Aradia #5

46. Sensación extraña

Seyn

Rodeados. Al parecer Nyx no puede utilizar su poder y yo tengo que ver cómo usar esta espada, mientras sostengo a Darren. Necesito un milagro.

—¿Qué es eso? —dice una de las brujas y me giro a ver.

La enorme puerta tiene un cerrojo igual de grande, pero lo que asombra es que hay una flecha moviéndose hasta este. Digo, es, no sé cómo explicarlo, una cosa larga que desbloquea la puerta. Es muy extraño y ni idea de dónde ha venido, pero hay que aprovechar la oportunidad. Nyx agarra a su hermano y ahora puede teletransportarlo a una distancia prudente, usando un mínimo de poder. Por mi parte, corro hacia la salida, aún con Darren en mis brazos. Oigo las órdenes de la Reina Madre, ya que grita poniéndose furiosa. Por suerte para nosotros, logramos escapar.

Aunque me sigue pareciendo extraña la manera.

Crash

"No siento lo mismo".

Me duele, lo sabía pero me duele igual. Ace dejo de mentirme, pero eso no me reconforta. Soy patético, he vivido en una ilusión. Es tan frustrante esto. Me quiero morir y no puedo. Ni siquiera puedo ir al paraíso. Tanto que me quejaba de ir a la puerta de las almas a preguntar, desearía volver el tiempo atrás.

Todo está perdido.

Dejo de ser invisible y en vez de flotar corro, es complicado ser un casi fantasma, más cuando estoy triste, me cuesta controlarlo ¿Qué digo? Siempre me invade la tristeza, aunque ahora es diferente, siento que estoy en un foso del cual no logro salir. Muchas más lágrimas me siguen cayendo y por estúpido me tropiezo con un charco, terminando en el suelo. Me quedo arrodillado en el piso, sollozando aún más.

"En el fondo".

Oigo susurros y me sobresalto.

—¿Quién está ahí? —Me refriego los ojos y siento una molestia en la mano.

"Nos alimentamos de la tristeza".

Despacio observo la araña en mi palma, el tatuaje ha crecido ¿Acabo de reanimarlas? Se multiplican, mi dolor las desperto. Me duele mucho mi mano, está palpitando.

"Ahí viene".

—¿Quién? —pregunto sintiéndome hipnotizado.

"Eliza".

Cierto, el trato que hizo Ace con las voces.

—Auch —chillo cuando el dolor se acentúa y empieza a crecer.

Ahora no solo me siento mal en mi mano, sino también mi cuerpo. Me abrazo fuerte, no me siento bien, así que cierro los ojos con fuerza. Noto que mi pelo crece, entonces vuelvo a observar, mi mano se ve más refinada. La respiración se me corta y despacio me observo en el charco al cual me tropecé con anterioridad.

Soy una chica.

¿Pero cómo? ¿No había un hechizo para eso? No entiendo.

"Síguela".

—¿A quién? —digo confundido.

"A Eliza".

"Ahí viene".

—¡¡Déjenme en paz!! —grito haciendo un fallido intento por callarlas, cubriéndome las orejas.

Aunque es obvio que ellas están en mi mente.

"¿Te duele?"

"Pues olvídalo".

"Síguela".

Alzo la vista oyendo un vehículo acercarse, me levanto del suelo como puedo y camino en dirección a la calle, dejando el callejón. Al estar adolorido, me tropiezo y el coche frena de manera abrupta.

—Oh cielos ¿Estás bien? —Alzo la vista viendo a una cobriza, la cual baja del auto para ayudarme.

¿La conozco? Por una extraña razón siento que la olvidé.

—Eh... sí... yo estaba...

Me duele la cabeza, no sé qué está pasando, ni cómo llegue aquí, no lo recuerdo.

—¿Te has perdido? —pregunta ella —¿Cómo te llamas?

Me toco el cabello.

—No sé, no recuerdo.

—¡Hey, dónde entran tres, pueden ir cuatro! —grita una pelirroja desde el auto.

—Tiene razón —contesta la cobriza —además, no es seguro estar aquí —Ofrece su mano —te alcanzaré hasta un lugar menos peligroso ¿Te parece? —Me sonríe.

—Eh yo...

"Dile que sí".

—Sí —respondo de inmediato aunque no sé a quién.

Siento una mano en mi hombro aunque no hay nadie ahí.

"Oculta el tatuaje".

Bajo un poco la manga de mi chaqueta aunque ya es larga y luego sigo a la chica hasta el vehículo. Me subo en el asiento trasero viendo a la de cabello rojizo y a otra de pelo blanco. Las acompaño, aún sintiéndome extraña. Me confunde un poco pensarlo, pero soy una mujer ¿no? Tengo la rara sensación que en otra vida he sido hombre.