CAPÍTULO 11: RaÚl

1.7K 135 11
                                    

RAOUL

Raoul había salido de casa muy enfadado, pero a medida que caminaba por la calle, las palabras de su padre cada vez tenían más lógica.

- Raoul quiero que me expliques que coño hacías con el móvil encendido en clase.- Su padre había entrado en su habitación sin llamar. Estaba furioso y, aunque su padre fuera muy simpático en un principio, tenía muy mal carácter cuando se enfadaba.- Mira mejor no digas nada, solo dame el móvil. Me parece vergonzoso que me tenga que llamar tu profesora para decirme tal cosa. Estás castigado evidentemente. Ah y ya te puedes disculpar con tu madre.

- Esa profesora me tiene manía, ya te lo dije.- Raoul no era muy buen estudiante, pero se esforzaba y conseguía ir aprobando todo. Todo menos matemáticas. Y le había dicho a sus padres los problemas que tenía con aquella profesora, pero ellos solo veían el problema en él. 

- Esa profesora hace su trabajo y si tu no sabes sumar no es su problema. Deja de actuar como un niñato y compórtate. Que no tenga que contratar a  un profesor particular solo porque no quieras hacer nada, pago un instituto privado por algo Raoul.

Había veces que odiaba a su padre. Llegó a la clase con un nudo en la garganta y esperó a que Agoney dijera algo. Pero en vez de hablar, empezó a tocar. No le apetecía hacer nada así que le pidió  que le cantara la canción. Pero su voz, mezclado con el piano, y juntado con sus sentimientos le hizo explotar. Menos mal que ahí estaba Agoney, apoyándolo sin juzgarle, diciéndole todo lo que él quería escuchar y deseaba que fuera verdad. Se sintió  un poco ridículo al final, pero supo cambiar de tema antes de que la conversación se hiciera más seria. Ya se había desahogado lo suficiente.

Se le quedó una sonrisa boba cuando el moreno le pidió el número de teléfono y no dudó en dárselo. Aunque tendría que pedirle a su padre su móvil para poder hablar con el  canario.

En la puerta, justo antes de marcharse, Agoney le paró por segunda vez.

-Oye, que seguiré siendo yo tu profesor de piano, espero que no te importe.- Le sonrió mostrando los dientes.- Es que hemos tenido algunos problemas este curso, como puedes observar no hay más alumnos.

- No te preocupes, me encanta que seas mi profesor.

Raoul se fue dejando a un Agoney sorprendido. ¿A quien se le ocurre decir eso? A Raoul por supuesto. Y  era verdad porque si que le gustaba como explicaba, sin atosigar ni hundiéndole si no le salía algo. Y aunque aún no fueran muy íntimos, él se había abierto con él y esperaba que el canario acabara haciendo lo mismo. De camino a casa iba teniendo más remordimientos y nada más cruzar la puerta de casa se lanzó a bazos de su madre.

-¡Lo siento mucho!- Raoul se emocionaba muy rápido, pero si se trataba de su madre, la mujer que más quería, se le saltaban las lágrimas a la primera.- Te quiero.

Su madre le abrazaba con una sonrisa en el rostro mientras lo tranquilizaba.

- No pasa nada, y ahora dime que ha ocurrido. ¿Por que estabas así?

Raoul le confesó como se sentía, y ya llevaba mucho tiempo aguantando. Era su padre quien más se preocupaba por las notas en el instituto y por su futuro. En cambio su  madre se preocupaba por como se encontrara él, y eso hacía que le tuviera un cariño especial  a su madre.

Su padre fue a verle horas después, cuando ya estaba a punto de irse a dormir. 

-Mañana te devolveré el móvil. Pero si suspendes olvídate de verlo durante una semana. Estas avisado, y tienes suerte que tu madre me haya convencido. - Le dedicó una última sonrisa y salió de la habitación.    

A la mañana siguiente Raoul, a las siete en punto, estaba de pie delante del despacho de su padre. Odiaba madrugar, pero recuperar su móvil era más importante que pasarse media mañana bostezando y el día entero con ojeras.

Ya con el móvil en sus manos bajo a desayunar. Tampoco tenía muchos mensajes, unos cuantos del grupo de amigos decidiendo a que hora quedar el sábado y hablando de chorradas. Pero Raoul sabía que mensaje quería encontrar y cuando vio que un número desconocido le saludaba no dudo en abrir el chat y añadirlo a sus contactos.

Agonias: Hola, soy Agoney, el de la academia.

Yo: No conozco a más Agoneys.

Esperó unos minutos hasta que le contestó.

Agonias: Era por si acaso idiota. jajaja

Yo: Habrás escrito bien mi nombre ¿no?

Yo: Es RaOul con O eh!!!

El canario no le respondió, y Raoul aprovecho para observar su foto de perfil. Salía él con una gorra y  otra chica rubia detrás. ¿Sería su novia? No le dio tiempo a pensar más pues Agoney le había enviado una imagen. Era una captura de pantalla y en la parte de arriba se podía leer: "RaÚl".

Yo: Serás cabrón.

Agonias: JAJAJAJAJJA

Yo: Pues yo te tengo como Agonias

Yo: Jajajajajaja

Agoney se desconectó y Raoul se empezó a reír. Su madre le miraba extrañada y le preguntó que sucedía.

-Nada, mamá nada. 


Otra vez se encontraba en clase de matemáticas. Nerea ya se había disculpado con él unas mil veces y Raoul había perdonado cada una de ellas. Y es que la pequeña se sentía fatal.

- El viernes de la semana que viene es el examen y os recomiendo que  empecéis ya, sobre todo algunos que van fatal.- Dirigió su mirada a Raoul y todos se giraron a mirarle. Pero Raoul tan solo sonrió socarrón y lo apuntó en su agenda. No dejaría que esa profesora le jodiera la vida. Él sabía para que valía e iba a seguir el consejo de Agoney. 

- Raoul...- Ya habían acabado las clases y estaban recogiendo todo para irse a casa (bueno Raoul para limpiar la clase) cuando Nerea se acercó a Raoul.- ¿Podemos hablar?

- Nerea que ya te he perdonado, que no te preocupes.- Nerea negó con la cabeza sonriendo.

- Que no es eso tonto. Es que estoy conociendo a alguien por whatsapp y... bueno quiere que nos veamos pero me da mucha vergüenza y no se que hacer.

- Jajajaja. Lo sabía joder! ¿Alguien más lo sabe?-Nerea movió la cabeza los lados y se dirigió a la puerta de clase.- Pues lo sabrán porque el sábado vas a invitarlo avenirse con nosotros. Así no estarás sola y yo me entero de quien es.



Clases De Piano(#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora