8. Frustración

603 112 42
                                    

Emmet

Camino viendo el campo de energía del aquelarre Osiris en frente de mí, como ya había entrado antes no me fue difícil encontrarlo. Hay una abertura en esta magia, diminuta pero puedo entrar por aquí, solo debo usar un objeto místico. Lo saco de mi bolsillo y abro el camino que rápido se cierra, ya dentro se visualiza la ciudad, entonces lo guardo.

El lugar es tétrico y oscuro. Las casas son rústicas y de pueblo. Se nota la magia que hay en los postes de luz, mientras avanzo por la calle, hecha de piedra.

Este lugar es muy silencioso.

Me mantengo serio cuando me detengo, al distinguir ese delicioso aroma que me enloquece. Alzo la vista visualizando a Nyx sentado en el techo de una de las casas. Desaparece en un portal y aparece justo al lado mío, regalándome una hermosa sonrisa.

—Gracias por abrirme la puerta.

—Sabía que vendrías hasta aquí, aunque no cómo —digo como siempre sin expresión en mi rostro —. Raro que agradezcas —opino.

—Vine con ayuda de Eris, pero ya que te vi, pase a saludarte.

—Que amable por tu parte.

Se pone serio, mirándome con esos ojos grises de mujer, esos que también me encantan cuando son celestes y es un chico.

—Vine a decirte algo —exclama en un tono suave.

—Estoy entusiasmado, pensé que te habías olvidado de mí.

—No, yo no, tú te olvidaste de mí.

—Yo nunca...

—Llegaste tarde —dice severo y esos bellos ojos se humedecen —no cumpliste tu promesa ¿Lo peor sabés qué es? —Apoya un dedo en mi pecho —Que fuiste cómplice de que me arrebatarán a las voces —Sus lágrimas caen —me dolió, me dolió mucho.

—No las necesitas —le repito lo que siempre le he dicho.

—Sí, son parte de mí, y me las quitaron. Eso es lo que no entienden, yo no puedo vivir sin ellas, no voy a quedarme solo.

—No estás solo —Toco la mano que tiene apoyada en mi chaqueta —yo estoy aquí.

—No, esas son solo mentiras —De su mano emana electricidad —Pum —dice su palabra mágica para sacarme volando y aunque llora también se ríe —. Las voces se hubieran divertido tanto con eso y ahora ya no están ¡No están! —exclama lo último furioso, aparece al lado mío e intenta clavarme un cuchillo que no sé de dónde ha salido.

Su magia ya no exige razones.

Esquivo su ataque y tira el objeto dentro de un portal.

—Cálmate, Rein —pido.

—¡¡Me calmaré cuando vuelvan!! —grita y abre un agujero negro para irse al igual que su cuchillo.

—¡Espera! —Intento alcanzarlo pero desaparece —¡Maldición! —Golpeo el suelo frustrado.

—¿Algún problema vampiro?

Oigo detrás de mí y veo a varias brujas con malas intenciones contra mí. Pues bien, estoy enfadado, se lamentarán por ello. Se metieron con el vampiro equivocado. Hora de sacarme la frustración.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora