75. Nilay

516 94 25
                                    

Blake

Estoy en mi habitación de la posada, sentado en la silla del escritorio, reviso algunas pociones y datos. Bueno, es seguro, estoy destinado a quedarme con este hechizo. Oigo un ruido en la ventana y me sobresalto, miro hacia allí.

—¿Ace? —Acomodo mis lentes por las dudas pero no veo a nadie, me levanto de mi asiento, voy hasta la cristalera y la cierro, al darme la vuelta me sorprendo viendo a Meredith —Tú ¿Cómo entraste? —Frunzo el ceño.

La castaña sonríe

—¿Esperabas a un vampiro? Curioso que a tu pareja actual sí le diste la sangre de Eloise, cuando en el pasado yo te la pedí y ni una gota me dejaste probar siquiera.

—Yo no le di la sangre a nadie, ese fue Emmet, que resultará justo en tomarla Ace, es otro tema que no tiene nada que ver conmigo. Y de todas formas, ¿a qué has venido? No quiero cerca a la persona que se burló de mí, fingiendo su muerte.

—Curioso que a tu hermano si lo perdonas, él fue mi cómplice, te recuerdo —Hace una risilla.

—Él me cuida, tú te burlas de mí —repito y ruedo los ojos —¿Para qué viniste? —vuelvo a quejarme.

—Nuestro reencuentro fue desastroso, porque arruine la sorpresa al decirte que le vendí el alma a un demonio, pensando que lo sabías —Camina hasta mí y retrocedo, entonces se acerca a mi rostro —. Así que vine a despedirme de mejor manera —Toca mi barbilla.

La puerta se abre de repente y me cruzo con esos ojos grises. Esto realmente se ve mal, incluso para malinterpretar. La sonrisa de Ace, que siempre tiene pegada al rostro se le borra y se queda quieto observándonos. Abre la boca despacio y tranquilo, sin prisa.

—¿Interrumpo algo?

—No, claro que no —Me aparto de ella rápidamente.

Ace vuelve a sonreír.

—¿Tú debes ser Nilay? La famosa chica que vendió su alma a un demonio, pero que no le dijo nada ni a su ex ni a su hermano.

—¿Cómo sabés eso? —expresa Meredith sorprendida.

—Soy adivino. Por cierto, si ya te vas, deberías visitar a Max, no seas mala —Aparece al lado de la ventana y la abre —. Por aquí, linda —La echa de manera sutil —. Me ha encantado su visita —dice en un tono suave que da un leve escalofrío.

Meredith bufa, pero se retira. Parece que lo de su hermano la convenció. Mi pareja se acerca hasta mí y agarra mis mejillas, acto seguido me besa.

—¿Te dejo un segundo y andas de fiesta con otra persona? —pregunta y yo frunzo el ceño.

—No digas estupideces, estaba tranquilo revisando mis papeles cuando ella vino a molestarme ¿Y tú?

—Mm no sé si quiero creerte —Chuponea mi cuello —. Me puse muy celoso —Siento su lengua en mi piel —. Que rico.

—¿Qué? ¿No comiste o qué te pasa? —me quejo.

—Perdí sangre y energía salvando a Seyn, pero ya lo recuperamos, el patito es muy fuerte, así que ya puedo ocuparme de otras cosas ahora —Sus dedos tocan el botón de mi pantalón y me sonrojo.

—No empieces, estaba ocupado con mi investigación, primero vino Meredith y ahora me molestas tú, así no se puede trabajar.

—Ah pero la diferencia entre Nilay y yo —Me agarra de la cintura y me guía hasta el escritorio, mi trasero choca con este —es que yo, quiero hacerte disfrutar —Se muerde el labio inferior mientras baja mi cremallera. Se acerca a mi boca —pero no la nombremos más, que me pongo de malas y en realidad quiero estar de buen humor, más cuando estoy contigo, mi paraíso —Me vuelve a besar.

—Mi investigación, Ace —le aclaro.

—Puede esperar —Sus manos pasan bajo mi camisa, tocando el agujero que tengo allí.

—Tirarás todo —insisto y se da cuenta.

Mira el escritorio y luego sonríe.

—Ah, no estás diciendo que no, quieres que te haga el amor en la cama.

Mis mejillas se ruborizan.

—Es que no quiero que todo lo que clasifique se arruine.

—Entiendo —Agarra mi mano y me guía hasta el colchón de la habitación.

Mi espalda se deposita en la cama, bajando suavemente. Ace se subo sobre mí, entonces me besa otra vez y es ahí cuando cierro los ojos, sintiendo la buena sensación que solo él me produce.

Max

Cubro con la manta a Uri, que duerme plácidamente, de una manera profunda. Abro la puerta de la habitación viendo que no hay guardias. Desde que ocurrió el atentado con el lobo hay menos, se habrán quedado sin presupuesto.

A ver, ¿dónde movería una bruja a una maligna magia negra que está viva y tiene sed de venganza? Sí, todo eso.

Debo avisarle a Rein que tiene un hechizo y que este se desactivará temporalmente.

Camino por los pasillos pero me detengo cuando alguien salta detrás de mí, por acto reflejo me giro a defenderme. Quedo petrificado ante la presencia de quién creía estaba muerta. No puede ser.

—¿Meredith?

—Nilay —me corrige sonriente —. Vine a decirte que no estoy muerta.

Frunzo el ceño.

—Todo este tiempo yo...

No sé ni cómo reaccionar.

—Le vendí mi alma a un demonio —explica —. Quería lujo, riqueza, poder, cosas que los demás no me dieron.

—¿Y lo dices así? —Retrocedo aturdido —Yo, lloré por ti, incluso quise vengarme.

—Sí, lo sé, pero no hacía falta, ahora ya me voy —Se gira.

—Meredith...

—¿Qué? —Rueda los ojos y se detiene de irse para mirarme.

—Los demonios son el peor enemigo de un cazador ¿Acaso te estás entrometiendo en cosas que no debes?

Se ríe.

—Ah, hablas de la razón por la cual los cazadores no han venido hasta aquí. Sí, es verdad, yo los detuve, siéntete afortunado, no han venido a buscarte por matar a esa vampiresa sangre pura. Que bueno que está viva, ¿no?

—Fuiste tú —digo pensativo.

—Sí, pero vendrán en cuanto me vaya, que es justo ahora, ya que mi amo obtuvo lo que quería, o sea ya le pagaron.

Miro el hacha mágica que tiene en su cinturón de armas.

—Hazme un favor, si tienes algún poco de arrepentimiento para conmigo ¿Por algo viniste aquí o no? Me la debes.

Bufa.

—A ver, te escucho —Se cruza de brazos.

—Rompe las cadenas de Eloise.

Sonríe.

—¿Qué? Estás loco, esa vampiresa está muerta de hambre, matará a todos en el castillo —Se ríe —. Aunque pensándolo mejor, suena divertido.

Habla como un demonio, es notable que vendió su alma, se convirtió en uno de clase baja para serlo, pero a costa de servirle a otro.

—Cierto, pero también quiere la cabeza de alguien en particular.

La Reina Madre.

Y si obtiene su venganza, me desharé de uno de mis mayores problemas con brujas. Y hasta puede que me perdone la vida por asesinarla aquella vez, entonces habre resuelto mi conflicto con los cazadores y los vampiros también.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora