El camino hacia el norte

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Todo había acabado, Medusa estaba muerta y su cabeza estaba delante de ellos con sus ojos cubiertos con las serpientes que tenía por pelo haciendo que no los petrificara. Cuando los ánimos de los tres semidioses se calmaron decidieron guardar la cabeza de la gorgona para su viaje por si la llegaran a necesitar en algún momento. También decidieron llevarse consigo unos cuantos víveres para no tener que preocuparse de tener que cazar o robar para comer.

Una vez cogieron todo lo necesario para su viaje decidieron abandonar el emporio de estatuas de la tía Eme para ir hacia el norte ya que por allí podría estar Aurora haciendo de las suyas, En cuanto salieron a la calle pudieron ver nubes que tenía pinta de descargar un montón de nieve en cualquier momento, por lo que se decidieron a encontrar cualquier lugar donde refugiarse ya que la tienda de estatuas quedaba completamente fuera de toda elección por lo que había pasado dentro de ella.

- Muy bien pareja. - Dijo Thalia la cual era la encargada de cargar con la gorgona. - ¿Más o menos a cuánto estamos de la próxima zona de descanso?

Bianca sacó su mapa de la mochila junto con una una brújula para guiarse. - Supuestamente estamos a unos pocos kilómetros de una gasolinera que nos pilla de camino hacia Canadá. - Informó ella mirando el mapa. - Si vamos a un ritmo constante llegaremos  en unas dos horas aproximadamente.

Tras ese anuncio Thalia suspiró derrotada por lo que tenía que caminar para poder estar en un lugar en el que no tenga que estar completamente tranquila en todo momento, pero sin embargo debía esperar a que llegaran a la zona de descanso.

El camino por el que iban no era el mejor de todos, estaba plagado de nieve hasta las rodillas de los semidioses haciendo que caminar sea un trabajo forzoso. Ya cuando llevaban cerca de media hora caminando solo habían caminado unos cuantos metros haciendo que la frustración se apoderase de Thalia.

- ¿Por qué la gente no tendrá motos de nieve en sus casas? - Preguntó ella molesta. - Seguramente las estarían disfrutando ahora y les podríamos pedir que nos llevasen.

- Ya lo sé Thalia. - Dijo Percy con un suspiro por el comentario de su compañera hija de Zeus. - Pero ten en cuenta que si les pillara esa tormenta de nieve que viene se quedarán atrapados por la nieve.

- Aún así. - Dijo ella como si fuera una niña pequeña causando la risa de Bianca. - Pero tener que caminar con tanta nieve es muy cansado y no llegaremos hasta mañana a la zona de descanso que teníamos planeado ir.

- Ella tiene razón Percy. - Dijo Bianca metiéndose en la conversación. - Si no encontramos un método para transportarnos más rápido dudo que podamos hacer algo antes de que los dioses manden a sus hijos para buscarnos y llevarnos de vuelta.

Ante esa respuesta Percy se llevó la mano a su mentón en símbolo de pensamiento. Es cierto que ni siquiera él podía ir por esa cantidad de nieve sin retrasarse en el camino, pero las únicas formas de transporte que podía pensar en ese momento eran transportes que no había en esta zona por el clima o las tendría que fabricar él cosa que consumiría mucha energía y se cansaría mucho en el proceso ya que tendría que crear algo con una estructura muy grande, y eso siempre le causaba problemas.

Ya se había hecho muy tarde, por lo que se vieron obligados a detenerse para acampar, pero lo malo fue que la tormenta de nieve. - Percy me niego a morir así y aquí. - Dijo Thalia que llevaba puesto una gran capa de abrigos que le cubrían hasta la cabeza para evitar perder calor corporal. - Si nos quedamos aquí lo más probable es que yo, por lo menos, muera por la hipotermia.

- Hay una forma de que tú mantengas la temperatura. - Dijo Percy con una rostro que sorprendió a Bianca ya que estaba rojo. - Vendría siendo que construyamos una estructura y que nos quitemos la ropa para calentarnos solo con nuestros cuerpos.

Ante esa respuesta dicha por el único chico que estaba en el grupo las dos chicas restantes le miraron con los ojos abiertos mientras que la pobre soltaba chispas por lo que había dicho. Las dos estaban muy contrariadas y Bianca estaba un poco enfadada por lo que había dicho Percy ya que parecía que lo que quería era tener a las dos chicas para él solo.

- Percy. - Dijo Bianca con una voz muy dulce mientras emitía instinto asesino. - Cariño, ¿qué quieres decir con eso?

- ¡No es lo que piensas! - Dijo lo más rápido que pudo intentando calmar a su novia. - Con el calor que emite el cuerpo su puede mantener si dos cuerpos están en contacto, pero no me refería en que los tres nos quedásemos así, Thalia no está acostumbrada al frío, por lo que propongo que tú y ella durmáis juntas mientras yo duermo en otra parte.

Las dos chicas pensaron en lo que había dicho el hijo de Quíone. Ha Bianca no le gustaba la idea de que Percy pudiera estar en peligro por la noche, pero era la unica opción que tenían para que Thalia no tuviera problemas en la noche por lo que se vio obligada a aceptar. A los pocos minutos lograron construir una especie de cabaña más o menos grande para que quepan dos personas tumbadas de largo y lo suficientemente alta como para que cupiesen sentadas con la madera que la nieve había roto de los arboles, mientras que Percy se dispuso dormir en una cúpula pequeña de hielo.

Así pasaron la noche, donde no pasó nada que pusiera en riesgo la vida de los semidioses, bueno, salvo el ataque de unos asaltadores que intentaron propasarse con las chicas que terminaron completamente congelados hasta la médula cortesía de Percy. En cuanto los tres semidioses se juntaron volvieron a poner marcha hasta la zona de descanso, pero Thalia estaba expectante a que el transporte que iba a hacer.

En ese momento Percy cerró los ojos para concentrarse mejor en lo que tenía que hacer. En su cabeza vino la imagen de un gran trineo de perros donde cabían sin problemas sus dos compañeras y mientras dirigía a los perros. Poco a poco notó como el hielo se estaba formando a su alrededor  y comenzó a darle forma, pensó en las hojas donde se posaba la estructura  que se asemejaba a una cuadriga griega de hielo macizo. Al poco tiempo noto como se cansaba pero siguió y tras unos minutos abrió los ojos para ver el trineo de perros que había imaginado delante de él. Cuando se relajó un poco dio un silbido para que apareciera la Señorita O'leary su perra infernal a la cual se quedó de delante del trineo como si siempre hubiera realizado el oficio de perro de trineo.

- Très bonnes dames. (Muy bien señoritas) - Dijo Percy llamando la atención de las chicas. - Il est temps de partir. (Es hora de partir)

Percy Jackson el señor del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora