38. Conexión

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Max

Apoyo mis brazos en uno de los ventanales del castillo y observo pensativo hacia afuera. Sigo atrapado aquí, tampoco hay pistas de las voces y encima sigo abrumado por el asunto de mi hermana.

¿Quién miente? ¿Quién dice la verdad? ¿Emmet o Eloise?

—¿En qué estás pensando? —Ladea la cabeza y pregunta la brujita rubia que está sentada en el suelo.

—Oye nena —Me giro hacia hacia ella —no deberías estar en el piso.

Frunce el ceño.

—No soy una niña, soy Uri —Hace puchero, pero luego sonríe poniendo las manos en sus cachetes —. Ahora dime, ¿en qué pensabas?

—En ti —miento y se sonroja, así que me río.

—¿Co... ¿Cómo te gustan las chicas? —Baja la vista tímida y pone ambos dedos índices juntos.

—Rubias —Me mira cuando nombro su cabello —ojos claros... —Levanta la cabeza a observarme más fijamente —y altas —declaro y se sobresalta.

—¡No es justo! —Alza las manos quejándose y se levanta —¡No soy alta!

—Cierto, pensaba en otra persona —digo más serio.

—¿En quién? —exclama celosa —Ya me cae mal.

—En Nyx —Escucho esa voz conocida y me giro, visualizando a Emmet —. Pero está fuera de tu alcance, aspiras muy alto, Max —exclama con ese rostro sin expresión que tanto me irrita —. Bájate de la nube y deja de soñar. Sigue mi consejo.

—No sigo consejos de mentirosos —Frunzo el ceño y agarro una de mis armas —¿Mataste a mi hermana? —pregunto directo.

—¿Otra vez con ese tema? —Camina en mi dirección —Eloise...

—Tu ama y señora, se encargó personalmente de explicarme, ahora me dirás quién dice la verdad, supongo.

Alza una ceja.

—¿Está viva?

—La Reina Madre la trajo de la muerte —acota Uri.

Él baja la vista.

—Otro problema —susurra para sí mismo y luego vuelve a mirarme —. Escucha...

—Será mejor que tu excusa sea convincente, porque Eloise me dió motivos suficientes para desconfiar de ti y no de ella —digo severo.

Hace una leve sonrisa y me sobresalto, ya que pocas veces muestra expresiones en su rostro.

—No puedo creer que hayas sido tan imbécil para créeme, pero déjame aclararte algo —Regresa su seriedad —. Nunca te diré lo que pasó ese día, eso te lo juro.

Sus palabras me enfurecen más e intento atacarlo, aunque lamentablemente no tengo un arma contra vampiros a mi alcance, solo la que puedo ocultar en los pasillos, mientras hay guardias vigilando.

Sin mucho esfuerzo, Emmet me esquiva y me golpea, así que caigo al suelo, tiene la ventaja.

—¡Oh cielos! —Uri grita.

—Estaba muy enojado y quería deshacer mi frustración con alguien, al final termine hablando de más, ahora tengo una mejor razón para golpearte.

—No te creas tanto —Me levanto rápido del suelo —soy un cazador, no te será tan fácil.

Espero a que me ataque y uso mi cuchillo, pero aunque logro cortarle, él se cura al instante. Si tan solo tuviera un arma contra vampiros ¿Y ahora qué hago? Estoy tan perdido.

"Atrápalo, aléjalo. Invoco a la esfera, trae protección entera. Aviéntalo, muy lejos, los vientos se lo llevan" —oigo un hechizo.

De repente una burbuja enorme, envuelve a Emmet y lo saca rápido de mi línea de visión.

—¿Qué fue eso? —digo sorprendido por tanta velocidad y luego observo a Uri —Que cool —opino emocionado.

—¡¿Eh?! —Se sobresalta —So... solo hice un hechizo —dice tímida —. Ese chico, iba a las... lastimarte, me asusté.

Camino hasta ella y retrocede, va tan atrás que su espalda choca contra la pared. Me observa confusa y su cara se vuelve más roja cuando me pongo a centímetros de esta. Apoyo mi mano a un costado de su cabeza, entonces ella se queda algo hipnotizada mirándome cuando le sonrío.

—Creo que me empiezan a gustar las bajitas —confieso aunque en realidad ya me encantaban.

—¿Sí?

—Sí, mucho —Agarro su barbilla.

Despacio me acerco a su boca y de repente siento el bonito tacto de sus labios. Afianzo el beso cuando tomo su nuca y jalo a la pequeña Uri hacia mí. Saboreo esas deleitantes sensaciones, formando una interesante conexión.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora