10. Su familia

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Jovan

Si describiría mi estado ahora sería: Me duele todo. Que te dejen inmóvil, en una especie de hipnotismo y que no puedas entender nada, te deja el cerebro atrofiado. Por suerte, ese efecto dejo funcionar, lo malo es estar atado en un calabozo. Me pregunto si Aradia estará bien.

Me preocupa.

Forcejeo con la sogas que tengo sobre mi cabeza y me sobresalto al escuchar un ruido. No quiero morir ahora, aún no he tenido hijos. Oigo la reja y me quedo tieso, mis músculos se relajan cuando la veo, así que sonrío.

—Aradia ¿Pero cómo...

—¡Jovan! —grita ella interrumpiendome y se agacha hasta mí —¡¿Qué te hicieron?! —Me abraza y llorar.

—Eso le pasa por usarla —Oigo a esa irritante Calipso y mi esposa se levanta para señalarla.

—¡No me uso! —exclama sonrojada —¡Yo lo dejé!

—Me refería a sus partes, pero es lo mismo —dice en seco.

—¡Ay que vergüenza! —Mi castaña se cubre la cara con ambas manos.

—Cómo sea "soltar" —conjura algo con su báculo, este brilla y mis manos se sueltan.

—¿Soy libre? —Me levanto despacio porque me duele el cuerpo —¿Qué ocurre?

—Técnicamente, solo del calabozo.

—¡¡No pueden obligarnos a quedarnos con ustedes!! —se queja mi esposa alzando los puños —¡¡Darren vendrá y los golpeara a todos, además mi primo Seyn sabe pelear y tengo muchos amigos más, ríndanse ahora!! —Agita las manos molesta.

—Cálmate cariño, nos está mirando feo —le aclaro —tu lado adorable no le afecta.

—Pe... pero... —Hace puchero.

—¿Dijiste tu primo? —pregunta de repente Calipso.

Aradia se gira hacia ella emocionada.

—¡Sí, eso dije, debes tener cuidado con él, porque tiene mal genio!

—Averiguaré eso —Se gira seria y comienza a caminar hacia la salida —pueden recorrer el castillo, es enorme —agrega.

Cuando estamos a solas, decido preguntarle a mi esposa.

—¿Aradia puedes explicarme algo? —La miro intrigado.

—¿Qué? —dice tranquila y luego se sobresalta dándose cuenta, me observa avergonzada alzando las manos —De brujas yo no sé, ni idea.

—¿Segura que tú familia no sabe nada de esto? Porque al parecer estas brujas creen que sí conocen.

—¡Mis tías no me mentirían, y Seyn ni sabía que existía la magia hasta conocerme! No sé a qué te refieres.

—Todo esto es muy extraño —opino quedándome pensativo, poniendo una mano en mi barbilla.

¿Por qué ocultarlo? ¿Qué es lo qué saben? ¿Quién no y quién sí está enterado? Y la pregunta más importante ¿Por qué no terminé psicología para entender a las personas? Me hubiera servido de mucho en estos momentos.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora