney se levanto resignado y fue en dirección a la habitación, pero se quedó a medio camino, escuchando la conversación que mantenían sus padres.

- Es que nos van a quitar la casa, y estoy a esto de vender la academia, es lo único que puedo hacer...

- ‎Tranquila... Ya verás como irá mejor, haber sido directora de un instituto te abre muchas puertas, no lo des por perdido.

Agoney no lo entendía, ¿su madre iba a cambiar de trabajo? ¿O la habrían echado?

Fuera lo que fuera, tenía que conseguir dinero de algún sitio. Esa academia era muy importante para él y su madre. No quería ver como su sueño se iba al traste. Muy en el fondo, Agoney se sentía culpable de haber llegado a esa situación.

Todos lo miércoles a primera hora tenían tutoría. Las primeras semanas tan solo se informaba sobre las optativas, información para la universidad y nuevas actividades. La tutora de Agoney era una joven de pelo rizado y rubio que no era muy mayor, pero si tenía bastante carácter. A Agoney le caía bien, sabía poner en su sitio a Cepeda y sus amiguetos sin personalidad.

- Chicos tengo una gran noticia, están preparando un concierto para halloween, dónde harán un concurso de canto y baile, los ganadores actuaran de teloneros. Os animo a que todos los que queráis a que participéis.- Agoney miró a Mimi, y Mimi miró a Agoney. Mimi sabia que Agoney cantaba, y él sabía que Mimi bailaba de lujo, pero ninguno se atrevía a levantar la mano.- Tendré que decir algo más... el premio serán 1000 euros para quién quede el primero y 500 para el segundo.

Toda la clase se revolucionó en cuanto dijo eso, era previsible, el dinero movía el mundo. A quién no movía era a Agoney. Mimi levantó la mano aprovechando tal escándalo, y miró a Agoney esperando a que hiciera lo mismo.

-Está bien chicos, silencio, levantar la mano los que queráis que os daré la información. Unos cuantos más alzaron la mano, y, tras las insistencias de Mimi, Agoney también.

-Bueno, el marica cantando, lo que faltaba ya. Jajaja. Yo quiero ver eso.- Carlos se había girado hacía él mientras el resto de la clase hacía lo mismo. Cepeda le miraba sonriente.

-Seguro que no le dejan ni participar, lo único que sabe hacer es chillar. Lalalalala.-Cepeda puso la voz muy aguda, queriendo imitar a Agoney.

-Ago,no les hagas ni puto caso. Vuelve a levantar la mano.-Pero Agoney no estaba escuchando el susurro de Mimi. Tan solo podía mirar a Cepeda con cara de odio y el corazón martilleándole en el pecho por si se le escapaba decir algo más.

-Muy bien, nadie más.-Agoney se preguntaba porque nunca se enteraba la profesora de nada, se acababan de burlar de él, y para ella seguian siendo cosas de niños, ya se lo había dicho años atrás, cuando Agoney se quejó de Cepeda, creyendo que contando todo lo que le hacía le expulsarían o algo. Pero lo único que hicieron fue hablar con Cepeda y empeorar aún más la situación.

Agoney se quedó pensando el resto de la mañana en el concurso. Lo que necesitaba era ese premio, pero no se veía capaz de presentarse. Y si Cepeda decía algo, o si tenía razón y ni siquiera le cogían. Posiblemente hasta tuviera razón en lo de que no sabía cantar. A la hora del patio Agoney le preguntó a Mimi sobre que debería hacer, aunque ya sabía la respuesta de la rubia.

-¡Preséntate ya! Seguro que ganas, cantas super bien Ago, ni caso a Cepeda ni a Carlos, ellos ni te han escuchado.- Agoney sonrió dándole la razón, aunque no la tuviera del todo. Y es que Cepeda si le había escuchado cantar, y unas cuantas personas más también.-Mira he leído la información y solo tienes que enviar un vídeo cantando. Después si te cogen ya te dicen ellos lo que tendrás que hacer. No pierdes nada.

- Ya veré Mimi, ya veré.

Clases De Piano(#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora