Una aventura en la carretera

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En el momento de salir de su instituto llegó un mensaje al teléfono móvil de Percy causando que a este ponga una cara un poco pálida.

- ¿Qué sucede algo? - Preguntó Zöe al ver el rostro de su amigo a través del retrovisor.

- Mi madre quiere saber donde estoy ahora mismo. - Dijo el hijo de la diosa de la nieve. - Debe estar preocupada por haber salido antes de tiempo del insti.

Ese comentario llamó la atención y causó risas a todos los que estaban dentro de coche. Esto causó un poco de enfado y vergüenza en nuestro pequeño héroe, pero contestó al mensaje pidiéndole disculpas por haberse ido sin avisar. Después de eso se acomodó en su asiento ya que iba a pasar mucho tiempo sentado hasta Las Vegas.

- Hemos quedado con Grover en la frontera. - Dijo Luke llamando la atención de Percy. - Aunque seamos  lo suficiente mayores como para defendernos por nosotros mismos necesitamos a un sátiro como protector.

- Aunque Grover sea un cobarde a la hora de pelear. - Dijo Annabeth con una sonrisa. - Solo se dedica a tocar esa extraña flauta que tiene  y haciendo versiones de las canciones de Nirvana, créeme, no son buenas.

Percy sacó un pequeña sonrisa y conversó con sus acompañantes en el coche durante el camino. Mientras conversaba logró descubrir unas cuantas cosas como que Ethan se está empezando a comportar aún más raro que cuando lo conocí, Thalia se había vuelto muy fuerte con su lanza y un escudo que recreaba la Egida que era un escudo con la cara de medusa grabada en el.

También se enteró que Dioniso era un desgraciado con los campistas, cosa que le sumo a la lista de "cosas malas de los olímpicos" la cual no era muy corta que digamos, las únicas cosas buenas eran Hera, Hestia y Afrodita, las cuales venían de vez en cuando a su casa a hablar con él y disfrutar, por ejemplo, con Afrodita solía salir a la ciudad y comprar un poco de ropa y charlar, con Hera hablaban de cualquier cosa y descubrió que no era una mala madre como todo el mundo dice y con Hestia disfrutaba de como esta le contaba historias sobre otros héroes.

El tiempo pasaba  y el camino hacia la frontera se hacía cada vez más corto hasta que tuvieron que hacer muchas cola con otros coches. Por alguna extaña razón todos estaba un poco nerviosos, no era más que un examen ordinario, pero no podían estar tranquilos por cualquier cosa.

- ¿Alguien más está nervioso? - Preguntó Percy algo nervioso.

- Es normal que estés algo nervioso. - Dijo Luke. - Estamos armados hasta los dientes, y no precisamente con pistolas.

La fila fue avanzando hasta que un guardia de la frontera nos mandó ir hacia él y nos indicó que se bajara la ventanilla del conductor. - Muy buenos días señorita. - Dijo este muy calmado. - Usted ha pasado de Estados Unidos a Canadá hace unas pocas horas. ¿Podría decirme por qué?

- Bueno, habíamos ido a buscar a nuestro primo. - Dijo Zöe. - Ahora mismo nuestro abuelo está en sus últimos momentos de vida, por lo que lo llevamos con él para que pueda despedirse.

- Bueno, eso está bien. - Dijo el agente con una sonrisa. - Pero necesito que os bajéis del vehículo, todos.

En ese momento salieron todos del coche intentando mantener la calma y no llamar la atención de lo demás guardias que estaban revisando los demás coches de los demás, pero, lo más curioso que le pareció a Percy fue que los demás guardias fronterizos no les prestaban atención y eso que llevaba un coche amarillo.

En el momento en el que bajaron este pudo notar como algo iba mal, por alguna extraña razón, Percy, notaba como si algo malo estaba por pasar, como si lo estuvieran vigilando. Por el rabillo del ojo podía ver como Zöe le daba un carné, supone que es el de conducir, y unos papeles que el mismo vigilante se puso revisar con una mirada critica para luego hablar de algo con la teniente de la caza de Artemisa.

Percy Jackson el señor del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora