El camino de regreso

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Ellos estaban altamente consternados. Existen semititanes, una mezcla de titanes y de humanos. Esto causaba muchas preguntas al grupo como ¿Donde están? ¿Cuántos son? y ¿Dónde entrenaran?

Con estas preguntas no pudieron llegar a pelear contra el titán, además, su hijo no parecía muy afligido por estar sujetando el cielo por su padre. 

Con rapidez decidieron dejar el lugar ya que con Atlas en plena forma y con muchos monstruos a su alrededor junto con semidioses traidores no eran rivales en este momento. Corrieron si mirar atrás hasta que llegaron al bote en el que llegaron en un principio. Cuando ya estaban lo suficientemente lejos se calmaron un poco de tener tal presencia delante de ellos.

- ¿Qué vamos a decir cuando lleguemos? - Dijo Clarisse después de un gran silencio por parte del grupo.

- Tendremos que informa de lo que hemos visto. - Dijo Percy un poco nervioso. - Imagino que esto conllevara sesiones de entrenamiento más fuertes y seguramente manden a más sátiros para que busquen a más semidioses que sean capaces de luchar.

- Esto no me gusta. - Dijo Bianca preocupada por lo que acababa de ver. - Esto no es bueno.

Con toda la preocupación fueron a la entrada del laberinto para comunicar que ellos volverán a pie al campamento para pensar en lo que tendrían que decir cuando llegasen a su destino. Volvieron a la calle donde había salido en un principio para encontrar un coche que unos adolescentes iba a destrozar solo por aburrimiento.

Era típicos adolescentes macarras que no hacen ni el huevo en clase, pero le gustaba destrozar cosas por que si. Estos iban equipados con martillos y mazas para destrozar el vehículo, pero estos fueron interceptados por nuestro grupo de héroes.

- Chicos, una cosa. - Dijo Luke llamando la atención de los macarras. - ¿Este coche funciona?

- Si, lo compramos de segunda mano al ganar el bote de lotería del insti. - Dijo el que parecía el líder de los chicos. - Como el viejo pensábamos en destrozarlo.

- Y si cambiamos el coche por algo que os podría gustar. - Dijo Luke con una sonrisa digan de su padre.

- ¿Cómo qué? - Preguntó el líder del grupo.

Luke sacó una moneda de oro, un drackma que llamó mucho la atenció de los adolescentes. - Esto es un drackma de oro de la antigua Grecia, si esto lo entregáis al museo os pueden dar una placa reconociéndoos como alguien importante, o lo podéis cambiar por la suma de dinero equivalente.

Esto hizo que los adolescentes se quedasen en blanco para que unos segundos después tirasen las llaves del coche para que luego Luke le diese esa moneda. Una vez se fueron el grupo se montó en el coche para ponerse en marcha, pero lo que los chicos no sabían es que esa moneda era más falsa que una moneda de 1,5 causando la risa de todos mientras se montaban en el coche.

Mientras que el hijo de Hermes conducía todos aprovechaban para dormir ya que estaban muy cansados dejando solo al conductor con dos vasos de café despertándolo muy fácilmente para que no tuvieran una accidente.

Mientras Percy dormía fue llevado a un lugar oscuro en el que no podía ver nada pero si podía notar la presencia de un ser delante de él que le causaba estar algo incomodo. En este lugar, como se indicó antes, no se podía ver nada, pero si se podía mover somo si estuviese flotando en agua.

Percy comenzó a explorar la zona, pero la sensación de incomodidad no desaparecía haciendo que Percy le entrase la curiosidad. Exploró todo lo que pudo, pero unas voces le hicieron parar para descubrir lo que decían. Lo malo era que las voces estaban muy distorsionadas haciendo que entenderlo sea casi imposible, pero decidió seguir el ruido que ellos hacían para descubrir al menos algo que pudiera ser útil para él o sus compañeros.

Percy Jackson el señor del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora