CAPÍTULO 68: Canciones para llorar

1.7K 152 34
                                    

RAOUL

Raoul notaba como su hombro se iba humedeciendo a causa de las lágrimas del moreno. Le dio rabia no saber muy bien que hacer, pero estaba dispuesto a escuchar a Agoney, de consolarlo y de ayudarle. La pequeña charla que había tenido con su madre le había aclarado un poco las ideas y, aunque no era el momento de hablarlo con Agoney, se había quitado un gran peso de encima.

Agoney acababa de salir por la puerta cuando Raoul se abrazó a su madre. 

- ¿Que tal está?- Miró a su madre y se sintió un poco culpable.  No había hecho nada para hacer que Agoney se sintiera mejor, todo lo contrario, había tenido que ser el moreno quién lo consolara a él. - ¿Que pasa Raoul?

Su madre le conocía, y aunque acabara de llegar de un viaje, sabía que llevaba tiempo comportándose diferente, escondiendo algo. Con solo una mirada podía hacer que Raoul lo soltara todo. Pero le faltaba la compañía de Agoney para poder hacerlo.

- ¿Puede dormir conmigo?- Su madre mostró una mueca de sorpresa al haber cambiado de tema tan rápido.- Es... porque... así si tiene algún problema por la noche...

- Claro que puede dormir contigo. Raoul, ¿hay algo más que quieras decirme? Ahora estamos solos, hace tiempo que no hablamos...

Se quedó sin respiración unos segundos. Su madre lo sabía. Lo sabía o se lo imaginaba. Llevó una de sus manos  a la boca y empezó a morderse las uñas. Odiaba hacerlo, cuando era pequeño lo hacía mucho hasta que su madre decidió ponerle pimienta para que parara. Recordar eso le hizo apartarse la mano rápidamente de la boca.  Miró a su madre, quien le miraba con una tierna sonrisa, esperando para escuchar lo que su hijo tuviera que decirle. Sin presionarle, dejando que fuera él quien decidiera contarle lo que quisiera y como quisiera. Y entonces Raoul se lanzó, porque era su madre, y porque no podía guardárselo más.

- Soy gay.- Tapó su cara con las manos, y pudo notar como iba poniéndose rojo. No podía aguantarse las lágrimas de emoción. Ya lo había dicho, ya estaba.  Sintió a su madre acogerle entre los brazos y como depositaba un beso en su mejilla.- Y...y mamá... estoy con Agoney...

Empezó a sollozar, sin saber muy bien el motivo, porque realmente estaba feliz. Había conseguido decirlo y se había quitado el nudo del pecho. No pensó que seria tan fácil, no creyó que su madre iba a reaccionar así, y sin duda no esperaba que su madre ya lo supiera.

- Por fin. Ya pensé que no confiabas en nosotros. ¿Por qué no lo dijiste antes?, has tenido otras novias y las has traído a casa, nos las has presentado, has llorado cuando lo habéis dejado...

Entendía a su madre, pero bien sabían que no era lo mismo. Y tenía miedo a que le obligaran a sacar a Agoney de su vida. Porque no era solo su novio. Le había aportado muchas cosas a parte de amor y le había enseñado muchas cosas a parte de música. Y no podía dejar que abandonara su vida bajo ningún concepto.

- ¿Papá lo sabe?- Su madre negó con la cabeza, y Raoul suspiró tranquilo.

- Pero no te preocupes, porque él te quiere mucho, como yo.  Y no vamos a hacer ni decir nada que pueda herirte. No tienes que tener miedo, tu sigues siendo tu. No has cambiado. Bueno, si has cambiado, desde que estás con Agoney te veo más feliz. 

- Mamá te quiero mucho.- Volvieron a abrazarse, y volvió a sentir como su madre podía calmarle en un momento. Solo con unas palabras había conseguido liberar a Raoul de un peso que no debeía tener. Y ahora, Raoul lo entendía, entendía que no tenía que esconderse, y que todo a lo que tenía miedo eran cosas ilógicas creadas en su cabeza, porque ni él mismo podía aceptar que le gustaban los chicos. Porque toda su vida había creído que era de una forma, y ahora estaba descubriendo cosas de si mismo que no conocía en absoluto.

Clases De Piano(#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora