17. Emociones intensas

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Todos se han ido de viaje y yo me muero de sed. Estoy solo solito. Deseo ir a ese aquelarre, a ayudar con los demás, la sensación se siente intensa, más de lo normal.

Cierto, ya no soy normal.

Observo la ilusión del reloj en mi mano que está detenido, me mantengo sentado en un banco de este cuarto que me dió Blake y apoyo los brazos junto con mi cabeza en la mesa.

Las sensaciones son tan fuertes que molestan.

Sabía que si me convertía en vampiro, algo como esto podía pasar, siempre supe cual era la solución pero no la quería. Sí, puedo sentir que nací para esto, pero también no puedo evitar la emociones intensas.

Alegría.

Enojo.

Tristeza.

Oh la tristeza.

—Pequeño saltamontes, me dueles más que antes.

Y que rico hueles, maldita sea.

Me levanto de mi asiento y camino hasta la puerta, al abrirla la luz del sol me cega ¿Por qué si Blake es un vampiro tiene tantos ventanales? Pareciera a propósito, que me ponga unas cortinas, por favor.

—¡Vampirito! —Sonrío cuando llego a su laboratorio y se distrae, así que el tubo de ensayo que tenía en las manos se le cae —Perdón —Me río pero él me mira con odio.

—¡¿Eres imbécil o que te pasa?! —grita furioso.

—Eso lo mencionaste en tu bitácora, ahora lo dudas, estoy feliz.

Bufa.

—¿Qué quieres?

—Ay ¿Me odias? —Hago puchero.

—No soporto a nadie —expresa fríamente.

—A Emmet sí —Alzo un dedo.

—Mi hermano es callado.

—Touché.

Camino hasta dónde está sentado, apoyo la mano en la mesa y me acerco a su rostro, formando una sonrisa.

—Deberias dejar de ser tan arisco —sugiero.

—Y tú tan denso.

Me río.

—Es que me aburro.

—No es mi problema.

—¿Cómo que no? Yo estoy a tu cuidado.

Rueda los ojos.

—No soy niñera de nadie.

—Sin embargo me retienes aquí —Me muerdo el labio inferior.

—A mí no me culpes, esos son tus amiguitos.

—El gran Blake Razieli, dominado por sus enemigos —Se queda tieso cuando lo provoco.

—No... no... —expresa confundido y nervioso hasta casi indignado diría yo —. Eso no es cierto.

—Claro que sí —Apoyo un dedo en mis labios —¿Dónde quedó ese villano candente que atemorizaba a todos?

—Ay ya cállate, y no me manipules, no funcionará, no esta vez —Deja de mirarme y vuelve a observar sus frascos, para seguir con sus experimentos.

—Pero si nos divertimos y lo mejor, no te enfadaste como otros —Pienso en Tarik.

—Será porque me da igual.

—Pues si no te importa, vamos al aquelarre Osiris ¿Qué dices? —Apoyo mis codos en la mesa.

—¿Para qué?

—Para que puedas vengarte de esa bruja.

Una sonrisa se forma en su rostro, a manera de aprobación, le parece interesante mi idea.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora