CAPÍTULO 34: Conociéndose mejor

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AGONEY

El jueves se levantó pronto y, a pesar de haber estado llorando poco antes de dormir, tenía ganas de que empezara el día. Por lo menos de que llegara la hora de ir a la academia con Raoul. Se lo había pasado bien cenando con él y sus padres, sin preguntas incómodas, ni comidas asquerosas. Pero al acostarse, se quedó pensando en Roi, y no quería. Él  quería quedarse dormido pensando en Raoul, que era el que le  hacía feliz, no con el que le hacía la  vida un infierno. Ya tenía bastante con tener que aguantarlos en el instituto, sus insultos, sus  golpes, pero no estaba dispuesto a quedarse sin la única persona que había conseguido su confianza en tan poco tiempo. Porque con Raoul no puedes quedarte callado. Raoul es curioso, y se preocupa por los demás. No dejaría  que te fueras a casa con la más mínima preocupación si él puede evitarlo. Le aterraba que Roi le dijera algo a Raoul que lo alejara de él.  Prefería seguir engañando (aunque le doliese) a Raoul que perderle, y se sentía un poco egoísta. Pero también decidió que no se iba a lamentar tanto, tenía que luchar. Y ahora que la relación con el rubio iba muy bien, no quería que cambiase nada.

Estuvo despistado en clase, pero no paso por alto como le miraban Cepeda y Roi, no le habían dicho nada, pero le fulminaban con la mirada. Mimi se había disculpado unas cien veces por no haber cogido el teléfono y Agoney acabo contándole su pequeño ataque de ansiedad, cosa que hizo sentir más culpable a Mimi.

- Jo Ago, lo siento mucho, tendría que haber dejado el móvil encendido pero es que...

- Que no pasa nada.- Agoney sonreía abrazando a Mimi. Después llegó Ana y se unió al abrazo.- Bueno ¿que tal os fue ayer?

- Pues mira Agoney, Mimi me llevo a ver una peli de miedo, casi la mato, sabes los sustos que me pegué.- Agoney veía como Mimi miraba a Ana, con los ojos brillantes y una sonrisa  boba en la cara. Le recordó a como miraba él a Raoul cuando le salía bien una parte de la canción en la academia. Pero claro, ellos tan solo eran amigos, además no estaba seguro de si Raoul era gay, seguía pensando que le gustaba Mireya. 

Se había quedado tan inmerso en sus pensamientos que no se dio cuenta de que ya había sonado el timbre y tenían que volver a clase. 

A la salida, Mimi se acercó a Agoney. Ana se había ido por otro camino y la rubia se había quedado sola.

- ¡Ago!- Le cogió del brazo y le dio un beso en la mejilla.- Vamos juntos.

- Te han dejado soleta, eh.- Agoney soltó una risa. Le gustaban esos momentos con Mimi, se llevaban realmente bien.

- Jajaja. Pues mira, yo creo que también le gusto sabes. Ayer casi nos besamos.- Agoney abrió la boca sorprendido, parando en medio de la calle para mirarla.- Pues si, estábamos sentadas en el cine y cuando acabó la peli, pues nos miramos y... el viejo de la linterna nos echó.

Agoney estalló en carcajadas que fueron seguidas por Mimi. Siguieron caminando hasta llegar a casa del moreno.

- Por cierto, ayer hablé con Raoul sobre Roi.- Agoney casi se ahoga con su propia saliva.- Tranquilo solo le dije que no se fiara de él. No se como puede ser amigo suyo. Es odioso.

- Mimi, escúchame, no le digas a Raoul nada de Roi, vale, nada.

-¿Porque?- Agoney dudaba entre decírselo o no. Pero era Mimi, y siempre le había apoyado, y siempre había confiado en ella.

- Me amenazó. Por favor, no digas nada.

- Será hijo de puta. Es una hetera básica de mierda.- Agoney rió.- No diré nada, pero tienes que contárselo a Raoul. 

- ¡No! ¿Y si no me cree? Prefiero no meterme en más líos. Roi me mata, ayer casi me ahoga. No voy a decir nada.

El silencio de la casa fue interrumpido por la alarma del móvil que avisaba a Agoney de ir a la academia. Recogió sus cosas y se marchó,  no le gustaba mucho quedarse solo en casa, y preferia pasar lo que quedaba de tiempo en la academia con la música de compañía.

Llevaba ya diez minutos improvisando una melodia con el piano, cuando su móvil se iluminó.

Tu mejor amigo Raoul: Oye, estas ya en la academia? es que tengo que contarte algoo

Yo: Sí ya estoy aqui

Agoney sonrió al móvil, parece que no era el único que tenía ganas de pasar tiempo con el otro. No sabía como actuar después de la charla que tuvieron el día anterior, pero por parte del moreno, no iba a hacer mención a nada de lo que hubiera pasado la tarde anterior.

El sonido de la puerta abriéndose y unos pasos acelerados hicieron levantar a Agoney de su asiento. Raoul venía corriendo y se lanzó a los brazos del moreno, quien lo recibió soltando una gran carcajada.

- Pero bueno muchacho, ¿que ha pasado?

- Buah, Ago. No te lo vas a creer.- Se separaron y Raoul le  miró sonriente.- Me han enviado un correo los del concurso, ¡te han aceptado y podrás participar el 30 de octubre!

Agoney estaba sorprendido, no esperaba que le cogieran, ¿de verdad era tan bueno? ya casi se le había olvidado el concurso, aunque no lo de conseguir dinero. Le devolvió el abrazo a Raoul saltando de alegria.

-Dios, ¡Es genial! Muchas gracias por ayudarme, madre mía.

- Venga ya, el que cantabas eras tu, ya te dije que tenías talento, bobo.- Raoul le había hecho una caricia amistosa en la mejilla, pero a Agoney le dio un vuelco el corazón con esa muestra de afecto. No estaba muy acostumbrado a dar cariño, tampoco a recibirlo (a parte de sus padre y ,en contadas ocasiones Mimi).

- Bueno y ahora que hacemos, queda media hora para que empieza la clase, ¿o quieres empezarla ya?- A Agoney lo que le apetecía era seguir conociendo a Raoul, y era una buena ocasión para hablar. Pero el rubio había venido a aprender y quería saber su opinión.

- Y si... no se ¿nos sentamos un rato a hablar?- Vio como Raoul se estaba poniendo rojo, le sorprendía la facilidad de poner nervioso al chico y que se sonrojara tan rápido. Aunque también le parecía muy tierno.

- Podemos hacernos preguntas para conocernos ¿no? Vamos a la otra clase, que tiene un sofá.

Ya había pasado la media hora, pero ambos estaban tan a gusto que ni se dieron cuenta. Raoul había podido conocer más a esa parte musical de Agoney, quien con tan solo 6 añitos ya tocaba el piano, y se sabía todas las canciones de Mónica Naranjo.
Agoney también se enteró de un pequeño Raoul que tocaba el piano con su abuelo, y de las largas sesiones de cultura musical que el mayor le daba cuando se quedaban solos. Porque también se había dado cuenta de los reproches de Raoul a sus padres, que casi nunca andaban por casa, de viaje en viaje, y regalándole cosas que no necesitaba para compensar su ausencia. Sin duda la idea que tenía Agoney cuando vio por primera vez a Raoul no se parecía en nada a como era él en realidad. Y eso le dio una pequeña lección, él que juzgó a alguien por haber sido juzgado por los demás toda su vida. Algo le había comentado a Raoul sobre su niñez, sobre algunos niños que se metían con él por jugar a las muñecas en vez de a los coches, y como a él no le importaban todo lo que le decían. No le importaban hasta que llegó al instituto y esos insultos inofensivos (pero que marcaron a Agoney) se convirtieron en golpes, bromas y alguna que otra pelea. Como el tema empezaba a ponerse serio, Raoul cambió de tema.

- Oye, ¿cual es tu película favorita de disney?- Le encantaba cuando Raoul hacía preguntas aleatorias, casi sin pensar. 

- Pues... yo creo que alguna de Mickey Mouse, según mi madre me pasaba el día viéndolo. Jajaja- Aún recuerda el gran peluche de Mickey que le regaló su madre cuando era pequeño, y que tuvieron que dejar en Adeje.- ¿Y la tuya?

- Me encanta la de Aladdin. Creo que me la habré visto diez veces ya.- Agoney se mordió el labio nervioso, y rió.

-  Dios, yo no la he visto, lo siento, seguro que es genial.

- ¿¡No has visto Aladdin!?  Por favor.- Raoul hizo un gesto dramático con las manos y miró divertido al moreno.- Tienes que verla, podemos quedar en mi casa a verla si quieres.

A Agoney le pareció una idea genial, y así se lo hizo saber al rubio, quien con una sonrisa lo invitó el sábado por la tarde a verla.

Clases De Piano(#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora