Los semidioses estaban en la habitación en que le habían asignado al entrar al hotel pasando un poco el rato ya que esperaban perder un poco de tiempo para poder encontrar a los hermanos. Ellos estaba jugando un poco a las cartas, más específicamente al poker, donde Luke estaba dejando sin dinero a un sátiro y a una hija de Atenea mientras que Percy y Zöe se dedicaban a observar a los tres residentes del campamento.
- ¿Todos lo hijos de Hermes son buenos en los juegos? - Preguntó el hijo de la diosa de la nieve.
- Bueno, se podría decir que si. - Dijo la teniente de las cazadoras. - Son hijos del dios patrón de los ladrones y en el campamento tienen fama de ladrones. Es más, algunas amigas que tengo en el campamento me han dicho que si les pides algo y les das unos pocos drackmas te lo pueden conseguir con mucha facilidad.
Eso sorprendió a Percy, ya que en su cabeza se formo una imagen en la que los hijos de Hermes eran una especie de contrabandistas con armas de fuego que se jugaban la vida por unas latas de Coca-Cola y unas bolsas de patatas, algo que fascinaba a Percy. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Grover se levantó enfadado y sin una flauta de pan que solía tener atada al cuello.
- ¡Me rindo! - Dijo el sátiro ya harto de perder. - No hay quien te gane Luke.
- Es normal, soy el mejor de la cabaña once. - Dij con una sonrisa de orgullo por lo que él mismo dijo de si mismo. - Oye, Percy, ¿te apuntas a una partida?, esta vez no apostaremos dinero.
Él solo asintió, ya que habían acordado salir en una hora y faltaban diez minutos para que se cumpliera, por lo que decidió jugar un rato con el hijo de Hermes. En esos diez minutos dejó a todos sorprendidos ya que Luke había perdido un total de ocho partidas. Al final, Percy, dejó de humillar a Luke porque se había cumplido la hora y se preparó para ir a buscar a los hijos de Hades. Una vez todos listos fueron a buscar por el hotel a los dos hermanos.
Entre todos decidieron que era mejor separarse, Grover se puso a buscar por la zona de las habitaciones para controlar cuando alguien salía, Annabeth se quedó en la zona de los juegos recreativos, Luke en el bar; aunque dejó muy claro que no era para tomar algo, Zöe fue a la zona donde los niños disfrutaban, como por ejemplo la piscina, una tienda de regalos y cosas por el estilo, y Percy fue a buscar por la recepción y zonas libres donde había visto a Bianca y a Nico.
Actualmente podemos ver a nuestro protagonista caminando por la zona donde Nico solía intercambiar cartas con otros niños que habitaban el hotel en ese momento. Buscó en toda la zona, pero no encontró nada, pero lo que si logró encontrar fue a unos de los niños que solían estar con el chico. Percy vio esto como una posible fuente de información, por lo que se acercó a los niños para preguntar.
- Oye chicos, ¿vosotros sabéis donde puedo encontrar a Nico Di Angelo? - Preguntó el hijo de Quíone con mucha educación a los niños.
- Pues no lo sé. - Dijo uno de los dos niños que era castaño con los ojos castaños. - Habíamos quedado aquí hace unos días, pero no se presentó, también lo estamos buscando. - Explicó con calma.
Eso preocupó a Percy, supuestamente Nico habría estado con estos niños dispuestos a cambiar cartas ¿Y si le hubiera pasado algo? Esto no le gustaba.
Percy siguió buscando a los hermanos, pero se vio interrumpido por una imagen que hizo que dejara de pensar en lo que estaba haciendo. Estaba viendo a una chica, muy parecida a Bianca, que estaba corriendo mientras se frotaba los ojos. Esta imagen rompió el corazón de nuestro héroe, por lo que decidió seguirla para, uno saber si de verdad era ella, y dos, saber que le pasaba. Él corrió por los pasillos hasta que por fin pudo alcanzar a la chica que puedo comprobar que era Bianca ya que era igual a la Bianca que había visto en sus sueños.
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Percy Jackson el señor del invierno
FanfictionSally se ve obligada a abandonar Estados Unidos porque Poseidón repudió a Percy, haciendo que sea más vulnerable a los monstruos, ella se va a Vancouver, pero un día, una jauría de perros del infiernos la atacan hasta casi matarla. Con sus últimas e...