CAPÍTULO 81: Manos Vacías

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RAOUL

Pocas veces llegaba pronto al instituto, ese día, todavía no habían abierto ni las puertas. Por suerte estaba Aitana, que siempre llegaba puntual.

- Oye, ¿que te ha pasado?- Le miró burlona y Raoul le dio un pequeño golpe en el hombro.

- Nada, solo que estoy nervioso. Os voy a pedir un favor. 

- ¿Cual?- Aitana le miró desconfiada.

-Nada malo.

- Yo no quiero nada malo, no, no, no.- Raoul rió y se quedaron esperando al resto del grupo entre risas y historias que le contaba Aitana sobre ella y su novio.

A la hora del patio los reunió a todos en una esquina del patio para contarles que pensaba hacer.

- A ver, hoy es el concierto, ¿os acordáis no?

- Sí, pensaba ir a ver a Amaia y Alfred.- Raoul sonrió a Nerea.

- Vale, pues quiero que vayáis todos, porque Agoney también va  a participar y quiero que vea que tiene a gente que le apoya, y... a vosotros os cae bien ¿no?

- A mi sí.- Ricky fue el primero que habló, después los demás, afirmando que que sí, que le habían cogido cariño al canario.

- Vale, pues... quedamos para ir, creo que es a las ocho, así que quedamos a menos diez en el parque que hay al lado de la plaza.

- Eeeella que hace lo que sea por su novio.- Miriam hizo que todos rieran.

-Es que se lo merece mucho chicos, de verdad, es una persona genial.

Esa noche casi no había dormido, pero no estaba realmente cansado, había aprovechado para pensar algo para Agoney, y se había tenido que levantar de la cama para escribir. Estaba inspirado y no iba a dejar que esas ideas se le fueran de la cabeza, así que había conseguido escribirle al canario una carta diciéndole todo lo que sentía. 

Al salir del instituto se fue a un centro comercial a buscar alguna cosa que pudiera hacerle ilusión al moreno, pero no sabía el que, así que desistió. Al final cogió un paquete de chucherías por que se le antojaron y fue a la cola para pagar. 

Fue allí donde los vio. Unos llaveros pequeños, de diferentes tipos. Pero solo uno le llamó la atención. Uno de un pollito. Se acordó cuando Agoney le llamó así. Y inconscientemente sonrió. 

- ¿Perdona? ¿Te cobro?- Se giró rápidamente hacía la cajera, cogiendo el llavero, y pagó.



- Puto Ricky de los cojones.- Mireya puso una mano en su hombro y le sonrió.

-Tranquilo, estará al llegar.

Estaban todos esperando a que llegara Ricky, el concurso ya había comenzado y se podía escuchar a gente gritando y cantando. Raoul cada vez estaba más histérico.

- Nos vamos sin él.- Raoul empezó a caminar, cuando alguien le llamó.

- ¡Oye! ¡Esperarme cabrones! Tu te parece normal olvidarme. - los demás rieron y Raoul no pudo evitarlo. Después se pusieron en marcha.

Había llamado a sus padre para que fueran a buscar a los de Agoney, porque le conocía y sabía que no se lo habría dicho. Su madre le había dicho que ya estaban allí, pero por la parte de atrás.
Estuvo un rato buscándoles, pero al lo encontrarlos desistió y buscaron sitio para ellos. Por fin le tocaba cantar a Agoney. 

Las manos le sudaban y la carta que llevaba en la mano estaba un poco arrugada, pero intentaba controlar sus nervios (muy mal, porque notaba como cada vez se ponía más rojo).
En un momento de la canción notó como la mirada del canario se juntaba con la suya, notó como se la cantaba a el, cómo había hecho hacia semanas en su habitación. Y otra vez volvió a quedarse sin palabras, maravillado. No podía dejar de sonreír. Se hubiera tirado al suelo si no fuera porque se estaba dejando las manos en aplaudirle.

Clases De Piano(#Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora