Hielo contra tiempo

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Percy estaba parado en una calle mirando a una parte en especifico. Sabía que estaba en una burbuja en la que tiempo estaba congelado, por lo que Zero estaba en la ciudad para la pelea por los tronos del Olimpo.

Caminó por la calle en la que estaba con la intención de llegar hasta donde estaba Zero, pero o había forma de encontrarlo, solo había encontrado a un montón de monstruos que mató con mucha sencillez. Percy sabía que no podía estar muy lejos ya que hacer algo así como lo está haciendo él debe costar mucha energía y se cansaría demasiado. 

- Venga bastardo. - Gritó Percy por la calle. - Creo que ya es hora de que salgas, no querrás volver a enfadar a tu querido papi, ¿Verdad? - Con eso dicho, Percy esperó una respuesta pero no sonó nada de parte del semititán. - Al final va a tener razón tu padre, eres un cobarde que tiene ,miedo de enfrentarse con un simple semidiós. - Volvió a hablar. - Venga vamos. El gran Zero tiene tanto miedo como para salir de su escondite y lo único que hace es mandar monstruos que son inútiles. ¡Deja de ser un crío y sal a pelear como un hombre!

No había respuesta por parte de Zero. Pero este lo había escuchado todo, él estaba en una azotea de un edificio aledaño a donde estaba el hijo de Quíone. Estaba furioso por lo que había odio de su rival, él no tenía miedo ni era un crío, sabía perfectamente que si se lanzaba al ataque de una forma apresurada era muy probable que no saliera con vida de la batalla.

Los dos era muy listos, el plan del hijo de la nieve era enfurecer a Zero para que este saliera de su escondite y haga alguna estupidez, mientras que le hijo de Cronos estaba planeando cualquier cosa que pudiera causar un efecto en Percy. Tras estar esperando por un tiempo, nuestro héroe se cansó de esperar y comenzó a bajar la temperatura del lugar para hacer salir al semititán.

El suelo comenzaba a congelarse, las ventanas de los edificios empezaron a mostrar escarcha y los árboles se quedaron completamente blancos. Zero, al estar en una zona elevada puso aguantar la primera oleada de frío ya que el aire frío pesa más que el caliente, esa pequeña ventaja le dio unos poco segundas más para pensar en el plan que quería planear.

Percy comenzó a deambular por la calle que había congelado con la esperanza de encontrar a su rival y terminar con la guerra de una vez por todas. Caminó y llegó a un callejón donde había una tienda veinticuatro horas y una peluquería, en el callejón solo había contenedores de basura y cajas vacías donde antes había productos para al pelo y CD's  vírgenes, e otras palabras, Zero no estaba allí.

Percy se cansó de tener que buscar a su contrincante en lo que vendría siendo la calle. Comenzó a congelar todos los edificios en los que sabía que no había gente. La escarcha fue subiendo por las paredes hasta que llegó a las azoteas haciendo que el hijo de Cronos saltase directamente a la calle haciendo un salto épico.

- Joder tío. - Dijo Percy con una sonrisa torcida. - No eres un muevo personaje de Smash Broos, por lo que deja de hacer el idiota.

- Ya dejaras de hacerte el gracioso. - Dijo el semititán. - He estado planeando esto por mucho tiempo, por lo que conseguiré derrotarte y cumplir con los deseos de mi padre y su reino de titanes.

- Debes dejar de pensar en lo que querría tu padre, por eso estas metido en la guerra, debes empezar a pensar por ti mismo. - Comentó Percy enfadando un poco a Zero. - Así lo único que conseguirás es ser un ser vacío por dentro, incapaz de pensar por ti mismo y siendo por completo esclavo del que sería tu padre.

- Tú no entiendes nada. - Dijo Zero enfadado por lo dicho. - Tú siempre has tenido a tu madre contigo yo por mi parte he tenido que aguantar a una madre adicta a las drogas durante toda mi infancia y aguantando los malos tratos de los camellos que venían a casa para cobrar el poco dinero que teníamos, ni si quiera pude ir al instituto por que mi madre pasó por completo de la matricula.

- Eso a mi me da igual. - Dijo Percy en un tono un poco insensible llamando la atención de Zero. - Lo que me importa es que has planeado un gran plana para matar a todos los semidioses que había en el y esclavizar a todos los mortales del mundo.

Los dos se miraron después de haber charlado un poco. Al poco Zero sacó una lanza de lo que parecía ser su bolsillo mientras que Percy comenzó a bajar aún más la temperatura para  comenzar a formar hielo a su alrededor creando así proyectiles que estaban a su alrededor flotando. Los dos comenzaron a rodearse observando a su contrincante buscando cualquier abertura para lanzarse a atacar. No paraban de observarse  y tampoco paraban de dar vueltas hasta que Zero se cansó y se lanzó a atacar con su lanza a la garganta de Percy siendo bloqueado por los dardos de hielo que había creado Percy para luego lanzarlos al pecho de Zero, pero este lo esquivo muy fácilmente dando un paso hacia atrás. Percy no cesó ahí, con rapidez congeló la humedad del aire y creo lanzas de hielo que fueron arrojadas hacia el semititán que destruyó con su propia lanza.

Zero se puso en una posición ofensiva y fue corriendo hacia Percy con la intención de atravesar su corazón, pero falló debido a que este creó un escudo de hielo que logró desviar la trayectoria de la lanza, Percy a continuación cerró el puño y fue directo a darle un puñetazo que no logró acertar  porque Zero había conseguido bloquearlo con su mano desnuda para luego asestar un pequeño corte en la mejilla que originalmente era un tajo dirigido a la mandíbula del joven semidiós.

Con la intención de darle una patada en la cabeza, Percy, consiguió zafarse de su agarre. La pelea siguió peleando, pero nunca llegaba a dar ningún golpe hacia el semititán, cosa que le extrañaba muchisimo ya que sabía que no dejaba a la vista ninguna pista de ningún movimiento que iba hacer a continuación. La pelea continuó unos minutos más hasta que se dio cuenta de que la mirada y el aspecto de Zero era muy cansado, cosa que sería absurda ya que solo llevaban cinco, como mucho seis, minutos peleando solamente. Pero Percy se dio cuenta de una cosa.

Con los demás.

Zöe y los demás había logrado llegar a la zona donde más frío hacía, unos -10 grados centígrados, pero no conseguían localizar al hijo de Quíone. Bianca estaba preocupada por su novio ya que sabía que cuando el pelea en serio suele salir lastimado por centrarse demasiado en el ataque y no centrarse para nada en la defensa, una prueba de ello era la herida que le habían hecho en el museo de ciencias naturales con el cuerno de un narval.

Los magos egipcios estaban un poco confundidos por el cambio brusco e temperatura. No estaban acostumbrados a pasar de una temperatura invernal normal como de 0 a 5 grados a pasar a una temperatura negativa. Confundidos siguieron al grupo de griegos. Extrañados, sabían que se seguirían adentrando en la zona más fría, por lo que comenzaron a hace un pequeño hechizo muy simple que les permitía calentar su cuerpo lo suficiente como para no sufrir de hipotermia.

Corrieron por la calle guiados por la hija de Hades que portaba su teléfono móvil con un termómetro en la pantalla. Sabían que estaban cerca cuando la pantalla mostró unos -20 grados dejando en claro que Percy estaba peleando enserio contra el semititán, y cuando doblaron la esquina, que por ciento estaba congelada, lograron escuchar algo.

- ¿Cuántas veces has repetido este combate? - Preguntó el semidiós muy serio.

- Veo que lo has descubierto. - Dijo este con una sonrisa torcida. - Aunque tampoco era tan difícil, soy hijo del titán del tiempo.

- No has contestado a mi pregunta. - Volvió a hablar Percy aún más serio.

- Siempre cometías el mismo error. - Siguió ignorando la respuesta. - Siempre dejabas con vida para que fuera juzgado por los dioses, eso me permitía volver al pasado para enfrentarte otra vez y así hacer una estrategia mucho mejor, tanto que llegué a aprenderme tu patrón de ataque. - Cuando dijo eso Percy le mandó una mirada que denotaba orden causando una sonrisa. - He repetido este combate más de mil veces y he estado peleando por más de un año contra ti y por fin te derrotaré.

Percy Jackson el señor del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora