25. Jugando con fuego

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Es de noche, aunque siempre está oscuro aquí, pero se nota por el silencio en la calle, hay calma. Sigo con la vista a Blake mientras caminamos, entonces decido abrir un tema de conversación, ya que he comenzado a tener curiosidad sobre él.

—¿Cuando eras humano eras así de achuchable? —Se gira a mirarme mal y me río, así que cambio la pregunta —¿Algún día vas a decirme tu verdadero nombre?

—¿Vas a dejar de hablarme si te lo digo?

Sonrío más amplio.

—Quizás, o la conversación se vuelva más interesante y te diga una visión.

Bufa y deja de caminar.

—No tengo.

—¿Qué?

Frunce el ceño.

—Que no tengo nombre.

—Oh ¿Por qué? ¿No me estarás mintiendo o sí? —Suspiro.

—No, es porque cuando tiran a un bebé en una zanja, no se le pone un nombre, solo lo dejan ahí para que se muera, tan simple cómo eso.

Pongo una mano en mi corazón.

—Ay lloraré, dolió feo.

—A mí me da igual —Se gira —¿Seguimos? Hay que encontrar la guarida de esa bruja.

Camino hasta él y lo abrazo por detrás.

—Déjame que te reconforto.

—Vete a reconfortar a tu novio, a tu pandillero, al restaurador, quizás a tu vecino, no sé, pero a mí no me molestes —Me pega un codazo y auch sí que duele.

Me alejo agarrándome el estómago.

—Que fuerte —Me muerdo el labio inferior y luego vuelvo al tema anterior —. Por cierto, el sexy robot te estuvo cuidando durante todo ese tiempo ¿no? Que bonito, ahora entiendo porque tanta sobreprotección.

Hace un silencio hasta que suspira.

—Ciertamente, por algo es así de frío.

Sonrío.

—Sí, se ve que se preocupa por ti —Hago una pausa y ya que no me responde confieso —. Amo que te abras a mí y me cuentes tus cosas.

Se ríe y me mira raro.

—¿Por qué pienso que todo lo que dices lo haces a propósito para que los demás lo malpiensen?

—Es que mi boca también despide éxtasis —Me relamo los labios.

—Sí, cómo sea —Se cruza de brazos y continúa sonriente —¿No me ibas a decir una premonición o perdiste tus poderes de clarividente al convertirte en vampiro? —se burla.

Me acerco a su rostro, apoyando mi mano en su hombro.

—Que estoy jugando con fuego y sé que me voy a quemar, pero no me importa.

—Obvio, porque te voy a cortar la garganta si intentas algo —Borra su sonrisa.

—No, porque... —A toda velocidad, con esa rapidez de vampiro, lo empujo contra una pared, que no estaba tan cerca pero al ser una criatura sobrenatural, el acercamiento fue tan solo en un instante —el que me preocupa no eres tú —confieso y me acerco a sus tentadores labios.

Se ríe.

—¿Crees que no puedo matarte? ¿Olvidas quién soy acaso?

—Me tienta mucho tu boca —Toco su mejilla —y que bonitos ojos —Le saco los lentes y me deleito con ese ámbar tirando al verde, un hermoso color avellana.

—¡No haga eso que no veo nada! —expresa nervioso y me río —¡¿Te burlas de mí?! —se enfada.

—Solo un poco —Uno mis labios con los suyos y se queda quieto.

Cómo disfruto de esa boca cuando cierra los ojos y se deja llevar por el momento. Intenta agarrar sus anteojos pero no lo dejo, lo sigo besando.

—¿Te diviertes? —reconozco esa voz y ya recuerdo el fuego al que me refería antes.

Rápido le devuelvo los lentes a Blake, este se los pone y se cubre la boca con su mano, estando sonrojado. Me alejo un poco cuando Emmet me sigue con la vista, cada movimiento que hago. Su aspecto es intimidante, tiene sangre en cada parte de su piel y traje. Sus ojos están rojos, así que calculo que el líquido carmesí no es de él. Supongo que acaba de enfrentarse a unas cuantas brujas, pero eso no evita que se vea fuerte, pareciera que tiene energía más que suficiente para cortarme el cuello. El que me dió mi nueva vida, también me la puede sacar en un instante.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora