El nuevo rey del laberinto

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Para ser más justo el combate que iba a tener con el supuesto rey de ese coliseo le dieron a Luke un pequeño descanso donde pudo descansar y tomar un poco de agua. Durante ese tiempo Luke pensaba en sus compañeros, en como estarían y si les había pasado algo. también pensaba en Annabeth, más precisamente en su intelecto y que ahora mismo estaría pegándole por ser un idiota.

En este momento estaba caminando por el vestuario mentanlizándose para su próxima pelea, la cual no sería cosa fácil. Tras respirar hondo volvió a la arena de combate vistiendo la misma armadura mientras miraba a su rival, el cual estaba como lo vio antes, sin armadura y vistiendo solo un tapa-rabos de color marrón y en su mano derecha había una espada larga que portaba con mucha firmeza.

- Bueno pequeño semidiós. - Dijo con una sonrisa socarrona. - Tenemos una apuesta, ahora todo está en las manos del destino.

- Ya lo creo Anteo. - Dijo Luke. - Yo tengo una misión, y pienso cumplirla aunque sea lo último que haga.

Ante esa respuesta, Anteo sonrió y se lanzó al ataque. Con un movimiento rápido, Anteo dio un tajo descendente  que logró bloquear con la parte roma de su espada para luego desviarla y darle un golpe en la boca del estomago con la empuñadura de su espada haciendo así que retrocediera un poco.

- Ha sido un buen golpe enano. - Dijo con una sonrisa. - Pero tendrás que hacer algo más.

Anteo embistió a Luke tirándolo al suelo para luego patearlo para tirarlo contra la pared. A duras penas logró ponerse de pie para luego volver a encarar a Anteo. Luke lo miró durante un tiempo para lograr ver una abertura en su defensa, la cual localizó con mucha facilidad. Corriendo lo más rápido que pudo para darle una estocada en una parte de su panza enorme y cuando retiró su espada solo pude ver como la arena del lugar iba hacia la herida curándola en unos segundos para dejarlo como una rosa.

El hijo de Hermes estaba muy confuso. No entendía como una herida se curasen en tan pocos segundos. Cuando el cíclope vio la cara de desconcierto que tenía el semidiós solo pudo soltar una carcajada por lo que estaba viendo.

- Estás confundido ¿Verdad? - Dijo el rey con una sonrisa. - Es una habilidad muy buena ¿No crees?, pero no voy a decirte en que consiste. Para descubrirlo tendrás que esforzarte mucho más.

- Esto es increíble. - Pensó Luke para sí. - ¿Cómo lo voy a matar? Este tío es prácticamente inmortal.

Mientras el semidiós pensaba, Anteo aprovechó para darle un golpe con la empuñadura de la espada aturdiendo así a Luke. El joven semidiós recibió una paliza en ese momento por parte del cíclope dejándolo en el suelo con el labio partido y la pechera de su armadura rota por los golpes que le habían dado.

Anteo ya estaba celebrando su victoria ante su público que lo estaba aclamando por la pelea que habían visto. Poco a poco, Luke se fue levantando empuñando la espada con las dos manos mirando la espalda del cíclope que se estaba emborrachando de los vítores del público.

- Si le doy por la espalda no causaré ninguna herida. - Pensó Luke analizando rápidamente a su enemigo. - La arena irá a sanarlo sin que yo pueda evitarlo, pero que pasaría si la arena no pudiera alcanzarlo. - Dirigió su mirada al cielo y vio unas cuantas cadenas a las que podía llegar de un salto impulsándose con una de las paredes de madera. - Si lo cuelgo, puede que la arena no llegue a tiempo como para curarle y pueda acabar con ese cíclope.

Luke asintió y fue corriendo a una de las paredes desconcertando a Anteo, ya que este pensaba que estaba inconsciente. Agarró unas cuantas cadenas con la mano izquierda y con la mano derecha empuñaba su espada con la que atacaba sin dejar ni un segundo para respirar.

Mientras peleaban, el cíclope no se daba cuenta de que Luke lo estaba enredando con las cadenas y cuando quiso darse cuenta descubrió que ya estaba en el aire y con la punta de la espada de Luke en su corazón para luego convertirse en polvo.

Todo el coliseo quedó en silencio al ver la muerte del supuesto rey. Lo único que se podía oír eras los gritos ahogados de la hija de Ares.

- El rey Anteó ha muerto. - Dijo el hombre de gafas de sol. - Que viva el rey.

Todos estallaron en aplausos y vítores para Luke. Este estaba cansado por las dos peleas que habían y tardó unos segundos en darse cuenta de que ya había acabado todo.

- Silencio. - Dijo Luke y todo el mundo guardó silencio. - Liberar a la prisionera. - Mandó a cualquiera y unos segundos después se pudo escuchar un gemido de dolor masculino. - Muy bien, tenemos una misión que cumplir para los olímpicos. He venido a este laberinto con otros dos semidioses y un sátiro, estamos buscando la sala de la esfinge ya que Equidna está preocupada por su hija y luego pondremos marcha a San Francisco para detener a Atlas.

- De acuerdo su majestad. - Dijo el de gafas de  sol. - Ahora mandaremos un grupo a buscar a sus amigos mientras que unos soldados buscan el camino más seguro a la cámara de la esfinge y a San Francisco.

Luke asintió y fue a reunirse con Clerisse que estaba un poco molesta por como la habían tratado. En cuanto los dos se reunieron fueron a una sala donde había un montón de comida y bebida destinada al disfrute y ocio del que esté dentro de la misma habitación.

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Capítulo muy corto, lo sé y no tengo excusa, el sábado jugué unas cuatro horas al pokémon Let's go eevee, y no he tenido grandes ideas ya que se acerca mi cita con un psicologo.

Espero que podáis perdonarme, hasta la próxima.

Percy Jackson el señor del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora