CAPÍTULO 43: Ayuda

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AGONEY
Pasó el domingo en su habitación, tan solo salió para comer. Por la tarde lo llamó su hermana Glenda para contarle que tal le iba, pronto iba a casarse y estaba haciendo todos los preparativos. También le preguntó a él como estaba, y era costumbre que Agoney le respondiera siempre lo mismo, que estaba bien y que no se preocupara. Cuando vivía en Adeje se lo contaba todo a su hermana, pero ella se lo acababa contando a su madre y Agoney terminaba enfadandose. Aún así, sabía que su hermana le protegía y lo hacía por él. Pero ya no era un crío, y ahora tenía que afrontar él solo sus propios problemas. Uno de ellos era Raoul. No el chico en si, si no la situación en la que se encontraban. Agoney tenía claro que debía actuar como si no hubiera pasado nada. No sabía que staba preparado para afrontar el amor, cómo tampoco estaba preparado para llevarse más desilusiones en su vida. Prefería mantener su amistad con el rubio tal y como estaba.
Se sentía orgulloso de haber podido contarle todo (o una parte) de lo que le atormentaba, se había quitado un peso de encima, pero no sabía que iba a hacer Raoul al respecto. Se fue de su casa antes de averiguarlo. O a lo mejor su forma de arreglarlo fuera dándole un beso.

El lunes por la mañana intentó levantar cabeza. Fingió una sonrisa al levantarse y bromeó con su madre sobre la presentación que tenía que hacer ese día, no se la sabía, y aunque su madre se lo tomó como una broma, en realidad no lo era.
Solía sacar buenas notas, centrarse en estudiar para evadirse de todo lo demás, igual que con la música. Pero empezaba a cansarse de pasarse los fines de semana con un libro entre las manos. Lo pasó bien viendo la película con Raoul, y aquel día que vieron una serie. En definitiva, se lo pasaba bien con él y tenía miedo de que, a raíz de los que pasó el sábado, Raoul se hubiera enfadado con él. En cualquier caso ya lo hablaría el martes, que tenían clase en la academia.

Notaba a su madre más contenta en su nuevo trabajo, aunque casi ni se vieran. Pero lo bueno es que ganaba más dinero y tenía los fines de semana libres.

Encontrarse delante de 32 personas no era fácil, hablar mucho menos. A pesar de ser tímido solía hacer bien ese tipo de presentaciones, se le daba bien explicarse, y siempre lo llevaba tan bien aprendido que le salía solo. El problema era que no se lo sabía. Y estaba ahí, frente a 30 y pico personas, con un papel medio arrugado en una mano y en medio de Roi y Ana. El que más le incomodaba era Roi, no le había mirado en toda la mañana. Y eso no era buena señal. Cepeda le miraba desde el final de la clase, una mirada desafiante y burlesca.
- Y...y entonces los nacionales... digo los republicanos hicieron...
- ¡Acaba ya chico! Ni la guerra duró tanto.
La clase entra río, incluso pudo ver a Mimi reírse entre dientes. El profesor mando callar a los otros y pidió a Agoney que continuara con su explicación. Con la cabeza gacha y el papel entre sus manos temblorosas, continuó.

Casi habían acabado, solo quedaba la última diapositiva, Roi se adelantó a Ana y dio pasó a la siguiente.
En la pantalla apareció un vídeo. El vídeo donde Agoney estaba encerrado en el baño y aporreaba la puerta gritando. Sus sollozos inundaron el aula, y pronto también lo hicieron las miradas sorprendidas de los alumnos. El profesor hizo quitar el PowerPoint y que los tres se sentaran.
- Ya está bien, esto es inadmisible. ¿Quien ha hecho este video, y quien es el que grita?
Agoney se hundió en su asiento y posó su cabeza en la mesa. Intentó tranquilizarse mientras el profesor insistía en saber quién era el culpable.

Al final tocó el timbre y todos pasaron del profesor. Agoney fue el más rápido, Mimi le siguió de cerca. Salieron al patio y Agoney pegó un grito de frustración.

- ¡Joder! Por que no pueden dejarme en paz. Los odio mucho, de verdad.

- Creo que a Roi le quedó claro el viernes.- Mimi intentó animar al moreno, pero viendo la cara que ponía sabia que no estaba funcionando.- Ago, tranquilo, conociendo al profe te aprueba, eres su mejor alumno.

- No es por eso Mimi... ha pasado algo con Raoul y estoy...no se más deprimido de lo normal.- El primer paso para aceptar que estaba mal era contárselo a Mimi. Siempre que podía intentaba sobrellevarlo él, si no podía, acudía a su amiga.

- Soy todo oídos, ven vamos a sentarnos.

Agoney le explicó lo que pasó en casa de Raoul, no todo, por supuesto, algunas cosas se las guardaba para él. También le explicó como se fue de su casa y la cara que puso Raoul. Aún se sentí un poco culpable por aquello.

- ¡Agoney! ¿Te has besado con el rubio? Dios mio, mi niño se hace mayor.- Mimi rió y Agoney se puso rojo.-Yo creo que entre vosotros hay algo... Tu no viste como se preocupó el viernes, estaba super pendiente de ti. Por cierto, ¿dormisteis juntos, o se fue a su casa después de acompañarte? ¿O no te acuerdas de nada y te despertaste a su lado desnudo?

- ¡Mimi!- El canario no pudo retener una carcajada. Agradecía que Mimi no hiciera un drama de todo aquello, ya estaba él para eso.- Se quedó a dormir en el sofa.Y mi madre me pilló vomitando.

- Eres un personaje, Ago.

- Bueno, pero dame consejo, ¿que hago ahora?

- Está claro, habla con él. Pregúntale a que venía lo del beso, y si le gustó...

- Pues yo había pensado en hacer como si nada...

- Qué dices, eso es lo peor que puedes hacer. A lo mejor no se atreve a decirte que esta super enamorado de ti.

- Ya, claro. A ver no digo que no sea gay, pero...

- Pero nada, aclara lo que tengas que aclarar, así no habrá malentendidos, y no estaréis tan incómodos. Si es que eres un dramas, con lo bonito que es el amor.

- Ya... como estas enamorada...-Agoney picó a Mimi. No había tenido noticias de las chicas así que no sabía como terminaron la noche. Así que aprovechó la ocasión para cambiar de tema.- ¿Qué tal con Ana?

- Buah Agoney, genial. Me quedé a dormir a su casa, en la misma cama. Me puse cachonda mientras se ponía el pijama. Dios...

Por los pasillos la gente ya no se reía, algunos incluso le miraban con lástima, como cuando se te muere un familiar y se entera todo el mundo. Y puede que algunos se sintieran realmente culpables por haberse reído de el, o a lo mejor no y solo les parecía un pringado más con el que se metían.
Agoney miró a todos y cada uno de ellos a la cara, estaba harto de sentirse pequeño a su lado. Haber participado en su primera pelea (aunque fuera borracho) le había equipado con una falsa seguridad, que duró muy poco tiempo.
Hasta las 14:30, cuando tocó el timbre de salida, y Roi y Cepeda cogieron a Agoney y lo llevaron a uno de los servicios.
- ¿Tú que neneza?, me han contado que te va la bebida.- Cepeda lo arrinconó contra la pared mientras Roi cerraba la puerta, empezaba a hacerse costumbre esa situación. Agoney se mantuvo callado, no valía la pena responder a eso.- Cada día me sorependes más agonías. Ahora que vas, ¿de valiente? No vales nada, ni te molestes.

-Dejadme...-Intentó quitarse a Cepeda de encima, pero lo único que consiguió es que quiciera más fuerte el agarre.

- ¿Te apetece que volvamos a dejarte aqui encerrado? Fue muy divertido.- Roi era el que hablaba. Justo después, Cepeda le dio un puñetazo en el estómago.

- Ahora llorarás por algo, marica.

Agoney puso sus manos en el estómago y se dejó caer al suelo. Se le había cortado la respiración, y le entraron ganas de echar el bocadillo que se había comido horas antes. Cepeda y Roi se fueron, Agoney se quedó allí dentro, no sabiendo muy bien que esperaba. Mimi ya se habría ido y no había nadie más por allí a quien pudiera importar.

Se levantó y entró a uno de los cubiculos. Vomitó, tiró de la cadena y bajó la tapa para sentarse. Se tapó la cara con las manos y empezó a sollozar.

Un minuto después, escuchó como alguien entraba. Intentó controlar su llanto, pero entonces reconoció aquella voz.

- ¿Agoney?- Raoul le llamó y Agoney no pudo más que susurrar, con la voz rota.

- Estoy aquí...

Clases De Piano(#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora