51. Oscuridad alrededor

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Tarik

Avanzo con la pandilla, cabizbajo por lo que le dije a Crash. Me lamento porque no he sido sutil. Sinceramente no me sale serlo. Debí haberlo previsto, pero no, yo siempre voy directo al punto.

Mala mía.

—Jefe —me llama Jav.

—¡Jefe! —me habla Lon.

—¡¡Jefe!! —grita Francisco con esa voz ronca que tiene y reacciono.

Frunzo el ceño y los miro enojado.

—¡¿Qué?!

Se asustan y empujan a Pedro para que hable.

—A... ahí viene —titubea y señala el camino.

—¿Quién? —Alzo una ceja.

—Crash.

Levanto la vista en esa dirección y veo al rubio acercarse hasta nosotros.

—Vol... volviste —Me sonrojo.

—¿Eh? Sí —dice el casi fantasma en un tono bajo, pero algo como confundido.

—¿Hablaste con Ace?

—¿Ace? Ah sí, ya no importa.

—¿Te encuentras bien? —pregunto preocupado ya que actúa raro.

Aunque supongo que tiene que ver con el adivino esa actitud.

Sonríe con confianza.

—Estoy en mi mejor momento —Alza la mano mostrando su palma —. Mira, el tatuaje ya no está —expresa feliz —las voces se fueron.

Me sorprendo, poniéndome alegre.

—Que bueno ¿Cómo pasó?

—Solo... —Su tono es suave y tranquilo —desaparecio.

Xia

Muevo mi nariz mientras el vehículo avanza y entonces me levanto de repente de mi asiento cuando huelo una fragancia conocida.

—¡Detente, ya encontré a Darren! —Sonrío de manera amplia —Podría oler a esa pequeñita en cualquier parte —Me muerdo el labio inferior.

Miro un segundo a Eris, pero ni caso me hace. Bueno, no importa. Bajo del coche y me dirijo a la posada en la cual Eliza estacionó en frente, por culpa de mi aviso.

Al entrar con las chicas, visualizo a una de las razas, los cuales son los peores enemigos de los cazadores.

Los demonios.

El hombre castaño se gira a mirarnos y su cola de flecha se mueve en un vaivén. Se queda observando un momento a Eliza y opina.

—No suelo decirle esto a las embarazadas pero ¿Me darías tu alma? Es preciosa.

La cobriza apoya las manos en sus caderas.

—Siempre he pensado que el mundo está lleno de raros y aquí está la prueba de eso.

El demonio se ríe.

—Amo ese tipo de carácter, te ganaste un aliado —Le da una tarjeta —. Veo oscuridad a tu alrededor, si tienes problemas, llámeme —Le guiña el ojo.

—Iugh, no —Lo mira raro.

—Adiós —Chasquea los dedos y desaparece en un humo rojo.

—¿Qué fue todo eso? —Visualizo a Seyn.

Me río.

—Un íncubo acechando presas.

—¿Íncubo?

Me cruzo de brazos para contestar.

—Los llamados demonios del sexo, se alimentan de la energía vital de las mujeres.

—No me gusta cómo suena eso.

—¿Por qué? —Alzo una ceja.

Se gira buscando creo que a Darren, el cual parece que estuvo aquí, pero se fue, su fragancia está más lejos ahora.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora