Nido de serpientes

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Los semidioses que se habían escapado del campamento pasaron la noche en esa especie de campamento que estaba abandonado por la nevada que había pasado en la noche anterior. Cuando legó la mañana solo pudieron ver blanco y un poco de verde que proporcionaban los arboles que había en la zona.

- Haber Percy. - Dijo Thalia mientras daba unos pequeños saltos para mantener el calor en su cuerpo. - No tengo ni idea de por donde tenemos que ir, ¿Y tú?

- Solo sé que tenemos que ir al norte. - Dijo este mientras daba su chaqueta a Bianca y su abrigo a la hija de Zeus que rápidamente se lo puso. - Por ahora solo salgamos de aquí y luego busquemos información de sobre tenemos que hacer a continuación.

Eso le pareció una buena opción y decidieron seguir un camino que encaminaba el propio Percy ya que tenía una buena orientación cuando había nieve de por medio. Actualmente estaban en un bosque que parecía más una tundra que un bosque, la capa de nieve que estaba en el suelo cubría hasta que la nieve que había podía acariciar las hojas de las arboles, por lo menos la capa de nieve medía por lo menos tres metros de altura.

Caminaron por unos minutos hasta que llegaron a una zona donde había una pendiente. Existiendo el riesgo de deslizamiento de nieve o de alud, decidieron no bajar andando por lo que tuvieron que improvisar un trineo con cualquier material que pudieran encontrar por la zona. Con un poco de suerte lograron encontrar una corteza de madera lo suficientemente fuerte como para aguantar el peso de una roca con el peso de tres personas estándar y con dos raíles que había hecho Percy con dos espadas de hielo pudieron bajar la pendiente sin riesgo alguno hasta algo que pudieron deducir que era una carretera por algunas señales  de precaución de las que suelen estar por encima de las carreteras.

Habían llegado a un punto de referencia, por lo que decidieron ir a la utopista ya que desde ese punto podría ir hacia el norte sin muchos problemas. Siguieron por la carretera que tenían por delante durante un buen rato hasta que llegó el medio día sin haber comido nada, por lo tanto estaban completamente hambrientos. Pero grata fue su sorpresa cuando un olor a carne y diversos condimentos y salsas llegaron a los semidioses haciendo que se dirigieran a un lugar un poco raro  ya que había un montón de estatuas de diferentes criaturas como personas, sátiros y criaturas mitológicas.

- Me dan igual las estatuas. - Dijo Thalia mientras se agarraba la tripa. - Aquí dentro hay comida y tengo hambre.

Tras decir eso, la hija de Zeus corrió en dirección dentro del edificio que tenía un letrero que decía "Emporio de estatuas de la tía M", por lo que decidieron seguir a Thalia para que no estuviese sola en un lugar que no habían explorado para nada.

Nada más entrar les llegó un olor a hamburguesas que les hizo la boca agua a los tres. Tras adentrarse a lo que vendría siendo el emporio de estatuas lograron encontrar a una mujer que estaba metida en una cosa parecida a un burka que ni si quiera dejaba ver sus ojos.

- Oh vaya, ¿qué hacen aquí unos niños perdidos? - Preguntó la mujer con un ligero seseo en su voz.

- Nos hemos perdido. - Dijo Bianca tomando la palabra por los tres. - Estábamos de viaje con nuestras familias pero la tormenta de nieve nos sorprendió y nos perdimos cuando nos separamos.

- Eso es muy malo. - Dijo la mujer en lo que parecía ser un tono triste. - Yo soy la tía Eme, y regento este lugar donde creo estatuas de piedra. Pero bueno, imagino que tendréis hambre, hora estaba haciendo mi comida, ¿Por qué no os unís a mi?

Tras esas palabras iluminaron los ojos de la hija de Zeus que aceptó de inmediato. Poco después de haber aceptado la comida de la tía Eme, los tres se sentaron en una mesa redonda donde delante de ellos tenían un plato vacío junto con una vaso lleno de algún refresco. Unos minutos después vino la mujer que parecía ser musulmana con sus hamburguesas que rápidamente comieron ya que estaban deliciosas.

Mientras comían las hamburguesas, Percy no paré de mirar a la tía Eme que de igual manera lo miraba, aunque no lo sabía de una manera fehaciente, solo se sentía observado por esa mujer.

Cuando ya terminaron la comida observaron las obras de arte de la tía Eme, las cuales siempre tenían una cosa en común, todas tenía una expresión de miedo o desesperación en sus caras.

- Disculpe tía Eme, ¿por qué todas las estatuas tienen esas expresiones de miedo en sus caras? - Preguntó Bianca con toda la educación que había aprendido de su madre cuando la había conocido.

- Pues veras hija de Hades. - Dijo ella llamando la atención de los otros dos hijos de dioses. - Cuando encuentro a alguien siempre vienen con caras de buenas personas, pero cuando les dejo ver mi verdadero aspecto solo me pueden ver con miedo y desesperación por conservar su vida.

- ¿Cómo sabes que ella es hija de Hades? - Dijo Thalia tocando con nerviosismo su pulsera de la mano derecha.

- Bueno, hija de Zeus, puedo oler vuestra sangre. - Dijo ella como si nada. - También se que él es hijo biológico de Poseidón y que fue adoptado por Quíone. Pero disculpad mi mala educación, yo me llamo Medusa, actualmente soy parte de las fuerzas de los titanes, por lo que os convertiré en piedra y se la mandaré a mi señor Cronos para que me recompense y me vuelva bella como lo era antes de que me liase con el estúpido de Poseidón. - En ese momento Medusa se quitó la vestimente que tenía encima de ella para dejarse ver con una camiseta de manga larga de color negro con un pantalón polar de color gris con una botas de nieve. - Bueno, que empiece la fiesta.

Percy Jackson el señor del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora