CAPÍTULO 35: Charla con Ricky

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RAOUL

Esa mañana, a la hora del patio, Miriam había comentado que Amaia y Alfred participarían en el concurso de Halloween. Se alegró por ellos, pero sintió cierta desilusión. Agoney cantaba mil veces mejor. Aunque Alfred y Amaia, la famosa pareja del instituto desde hace dos semanas, tenían fama de hacerlo muy bien. Les había oído cantar en alguna actuación de Navidad en el mismo instituto, pero nunca había puesto mucho empeño. 

Por eso, en cuanto vio un mensaje en su ordenador nada más llegar a casa, se puso nervioso. No sabía que le iba a decir  a Agoney si no lo cogían, aunque dudaba mucho de que no lo hicieran.  Por eso cuando leyó el texto no se sorprendió mucho: "...Agoney Hernández  es usted uno de los participantes del concurso de Halloween 2018, por favor póngase en contacto con nosotros para más información...". 

Le hizo todavía más ilusión cuando fue a contárselo a Agoney,  quien saltó a sus brazos entusiasmado, y le dio las gracias. También se alegro cuando Agoney propuso no hacer clase y se quedaron hablando las dos horas. No se lo pensó mucho al invitarle a su casa a ver una película, su favorita, y estaba deseando explicarle a Agoney que significaba para él.

Y, aunque hubiera preferido quedarse hablando con Agoney, había quedado con otra persona a las 19:30 por lo que tenía media hora para dirigirse al bar donde Ricky le esperaba. Esa misma mañana habían quedado, a petición del rubio, para hablar.

- ¡Ricky!- Raoul corría hacia la entrada, llegaba tarde como siempre, y sus amigos ya estaban entrando.
- Hombre, Raoulito.- Ricky paró a esperarle mientras se apoyaba en la puerta.- Hoy vienes pronto. Jajaja.

- Qué gracioso estás hoy. - Raoul llegó a su lado resoplando y se colocó bien el tupé (que al correr se le había despeinado).- Te quería preguntar algo.

- Dime.- Ambos entraron en el instituto.- Pero rápido que me toca educación física y tengo que cambiarme.

- A ver, ¿haces algo esta tarde?- Ricky le miró divertido y enarcó una ceja.

- Raoul... no eres mi tipo, lo siento.- Soltó una carcajada haciendo que Raoul le pegara un puñetazo en el hombro.- Ey, relájate, ¿que pasa?

- Es en serio Ricky, quería hablar contigo sobre algo, para que me ayudaras.- Raoul empezaba a ponerse rojo y bajo la cabeza. Ricky podía ser muy bromista, pero si veía que alguno de sus amigos necesitaba ayuda, no dudaba en ponerse serio y ayudar.

- Esta tarde, y tu invitas a las cervezas.- Ricky le revolvió el pelo y se dirigió hacía el gimnasio.

- ¡A las 19:30! -Raoul gritaba para que Ricky lo escuchara por encima de las voces que se oían en el pasillo. Aunque cuando vio que no lo oiría susurró.- Y gracias...

Así que ahí es encontraba Raoul, esperando en un bar a que llegara Ricky. Lo había conocido cuando entró al instituto, y al principio no se hablaban. No se llevaban mal, pero Raoul era más sociable, conocía  a más gente, y Ricky era nuevo. Pero cuando Nerea se hizo amiga de Aitana, empezaron a juntarse con otras personas. Aitana conocía a Miriam, y Miriam era amiga de Ricky. Así se formó su grupo de amigos, a los que tiene mucho cariño. No le contó en ningún momento que era gay (como había hecho Agoney), es más, no había hecho falta, porque por aquella época Ricky tenía novio, y lo presentó como cualquier persona presenta a su pareja. Y Raoul reaccionó bien, a pesar de tener unos padres que no lo apoyen (o que lo hagan a medias) y no hizo ninguna idiotez. Lo vio una cosa normal, como lo que es. Pero ahora no era una persona externa, ahora era él mismo el que tenía dudas. Llevaba pensando mucho tiempo en la posibilidad de ser gay, más o menos desde que conoció a Ricky, pero nunca se lo había planteado seriamente, pues las chicas le seguían gustando, y había tenido una novia. Y aunque fuera algo de lo más normal, querer a alguien, seguía teniendo miedo. Miedo de la gente que no entendía eso. Estaba acostumbrado a caer bien a la gente, y no sabía si esa percepción que ellos tenían de él iba a cambiar. A lo mejor Ricky se enfadaba con él por serlo. Aunque lo veía imposible, siempre existía una posibilidad negativa en la mente de Raoul.

Menos mal que en ese momento llegó Ricky y se sentó a su lado.

- ¿Y las cervezas?- Raoul rió y el moreno también, habiendo conseguido destensar un poco el ambiente.- Bueno, a ver si viene el camarero, que por cierto, que mono ¿no?

- ¡Ricky! De verdad es en serio, no quiero que te rías ni hagas ninguna broma más. Me va a dar algo.- Raoul no paraba de mover el móvil entre sus manos, nervioso. 

- Vale. Pero me estas preocupando.- Llegó el camarero y pidieron dos cervezas, y Raoul añadió unas patatas porque los nervios le daban hambre (en realidad casi todo le daba hambre).

-  Pues a ver... Es que te va a sonar absurdo...

- Por dios Raoul, siempre tan directo y hoy...

- Vale, vale. Creo que me gusta un chico, y me estoy agobiando. Y no se porque... bueno si... bueno no sé.- Raoul dejó el móvil y se llevó las manos a la cara. - A ver que no se si me gusta.

- El drama es que te guste un chico, o que te guste ESE chico.- Raoul lo miró confundido. No se explicaba bien, y además no quería quedar mal delante de Ricky, y mucho menos ofenderle.

- Es que yo... yo no sé si soy gay. Porque a mi me gustan las chicas sabes.- Miró a los ojos del moreno, que le miraban curiosos, intentando descifrar la verdadera pregunta que se hacía el rubio.

- ¿Te da miedo ser gay?- Lo había soltado de golpe, haciendo que se le hiciera un nudo en el estómago a Raoul y bajara la cabeza. - Raoul, no es nada malo, ya lo sabes...

El camarero llegó y dejo las cervezas en la mesa, junto con un plato de patatas. Pero a Raoul se le había quitado el hambre de golpe.

- Ya, Ricky, ya. Pero y la gente que dice que sí. Yo no se defenderme, no quiero que se metan conmigo y... 

- Quieres ser normal.-Se le cortó la respiración. No quería decir eso, o a lo mejor si. Se estaba agobiando y las lágrimas estaban a punto de caer de sus ojos. Respiró hondo y se atrevió a mirar a Ricky, quien estaba totalmente serio.- ¡No me puedo puto creer que pienses eso! ¡Estas tonto! Raoul mírame, crees que no soy normal? ¡Soy como tu!

La gente se giraó a mirarlos al haber escuchado al moreno levantar la voz. Raoul no sabía que decirle, justo lo que quería evitar estaba pasando. Él no pensaba así, su problema era que necesitaba a alguien  que le dijera que lo que estaba haciendo estaba bien, alguien que no fuera como su padre, y le diera asco ver a dos personas del mismo sexo ir por la calle de la mano. Pero lo que había conseguido es herir a la persona que podría haberlo hecho. Y se sintió fatal.

- Lo siento...-Se le escapo un sollozo y empezó a llorar. Se tapó la cara con las manos y evitó las miradas curiosas de las otras mesas.- No que-quería decirte eso...

- ...- Ricky suspiró, se levantó de la silla y abrazó a Raoul.- Va, no te pongas así. Vamos fuera, a dar un paseo.

Raoul se secó las lagrimas mientras Ricky se separaba e iba a pagar las bebidas que seguían encima de la mesa, enteras.  Cuando volvió, se tomó un sorbo de cerveza y le hizo un gesto a Raoul para salir.

- Ricky...- Llevaban cinco minutos caminando, en silencio, mientras Raoul pensaba otra manera de explicarse.- Es que... cada vez que estoy con ese chico más convencido estoy de que me gusta. Y ya sé que no es nada malo, pero aún así tengo miedo. Se meten con él en el instituto por ser gay, sabes. Y... yo debo de parecer un imbécil.

- Te has dado cuenta tu solito.- Decirlo en voz alta había hecho pensar a Raoul.- Raoul, te gustan los chicos y te gustan las chicas. Ningún problema, eres bisexual. Y por encima de todo, persona. Mira, yo de pequeño tampoco quería decírselo a nadie, me costaba hacer amigos pues imagínate siendo gay. Pero mi madre me dijo que la mejor forma de hacerlos era siendo tu mismo, y eso hice. Y tengo amigos geniales, como tú.

- Me siento un gilipollas.- Raoul consiguió reírse un poco y relajarse.- ¿Debería decirle algo al chico?

- A ver, depende. Si le vas a decir que no estas seguro y que quieres probar, a lo mejor te manda a la mierda.- Ricky soltó una carcajada.- Te lo digo por experiencia. Tienes que estar muy seguro de que te gusta. A ver, cuéntame algo de él.

- Pues... se llama Agoney, y es canario, bueno de Tenerife, bueno de Adeje exactamente. Creo que tiene mi edad...Es moreno, tiene un poco de barba, y los ojos marrón oscuro.- Raoul sonreía al describirlo.- Y es súper buena persona, pero en su instituto hay muy hijo puta y se meten con él. Pero aunque este mal, intenta que no se note, y te ayuda y se preocupa por ti...

- Vale... Me ha quedado claro.- Ricky le interrumpió y puso su brazo por encima de los hombros del rubio.- Estas encoñado.

Clases De Piano(#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora