Xia
Por lo que ha contado Ace, parece que habrá un ritual esta noche, quieren traer a una diosa o algo así. Giro mi vista a mirar a Eris, la cual se encuentra sentada en una silla, observando por la ventana, viendo la calle, pero pérdida en sus pensamientos. Me le acerco a preguntarle, porque estoy segura de que sabe algo más y cuando estoy parada en frente de ella, me la quedo mirando sin interrumpirla.
—¿Qué? —pregunta al notar que la observo pero no deja de ver al frente.
—Dijiste que tu hermana podía estar muerta —le recuerdo lo que me contó —¿Crees que te buscan por eso?
—Pienso que no la pudieron usar a ella, entonces me necesitan a mí, aunque soy una rechazada, les sirvo igual.
—¿Cómo?
—Mi sangre está maldita y aleja a las personas de mí, así que no tengo muchos vínculos, cómo para arruinarles el plan.
—¿A qué te refieres? —Apoyo mis dedos en mi barbilla intentando entender.
—Que aunque mi magia no sea pura por culpa de la maldición, mi cuerpo sigue siendo virgen
—Oh —Reacciono y chaqueo los dedos —ya entiendo —El silencio vuelve a estar entre nosotras. Así que agrego algo más —¿Eso quiere decir que van a matarte y no te veré más?
—Sí —dice cortante.
—Estaré muy triste —declaro y me acerco a su rostro —pero encontraré la manera de que no suceda.
Gira su cara a mirarme y al estar a centímetros de mí, aprovecho agarrando su rostro con ambas manos, entonces uno sus labios con los míos. Sus ojos se abren en grande por la sorpresa. Cuando abre la boca, saco ventaja de esto y meto mi lengua. No la suelto, por lo tanto cierra los ojos mientras forcejea y se agarra de mis hombros.
Es tan cálida como la imaginé.
Tan albina que se veía y ahora sus mejillas se han vuelto rojas.
Su mano se sueltan y cuando descubre lo que quiere agarrar abre los ojos. Entonces unas chispas salen del collar que me arrebata y ambas salimos disparadas en diferentes direcciones del lugar de la recepción. Eris se levanta del suelo y sale corriendo fuera de la posada, entonces la sigo. No solo porque quiero disculparme sino también porque sin darse cuenta se lleva la reliquia que me representa como dragón.
Seyn
Continúo buscando a Darren por las calles del aquelarre, pero es imposible encontrarlo, parece como si hubiera desaparecido de la tierra.
—¡¡Darren!! —grito llamándolo, alzando las manos en un gesto con ambas en mi cara, como si hiciera la forma de un megáfono —¡¡Mariposa!!
—Tengo muchas dudas existenciales contigo —Escucho detrás de mí, bajo mis brazos y me giro rápido al reconocer la voz —¿Cómo se te pierde esta belleza? —Aquel demonio sostiene a Darren inconsciente, que sigue en su forma femenina como la última vez que lo vi —¿Y por qué no la llamas Darlene?
Frunzo el ceño.
—Leik Misteik, suelta a mi prometido ahora —amenazo.
—Prometida —me corrige y luego se ríe —. Perdón, no me acostumbro, es que, viví engañado todo este tiempo.
—¿Y a mí qué me importa? —Saco mi espada y lo apunto con esta —Devuélvelo.
—Ven por ella —Comienza a flotar e irse, así que lo sigo empezando a correr, ya que él se ha vuelto más rápido.
Las palabras de Ace retumban en mi mente cuando llego al lugar en el que se supone que no debía estar.
"No vayas por nada del mundo al manantial esta noche, tú no puedes ir a salvar a Aradia".
Presiono mis dientes.
—El manantial —digo al verlo.
—Llegas justo a tiempo caballero —Veo venir a la tan nombrada Reina Madre, que en una mano tiene una jeringa llena de sangre y en la otra una correa que lleva hasta las manos atadas de la que parece ser una lastimada Calipso.
Su antigua mano derecha.
—Soy bueno deduciendo cosas, pero, ¿dónde está Darren? —Me giro y visualizo a Leik Misteik sentado en una roca con mi prometido aún inconsciente entre sus brazos —¡¿Qué crees que haces maldito demonio?! —le grito —¡¡Suéltalo ahora!!
La cola en punta de flecha que se nota afilada, se apoya en el cuello de mi pareja.
—Yo vengo a ver cómo abres una puerta, me van a pagar muy bien por esto, así que realmente no me importa mucho si le corto el cuello —me avisa, pero me doy la vuelta al ver que Eris aparece corriendo, deteniéndose sorprendida.
—¿Cómo es que... —expresa la chica de cabello blanco y detrás viene Xia que también queda perpleja.
La Reina Madre comienza a reír, como burlándose de la situación, entonces confiesa.
—Este siempre fue mi plan desde el principio, mis ingredientes vinieron solos hacia mí —Clava la jeringa en una bola de cristal negra, la cual demuestra que tiene el componente de las voces como el que encerró a Maik la otra vez —¿Comenzamos el famoso ritual? Les encantará.
Creí que era en la noche ¿o en realidad ya lo es? Miro al cielo, dándome cuenta que estoy perdido, atrapado y no puedo ayudar a ninguno de mis amigos ¿Qué voy a hacer?
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Aradia #5
ParanormalLa razón del todo. Bienvenida al aquelarre Osiris, Aradia. Historia anteriormente llamada: Rechazada. Saga Restauración #5