CAPÍTULO 83: Libertad

1.9K 159 68
                                    

RAOUL

23 de noviembre 2018

Raoul se despertó en mitad de la noche abrazado a la almohada, se incorporó en la cama y notó su cara mojada por las lágrimas. Dio un suspiró y volvió a echarse para seguir soñando. Pero sabía que era imposible volver a soñar lo mismo, así que se quedó mirando al techo. Recordando.

23 de noviembre 2014

Le despertó un grito, el suyo propio. Fuera había una tormenta eléctrica que resonaba por toda su habitación. Se levantó rápidamente, corriendo a la habitación de su abuelo y le llamó varias veces. A sus 14 años seguía teniendo miedo de las tormentas, pero no le avergonzaba, su abuelo le había enseñado a no hacerlo.

- Abuelo...Abuelo...- Al principio fue con cuidado, después lo zarandeó más fuerte. Seguía sin responder. Empezó a ponerse nervioso, y el fuerte sonido de la lluvia no conseguía tranquilizarle.- ¡Abuelo! ¡Abuelo tengo miedo!

Empezó a llorar, aún agarrado a la mano de su abuelo,cuando su madre entró por la puerta.

- Raoul, ¿que haces?- Se giró a mirarla y cuando ella vio que estaba llorando se acercó corriendo.- ¿Que ha pasado?

Intentó despertar a su abuelo otra vez, con ayuda de su madre, pero Susana acabó saliendo del cuarto a toda prisa, llamando a Álvaro para que se levantara. Raoul ya se temía lo peor.

Dos horas después, le confirmaron que había muerto de un derrame cerebral que no pudieron coger a tiempo.

Se levantó de la cama y fue al estudio. Soñar con su abuelo siempre le dejaba ganas de tocar, y últimamente era lo único que hacía, acompañado de Agoney. Se sentó al piano y puso las manos sobre el gran piano. Recordó el día que sus padres le dijeron lo de la academia de música. Recordó como al principio se negaba a ir, y se negaba a hacerse amigo de Agoney. Y si no hubiera sido por eso no hubiera conocido nunca a Agoney. O puede que sí, pero no se hubiera fijado en los pequeños detalles que le hacían especial, hubiera pasado por alto como sus manos acariciaban el piano, como su boca se movía con cada nota que te entonaba y como todo el conjunto el hacía sentir plenamente feliz.

Paró de tocar. Durante los últimos 3 años Raoul se pasaba el día envuelto en recuerdos, con fotos, vídeos y lágrimas, sin que sus padres pudieran impedírselo. Si había clase se la saltaba. Cómo en aquella ocasión.

Pero Raoul no se sentía igual a otros años, no sentía la angustia en su pecho, ni el sentimiento de culpa al estar tocando el piano, que ahora se había convertido en suyo. No notó la necesidad de que su abuelo fuera recordado, no necesitó cerciorarse de como era su cara, sus gestos, sus movimientos, porque lo tenía todo en la cabeza, lo recordaba al tocar.

Ya no estaba llorando pero se quedó un buen rato observando las teclas. Sin saber muy bien que hacer a continuación. Pensó en llamar a Agoney, pero entonces le despertaría y el si tenía que madrugar para ir al instituto.

Aún así le envío un mensaje, sintiendo la necesidad de hablar con él, de aunque fuera desahogarse contra una pantalla.

Yo: Ago

Yo: sé que es muy tarde o muy pronto depende como lo mires, yo que se, me estoy liando

Yo: es que me he levantado y bueno hoy es el día

Yo: el día en que murió mi abuelo

Raoul respira antes de seguir escribiendo. A pesar de ser un móvil nuevo, ya tiene un pequeño arañazo en la pantalla, se quedó mirándolo hasta que fue capaz de seguir.

Clases De Piano(#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora