67. Necesidades pasionales

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Xia

Día de mala suerte. He perdido el collar que representa mi estado de dragón, en manos del enemigo. Irónico porque me han cortado la mano y para colmo nos persiguen. Gracias a la pequeña Aradia pudimos huir de aquel ritual, pero las brujas no se rinden. Frenamos cuando tenemos a Seyn en frente.

—Deténganse ahora —exige el rubio con cara seria y viendo sus ojos me doy cuenta que no es él. Los guardias vienen por detrás y estamos rodeadas —. Ya no pueden escapar —Saca su espada y sonrío.

—Lo irónico es que tú seas un caballero y yo un dragón —Al darme cuenta, alzo la única mano que tengo y prendo llamas en esta.

Eris retrocede.

—¿Estás segura? Es Seyn.

—Nunca he estado más segura —le respondo a ella y lanzo la bola de fuego hacia él.

El caballero esquiva mi ataque, así que logramos correr. Al perderlos llegamos a la posada y nos detenemos para tomar el aire que nos falta.

—¿Qué les pasa? —pregunta Eliza al ver nuestros estados y luego se alarma —¡Oh cielos! Tu mano —Cubre su boca sorprendida.

—El ritual... —Suspiro —no era en la noche como pensábamos.

—Lo siento tanto —se disculpa cabizbaja Eris —es mi culpa.

—No lo sabías —Me río —. No te preocupes.

—Estaba seguro de que mi predicción era incorrecta —Ace sale del pasillo dónde están las habitaciones y muerde la patita de unos lentes que cálculo son de Blake, luego se los pone sobre la cabeza —. Bueno, entonces tendrás que encargarte de otra manera, te conseguiré una prótesis.

—Se ve que estás ocupado —Miro su cremallera abierta y me río —no te entretendré mucho.

Sonríe y se sube el cierre.

—Mi pareja puede esperar, ya que no puede escapar —Toca los lentes que están en su cabeza —conseguiré esa prótesis, en un parpadear —Se me acerca hasta mi oído —. Además, estoy seguro de que ustedes pueden gozar.

Me río.

—Amo tus poemas.

—¿De qué están hablando? —pregunta Eris entrecerrando los ojos, ya que no interpretó sus rimas por completo.

—¿Me esperas un segundo? —le aclaro a Eris, empujando a Ace, para alejarme y que no nos escuché —¿Me estás queriendo decir qué...? —le pregunto emocionada.

—Yo no dije nada —Se ríe.

—Estoy segura que tus ojos te mostraron algo —Me muerdo el labio inferior.

—De hecho sí, pero dejé a la mitad mi acto sexual por culpa de esa visión y ahora mis partes íntimas no me dejan pensar con claridad —Sonríe.

Hago una carcajada.

—Cálmate, necesitas moderación.

—Solo la tendré cuando el hermano esté cerca, después mientras me dejen seguir jugando, yo continuaré atendiendo mis necesidades pasionales.

Apoyo mi única mano en mi cadera.

—Me agrada tu manera de ver el mundo, me la copiaré.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora