Percy había conseguido saber de la existencia de los magos egipcios, cosa que ni siquiera los dioses olímpicos sabían. Este hecho llamó mucho la atención de los semidioses que vivían en el campamento y llegaban a pensar que no era de fiar ya que esa información podría haber sido una buena baza para esta guerra que estaban luchando. Por otra parte, las cazadoras no parecían importarle lo que estaba haciendo Percy en sus momentos privados, según Zöe, él podría dedicarse a la bolsa de valores y ser multimillonario o un barman de prestigio que ella le querría igual.
Tras haber jugado un poco con Nico, nuestro héroe helado procedió a crear una zona donde él tendría la mayor ventaja posible en una posible amenaza próxima. Posó su mano en el suelo y procedió a congelar y hacer que nevase más en la isla de Manhattan haciendo que todos los que estaban en la calle se visen obligados a entrar debido al frío que hacía en el exterior, tanto que hasta Nico y Bianca, que ya estaban acostumbrados al frío, tuvieron que entrar para evitar la congelación.
Tras unos segundos, Percy volvió a la base improvisada donde se encontró con todos, los cuales algunos le miraban de una forma inquisitiva.
- ¿Qué pasa? - Dijo el hijo de Quíone al ver su cara. - ¿Tengo algo en la cara?
- ¿Cómo es que conoces nuestra existencia? - Preguntó Carter muy serio mientras Sadie estaba detrás de él viendo algo en su teléfono sin prestar atención en lo que suc8edía a su alrededor.
- Bueno, todo comenzó hace ya como unos dieciséis. - Dijo este llamando la atención de todos. - Era yo un espermatozoide en...
- No quiero saber eso. - Dijo Carter intentando hacer callar a su hermana menor. - Solo quiero saber el como descubriste nuestra existencia.
- Ah, bueno. - Dijo Percy mientras se sentaba en un sillón de la zona de espera. - Pues estaba yo un día aburrido sentado en la sala del trono con mi madre cuando yo era pequeño.
Flashback.
Podemos ver a un pequeño Percy sentado en el regazo de su madre mientras esta le contaba historias de su vida, pero cuando llegó el medio día, el pequeño niño se cansó de historias.
- Maman, je veux savoir s'il y a plus de dieux comme toi. (Mamá, quiero saber si hay más dioses como tú) - Preguntó el pequeño con una sonrisa haciendo que la diosa de la nieve sonriera con él.
- Bueno, mi pequeño héroe, hay muchos dioses en el mundo. - Dijo esta con una sonrisa. - Incluso en estas tierras antes tenían sus propios dioses. Antes habían dioses romanos,egipcios, nórdicos, hawaianos, japoneses, chinos, hindúes, celtas, iberos y muchos más.
Ante ese comentario a Percy le brillaron los ojos. - Et existent-ils encore? (¿Y siguen existiendo?). - Preguntó este muy ilusionado.
- Bueno, la mayoría de ellos viven el EEUU. - Dijo la madre haciendo que su hijo se quede muy impresionado por lo dicho. - Los más raros de ver son los celtas, ellos no salen de Irlanda y Reino Unido.
Ellos siguieron hablando por muchas horas hasta que llegó la noche. Los días fueron pasando hasta que Quíone tuvo que irse con su padre a una reunión con los otros reyes de los vientos junto con Eolo. Sus tíos-abuelos se portaban muy bien con ellos, el favorito de Percy era Céfiro, mientras que los otros dos, Noto y Euro, lo ignoraban un poco más.
En esa época, Percy estaba empezando a pasar por una etapa de su vida en la que no quería separarse de su madre, por lo que les acompañó a la reunión. Durante la reunión no pudo hacer nada que no fuera estar cogido de la mano de su madre, siendo todo muy aburrido para el pobre niño. Por haber aguantado tanto tiempo sin ni siquiera quejarse su madre decidió dar una vuelta con él por todo el país de Estados Unidos viendo como estaban las ciudades más importantes. Pero lo que más le llamó la atención fue una visita que hicieron a un campamento donde había muchos semidioses que no parecían griegos. Tras esa visita logró ver también a gente con palos que decía muchas palabras raras.
ESTÁS LEYENDO
Percy Jackson el señor del invierno
FanfictionSally se ve obligada a abandonar Estados Unidos porque Poseidón repudió a Percy, haciendo que sea más vulnerable a los monstruos, ella se va a Vancouver, pero un día, una jauría de perros del infiernos la atacan hasta casi matarla. Con sus últimas e...