AGONEY
El viernes tuvo que ir una hora antes a la academia, su madre trabajaba por las tardes así que tendría que ser él quien abriera la academia todos los días. Mientras esperaba a Raoul, le dio tiempo a seguir componiendo su canción. Pero se había quedado estancado a la mitad.
Cuando quiso darse cuenta eran la cinco y pocos minutos y Raoul ya estaba delante suyo. Le había preguntado por el examen y se arrepintió al instante. No le había ido bien. Decidió ayudarle a que se distrajera y empezaron a tocar. Raoul no daba una, se despistaba todo el rato y tenía que comenzar desde el principio. Cuando vio que se estaba empezando a enfadar, decidió parar.
- Vale para.- Raoul le miró extrañado.- Así no puedes tocar. Tienes que relajarte.
- Joder. Lo siento. Es que no se que me pasa.- estiró el cuello y cerró los ojos. Un ruido proveniente de su barriga hizo que el rubio abriera los ojos y se pusiera rojo.-Dios lo siento. Jajaja. No he comido.
- ¡Tengo una idea! Vamos, levanta.- Agoney se puso la chaqueta y cogió su mochila. Raoul hizo lo mismo, preguntándole con la mirada.- Nos vamos a merendar. No me apetece tocar el piano hoy.
A Raoul pareció tranquilizarle la sonrisa del moreno y rápidamente se acabó de colocar la mochila al hombro.
Estaban sentados en una cafetería cerca de la academia. Raoul se había pedido un bocadillo que devoró en muy poco tiempo. Agoney tan solo se había pedido un zumo.
- ¿Y que tal tu semana?- Agoney lo pensó. No sabía que decirle, porque tampoco quería mentirle.
- Bueno, normal.- A Agoney le sonó el móvil, lo sacó del bolsillo y miro el mensaje: "Sabemos donde estas, te vamos a dar una paliza, maricón". Tragó saliva y bloqueó el móvil. Cuando miro a Raoul, éste parecía preocupado.
- ¿Que ha pasado?
- Na-nada.- Agoney intentó sonreír, pero no dejaba de estar nervioso y mirar a todas partes.
- ¿Que te han enviado?- Raoul parecía enfadado, y Agoney no sabía que hacer.- Agoney, enséñame el móvil.
- Que no pasa nada. De verdad.- Un camarero apareció detrás de Agoney, y éste se levantó rápido al notar su mano en el hombro.
- Siento asustarle. ¿Puedo recoger la mesa?- Agoney respiraba con dificultad, pero asintió con la cabeza y se dirigió a Raoul para decirle que se iba un momento al baño.
Se miró en el espejo del pequeño servicio y observó su pálida cara. Llevaba recibiendo esos mensajes anónimos toda la semana, pero nunca le habían amenazado. Raoul apareció detrás suyo, preocupado.
- ¿Estas bien? ¿Quieres que volvamos a la academia?- Agoney negó con la cabeza. Tenía un nudo en la garganta que no le dejaba hablar.- Entonces...
- Solo... solo mejor nos quedamos aquí un rato...-Raoul suspiró frustrado. Agoney creía que estaba a punto de marcharse, pero se giró justo delante de la puerta y le miró fijamente.
- Puto Agoney.¿ Porque no puedes confiar en mi?- Raoul lo miró con lástima y rabia. Agoney tan solo agachó la cabeza. No tenía una respuesta a eso.- Yo pensaba que eramos amigos, y si tu piensas que no pues...
- Si, si que lo pienso. Pero no quiero molestarte, ni darte pena. Solo es una tontería de verdad.
- No me molestas. Y siento mucho el mensaje que te envié. ¡Joder no me molestas en absoluto!- Raoul se acercó a Agoney.- En serio, explícame que te pasó, y que te pasa. Te escucho.
- Mira...- Agoney le tendió el móvil desbloqueado. No podía seguir mintiendo a Raoul. Y aunque eso no fuera todo, por el momento, ya era suficiente.- Me han estado enviando mensajes, pero no se de quien son.
Raoul leyó cada uno de esos mensajes mientras Agoney contenía las lágrimas. Sentía que le faltaba el aire por momentos. No sabía que iba a hacer Raoul, pero cada vez se le veía más furioso.
- ¿Se meten contigo en el instituto también?- Le extraño ver los ojos avellana de Raoul llorosos y se sintió un poco culpable por meterle en aquella historia. Agoney asintió y volvió a guardar el móvil.- Tienes que enfrentarte a ellos. Son unos hijos de puta.
- No puedo...Me dan miedo...Yo, no se...
- No puedes dejar que te hundan. No les hagas caso. Seguro que amenazan mucho y luego nada. Tienes que aparentar seguridad. - Agoney ya sabía todo eso, pero era mucho más complicado que eso. A él no le gustaba meterse en problemas, ni pelearse. Y con Cepeda y Roi, era la única manera.
- Vale.- Decidió dejar el tema. No tendría que haberle dicho nada. Se había formado un silencio incómodo en el que ninguno sabía que decir. Estuvieron así un buen rato hasta que Raoul habló, un poco más frío de lo normal.
- Agoney tenemos que volver, mi padre va a venir a recogerme a la academia.- Agoney asintió. Estaba un poco mareado pero no le dio importancia. - Si consigo convencer a mis padres a lo mejor puedes venir mañana a mi casa a grabar el vídeo.
Agoney volvió a asentir y fueron en silencio hasta la academia.
Tumbado en la cama, volvió a mirar los mensajes. Junto todo el valor que tenía y le respondió.
Yo: No se quien eres pero déjame ya en paz yo no te he hecho nada.
Con las manos temblorosas le envió otro mensaje a Raoul.
Yo: Gracias por haberme escuchado hoy
Agoney no se podía dormir, llevaba dando vueltas una hora. Encendió el móvil y vio la hora: 00.00. Se levantó y se sentó en el escritorio. Abrió la libreta y se puso a escribir. Sin darse cuenta se había quedado dormido allí mismo. Ya eran las diez de la mañana y, aunque la persiana estuviera subida, no entraba ninguna luz debido a lo nublado que estaba el día. Pero al contrario que el tiempo, y a pesar de haber dormido fatal, Agoney se despertó con las energías renovadas y una sonrisa. Lo primero que hizo nada más despertarse fue bloquear el contacto anónimo. Y después darle los buenos días a Raoul, que aún no había contestado al mensaje del día anterior.
Mientras desayunaba le llegó un mensaje del rubio.
Tu mejor amigo Raoul: Hola te parece bien venir a mi casa a las 5?
Agoney sonrió, haber acabado de componer la canción, y que ese día iba a ir a casa de Raoul habían hecho que ese día mejorara automáticamente. Puede que tuviera algo que ver que hubiera soñado con un rubio y un piano.
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Clases De Piano(#Ragoney)
FanficCuando era pequeño, Raoul aprendió lo que era la música gracias a su abuelo. Pero desde que éste murió Raoul no ha querido saber nada más de ella. Un día sus padres ven un anuncio de una academia a buen precio y deciden apuntar a su hijo con la espe...