11. Una leyenda

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Eris

Le informo a Darren por teléfono cómo entrar al aquelarre Osiris y le devuelvo el teléfono a Blake. Me preparo para irme del edificio Razieli, pero veo que Xia regresa, de dónde sea que haya ido, antes de guiarme hasta aquí.

—¿Lo encontraste? —le pregunta Ace a la pelirroja y está saca un collar de su bolsillo.

Uno que realmente me es familiar, como de una raza en específico.

—Fue difícil, pero lo conseguí —contesta y lo vuelve a guardar.

—¿Segura? Recuerdo que dijiste que lo ocultará y tu tono sonó a peligro cuando me contaste.

Hace una sonrisa amplia.

—Lo necesitaré de todas formas, ¿no querías que vaya a ayudar? Pues eso hago —Le guiña el ojo.

—Sí —Ace pone una mano en la mejilla, haciendo un gesto de decepción —es que quería ir yo, pero Vampirito no me deja —Señala a Blake y este rueda los ojos.

Xia se ríe.

—Fea la actitud.

—¿Ves? Ella me entiende —le replica.

—Eso es porque es tu calientacama —se defiende el vampiro científico.

—No lo vamos a negar —Los labios de la pelirroja se curvan en una sonrisa —pero eso no viene al tema.

—Cómo sea, si me disculpan, yo seguiré con mis investigaciones, cuando tengan algo productivo que decir, cuéntenme —Desaparece.

—Ay me dejó y aún tengo hambre —Ace se queja y termina yéndose también.

Se siente el silencio, hasta que escucho sus tacos acercarse hasta mí. Xia apoya una mano en la pared y me giro a mirarla.

—¿Por qué tan callada chiquita? —me pregunta.

—No hay nada que decir, ya exprese lo necesario, si me disculpas, ahora me iré —La esquivo y me sigue.

—¿No vas a desearme suerte? Iré a un lugar infestado de brujas malas.

—La suerte no existe, es el destino que te toca —la corrijo.

—Qué casualidad, a mi raza le encanta nombrar al destino ¿No has leído de leyendas?

Me detengo, dejando de caminar, y la observo.

—Si eres una leyenda ¿Por qué te ocultas? ¿No quieres ser reconocida? Parece una contradicción, nombrar el secreto que tanto guardas.

Hace puchero.

—Ay que arisca, yo no lo quiero esconder, son las circunstancias.

—Es a lo que me refiero, cada uno está dónde debe estar, no hay suerte.

—Que complicada eres, no me pongas en un acertijo —Se ríe —para eso ya lo tenemos a Ace.

—No me importa —Me doy vuelta para irme definitivamente, pero me detengo al ver que se abre un portal y visualizar a Calipso —. Tú...

—He venido a buscarte —declara la rubia con el báculo.

Maldigo que hayan puesto algún sahumerio en este lugar, seguro saben la ubicación de este sitio por esa razón.

Aradia #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora