35. ¿Quién es Aradia?

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Calipso

Me duele el estómago, creo que tengo una enorme herida allí, pienso que por eso perdí la conciencia. Abro los ojos despacio, hay mucha sangre, todo está borroso. Cuando empiezo a visualizar mejor, mis ojos se abren en grande por la sorpresa.

—Ryley —Me arrastro para acercarme al lobo que está a pocos centímetros de mí, pero que también tiene sangre —. Hey, Ryley —lo vuelvo a llamar cuando llego a tocar su trompa —despierta —digo afligida.

Me sobresalto cuando sus ojos se abren, pero sonrío al encontrarme con ese intenso amarillo mirándome.

—Me asustaste estúpido —Lagrimas caen de mis ojos y lloro cómo boba.

Acerca su cabeza a la mía y en un leve movimiento me hace un cariño. Lo acaricio con ambas manos y termino abrazando ese hermoso pelaje amarronado.

—¡Calipso! —oigo el grito de mi esposo, entonces me sobresalto —Así te quería agarrar —Me toma del brazo y me levanta del suelo de manera abrupta —¿Con el lobo esclavo? ¿En serio? —expresa desconcertado.

—Break, no es momento —digo adolorida, sosteniéndome cómo puedo.

—¡Eres una traidora! La Reina Madre está decepcionada de ti ¿Le dijiste al vampiro dónde estaba su ama? Por suerte lo arregló a tiempo ¿Y sino lo solucionaba? Los planes a la basura, eres una estúpida.

—Yo no dije... —reacciono dándome cuenta, así que me termino callando.

Fue Ryley, para salvarme, claro está. No pueden saber que lo sabe y que le contó a Albert. No lo matarían porque necesitan su veneno de licántropo, pero podrían enviarlo a un calabozo. No estaría más en el invernadero, en su ambiente, no puedo permitirlo, al menos allí tienes algo más cercano a su hogar.

—No lo pensé —me inculpo falsamente —él iba a matarme.

Break deja de verme enojado y se da cuenta recién ahora de su error.

—Mierda —maldice observándome y me sostiene de ambos brazos —. Escúchame Cali —Oigo el gruño de Ryley mientras mi marido me llama por un apodo más informal —la Reina Madre quiere verte, tienes que aguantar ¿Entiendes? ¿Me estás escuchando? —insiste ya que me viene un vahído e intento mantener la lucidez.

—Lo comprendo, aunque de todas formas rodará mi cabeza.

—Tú sigue mis instrucciones al pie de la letra y no sucederá eso ¿De acuerdo? —Mueve la mano haciendo una señal y alzo la vista, viendo cómo se acercan otros brujos.

—¿Qué están haciendo? —Frunzo el ceño al ver que con sogas intentan llevarse a a Ryley.

—Olvídate del lobo y preocupate por tu cabeza, no le diré a la Reina Madre sobre lo que vi, pero más vale que te comportes o tendré que hablar —amenaza.

Maldita sea, mi vida pende de un hilo si continúo cometiendo errores. Si sobrevivo a la conversación con esa mujer, después no podré hacer nada, porque Break sabe mi secreto.

Al llegar a la sala principal me sobresalto, visualizo a ese Albert, el mismo que me metió en todo este lío, bebiendo sangre del cuello de una chica, una de nuestras brujas.

—¿Qué significa esto? —expreso molesta cuando la muchacha cae el suelo y el vampiro se relame los labios.

—Le ofrezco un aperitivo a nuestro desagradable invitado —expresa la Reina Madre acercándose hasta mí, pero la ignoro y me agacho, revisando si la chica está bien —no te preocupes por cosas tan triviales, mejor dime qué tienes que decir en tu defensa, le contaste a este hombre dónde estaba Eloise.

—En realidad lo dijo...

Interrumpo al vampiro y él sonríe, pero me deja hablar.

—Lo hice porque temía por mi seguridad y la de los demás, no es trivial una vida para mí —Me levanto a mirarla, estando firme, a pesar que me duele el cuerpo —. Reina Madre, entienda mi posición, si todos morimos ¿Qué queda del aquelarre? Nada, estaría vacío.

Ella aplaude.

—Por eso me caes tan bien, piensas en lo importante, nuestro aquelarre, lástima que no en nuestras metas —Baja las manos y mira a Albert —yo... —Avanza y le observa la mano para luego agarrarla, la cual se está curando, al parecer alguien se la corto —busco los beneficios que todos podemos tener y mis planes no fallan, este hombre fue a buscar a Darren Wein y no lo consiguió, pero porque ese era mi plan —Gira su vista a observarme, soltando su mano —¿No Calipso? ¿O acaso no estuviste investigando a Seyn Bradford para ganar puntos conmigo?

Frunzo el ceño.

—No encontré nada de él, aparte de ser el desplazado de la familia.

—Exacto ¿Y qué estamos intentando aquí? —Ladea la cabeza.

—Pues... —Trago saliva —traer devuelta a Aradia.

—¿Y quién es Aradia?

—Bueno —Bajo la cabeza —es nuestra diosa.

—La diosa de las brujas tiene que volver, Calipso y solo me falta un ingrediente —Mira hacia la ventana.

—¿Y cuál es ese? —pregunta Albert curioso.

Sonríe con satisfacción.

—Un dragón.

Cierto, y solo un caballero de la diosa podrá encargarse de este asunto.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora