48. Buscando a las voces

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Seyn

Apoyo ese hermoso y pequeño cuerpo femenino de Darren, sobre la cama de la posada. Entonces me quedo mirándolo como duerme, tocando su cabello y oyendo su respiración. Giro mi vista viendo como en el otro colchón, Maik abre los ojos y se sienta allí, algo aturdido.

—¿Qué pasó? —pregunta —Yo estaba... —Se queda callado mirando hacia la puerta —Rein —expresa cuando lo ve, en su forma de chico, sosteniéndose del marco de esta, mientras se esconde —estás despierto —expresa contento.

—Y tú vivo —dice en tono bajo.

—Quizás deba dejarlos a solas —acoto —. Darren no despertará, así que...

—No hace falta —contesta Rein —yo ya me voy.

—Rein —intenta levantarse su hermano —no sé qué me ocurrió la última vez que nos vimos, pero yo no pienso en absoluto todo lo que te dije en ese bosque. Jamás me parecerías despreciable y no me importa que no me hayas contado tu secreto, yo respeto tus decisiones —le explica y luego alza la mano, ya que no se puede levantar —. No te vayas —expresa cuando Rein retrocede —. Lo siento, en serio —confiesa preocupado.

—Lo sé —Sus ojos se humedecen —no es tu culpa, es la mía, yo te lastimé y por eso te quiero lejos.

—No Rein... —Vemos como sale corriendo al pasillo —¡Espera! —lo llama.

Lo sigo y visualizo cómo termina yéndose en un portal. Regreso dónde está Maik, que se encuentra lamentándose y luego miro a un segundo a mi pareja, para después volver a observarlo a él.

—No irá muy lejos, sigue buscando a las voces, en cuanto despierte Darren, veremos qué hacer.

Crash

Veo como avanzamos por las calles con el vehículo, la pelirroja le coquetea a la de cabello blanco, pero ella la ignora, mientras tanto Eliza está concentrada conduciendo. Visualizo un edificio y me sobresalto cuando siento una mano en mi hombro otra vez, aunque sé que no hay nadie allí.

—Pue... ¿Puedes bajarme aquí? —pregunto algo tímida.

—¿Segura? —exclama la cobriza y asiento despacio. Entonces estaciona, así que bajo del coche —¿Está todo bien? —cuestiona viendo mi expresión.

—S... sí —Miro un segundo el edificio —¿Puedes recordar esta calle? Por favor.

—Claro, tengo buena memoria —Sonríe.

—Dile al adivino cuando sea el momento.

Le parece raro lo que le digo, pero igual nos despedimos y veo como el vehículo se va. Llego a la enorme puerta y como si nada se abre. Estoy asustada, no tengo idea de lo que estoy haciendo realmente.

—¿Hola? —Avanzo unos pasos en la sala llena de oscuridad.

"Por aquí".

Alzo la vista viendo muchos cables en el techo y una esferas enorme en frente de mí. Apoyo mi mano en el vidrio, entonces un humo negro hace la misma forma de la silueta de esta y me sobresalto.

"Hola, Crash".

—¿Crash? —digo confundida y bajo la vista —Sí, ese es mi nombre.

"¿Te sientes vacío?"

—Un poco.

"¿Estás triste?"

—Sí... —Mis ojos se humedecen —aunque no sé por qué.

"Nosotras también".

Me asusto cuando la mano sobresale del vidrio y me agarra de la muñeca.

"Las brujas nos han quitado a nuestro compañero y por su culpa no puede localizarnos".

"Hay un hechizo en este edificio".

Más manos salen del vidrio y me agarran.

"Debes ayudarnos, Crash"

—Es... esperen —Me tironean hacia adentro del vidrio.

El humo negro provoca que mi piel pueda traspasarlo, pero yo igual me resisto, intento alejarme, aunque es difícil, más manos me atrapan.

"No tengas miedo".

"Sólo queremos darte las herramientas necesarias para que puedas ayudarnos".

—No, esperen...

"Ven aquí, Crash".

Termino del otro lado del vidrio y caigo al suelo. Es un lugar muy oscuro y parece más grande todavía que afuera de este. Siento que me están mirando, hay muchas sombras observándome, ya he estado aquí antes.

—Quiero irme.

"No hasta que terminemos contigo".

Con seguridad pienso que, este debe ser el infierno.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora