AGONEY
Sabía que tenía que aprender a aceptar las críticas, pero aún no tenía suficiente autoestima para hacerlo. Los comentarios de Cepeda, Roi, Carlos... y los de la mitas del instituto no le dejaban levantar cabeza. Un día estaba bien, y no le importaba nada; al otro estaba que parecía un alma en pena vagando por el instituto. Y la única que podía y quería aguantarle era Mimi. Agoney también ayudaba a Mimi, entre ellos se animaban, se contaban los problemas y se daban soluciones. Por eso iba a pensarse bien lo del concurso, porque si ella decía que cantaba bien a lo mejor tenía que creérselo. Y, además, tenía otro rubio al que también le habían gustado sus "gritos". Estaba casi decidido a hacerlo, pero necesitaba los medios para ello. ¿Donde grabaría el vídeo? Porque aunque antaño tuviera un montón de vídeos cantando, ahora ya estaban todos borrados, en consecuencia a un impulso de rabia y lágrimas que casi acaba con su sueño de ser cantante.
Así que, de camino a casa, decidió que preguntaría a su nuevo amigo Raoul. Si insistía tanto en ser su amigo, seguro que le apoyaba si se lo contaba ¿no? Puede que incluso le ayudará a grabarlo y todo.
- Agoney, el sábado viene tu hermana Glenda a pasar unos días.- Agoney abrió tanto los ojos que tuvo que pestañear un par de veces para que dejaran de picarle.
- ¿De verdad?- La sonrisa de Agoney se ensanchó aún más cuando su madre asintió.
Ya en la academia, diez minutos antes, se preparaba para enseñarle a su alumno una nueva canción que le gustaba mucho. En su mochila estaba el folleto del concurso esperando la oportunidad de poder ser enseñado. Raoul llegó puntual y, sin ni siquiera saludarle, se sentó a su lado en el piano. Callados los dos, Agoney empezó a tocar. Temía ser él quien empezará la conversación, creía haberse dado cuenta de que el rubio estaba algo enfadado, y no quería que la pagara con él.
- ¿Que canción es?- Por fin la ronca voz de Raoul se oyó por encima de la melodía del piano, que cesó enseguida cuando Agoney se giró a mirarle.
- Se llama Creep. Es una de mis canciones favoritas, me identifico con ella en cierto sentido.- Agoney sonrió a Raoul, pero él no le miró, se quedó observando las manos del contrario con aire pensativo.
- ¿Me la cantas?- A Raoul se le corto la voz al final de la frase, y Agoney temía que se pusiera a llorar. El rubio tragó saliva y, mirando a Agoney, siguió hablando.-Por favor.
Raoul intentó mostrar una sonrisa que no llegó a serlo. Agoney se equivocaba. Raoul no estaba enfadado, estaba dolido. Así que tragándose la vergüenza, cerró los ojos y puso las manos en el teclado. Unos acordes después, su voz acompañó al piano.
When you were here before
Couldn't look you in the eye
You're just like an angel
Your skin makes me cry You float like a feather In a beautiful world
Agoney abrió los ojos para mirar a Raoul, para cantarle.
And I wish I was special
You're so fuckin' special
A Raoul se le calló una lágrima que rápidamente se quitó con la manga de la sudadera, después agacho la cabeza.
- Gracias... y lo siento.- lo había dicho susurrando, pero el silencio de la sala había hecho que Agoney lo escuchara perfectamente, posando una mano en su hombro.
-¿Que te pasa?- Agoney lo había dicho lo más suave y comprensivo que sabía. Pero Raoul salió a la defensiva.
-¿ Yo tengo que decirte lo que me pasa y tu a mi no?- Raoul estaba a punto deponerse a llorar, Agoney lo sabía porque había estado en esa situación antes. Una palabra más y explotaría. Y Agoney sabía que tenía que provocarlo para que pudiera desahogarse.
- Pues sí. Yo soy tu profesor, soy más que tu y me tienes que hacer caso.- Raoul soltó una risa seca.
-Así que es eso! Yo solo soy tu alumno. Y soy un imbécil y un estúpido que no sabe hacer nada y tienen que enseñarle como a los niños pequeños.-Raoul ya estaba llorando, se había levantado y caminaba alrededor del piano nervioso y tirándose del pelo.- Solo soy un niñato que no sabe lo que hace. Pues que sepas que... que yo... que todo eso es la puta verdad.
Había parado de dar vueltas y ahora se había dejado caer, apoyado en la pared, al suelo. Se tapó la cara y empezó a sollozar. Agoney se acercó, se sentó a su lado, y pasó un brazo por encima de sus hombros acercándolo a él. Nunca hubiera imaginado que ese rubio prepotente que conoció, o creyó conocer, hace dos días, era el mismo que lloraba ahora entre sus brazos. Le entraron ganas de llorar a Agoney también, y es que a veces los comentarios de la gente afectan mucho y el rubio debía de haber oído bastantes después de lo que ha confesado. Al final tenían más en común de lo que pensaban.
- ¿Sabes?- Agoney le levantó la cara a Raoul para que le mirara. Sus ojos color avellana estaban brillantes y sus mejillas mojadas.- Nadie, nunca, puede decirte de que eres capaz y de que no. No pueden llamar tonto a un ingeniero por no saber tocar el piano, porque puede que no se le da bien, o simplemente no le guste. Tú, no eres imbécil. Tú, eres un chico seguro, que no deja que nadie le pise, y que va a intentar que esa mierda de comentarios no le afecten una mierda. ¿Vale?
Agoney tendría que aplicar lo que ha dicho para él mismo. Aún se le da mejor animar a los demás, y que los otros se sientan bien aunque él esté roto por dentro, como estaba pasando en ese momento.
-Gracias.- Raoul sonrió al moreno y se secó las lágrimas.- Aunque me has dicho que tú...
-Yo nada. Somos amigos ¿no?
-Sí. Me ha gustado mucho la canción, me ha emocionado. Nunca la había escuchado, ¿de quien es?
Sabía que estaba intentando cambiar de tema, y no parecer un blando delante de él. Pero no le importaba así que le explicó quien era el grupo, después se sentaron al piano y empezaron la clase.
Con tanto jaleo al final Agoney se olvidó de preguntarle acerca del concurso, no creía que fuera la mejor situación para enseñárselo, pero, antes de irse, le hizo una última pregunta.
- Me das tu número de teléfono? Digo, como somos amigos y tal. O por si algún día no puedes venir, o yo no...
- Me has convencido con lo de que somos amigos. Mi número es...
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Clases De Piano(#Ragoney)
FanfictionCuando era pequeño, Raoul aprendió lo que era la música gracias a su abuelo. Pero desde que éste murió Raoul no ha querido saber nada más de ella. Un día sus padres ven un anuncio de una academia a buen precio y deciden apuntar a su hijo con la espe...