Atlas entra en acción

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Todo había acabado, Zero ya no estaba para fastidiar y la guerra había acabado al haber muerto el general enemigo. O eso se creía.

Percy estaba de pie delante de lo que quedaba de Zero, solo pequeñas pequeñas partes congeladas de su cuerpo, al igual de sus aliados que habían invadido la isla de Manhattan. Cuando se cercioró de que su infierno helado había sido suficiente para acabar con todos los que estaban peleando contra él decidió volver todo a la normalidad e ir a buscar a sus compañeros en la tienda de electrónica.

Al entrar se dio cuenta de que le habían hecho caso y habían sellado bien puertas y ventanas, por lo que tuvo que romper la puerta para poder entrar, una vez dentro buscó el sótano donde supuestamente estarían sus compañeros, y cuando encontró y abrió la puerta se encontró a muchos semidioses juntos como si se estuvieran dando un abrazo. Esto asustó un poco a Percy ya que pensó que el frío había sido tan fuerte que pudiera haberlos matado, cosa que sería muy lógica.

Con paso lento se acercó a uno y puso su mano en la cara de un chico que podría haber sido de Hermes por sus facciones faciales. En el momento que tocó su cara dio un suspiro de de alivio, su cara estaba caliente, por lo que estaba vivo. Lo más seguro es que los magos egipcios hubieran dado calor a los demás con un hechizo.

- Chicos. - Dijo este en voz alta haciendo que los demás abrieran los ojos, por lo visto se habían quedado dormidos. - Ya ha acabado todo, las calles ya son transitables, podemos salir.

Todos ellos se miraron un poco atontados, pero decidieron hacer caso al hijo de Quíone. En el momento que habían salido a la calle hacía el típico frío invernal de Manhattan, pero era soportable con un buen abrigo y un gorro de lana. - ¿Ya está? - Preguntó Jason un poco confundido. - Al final no pudimos hacer nada.

Percy quería responder, pero de la nada apareció una sensación que no le gustó para nada. Una fuerte sed de sangre apareció en la zona en la que estaba. Esa sensación era comparable a cuando habías roto algo de pequeño y solo estabas tú en casa cuando tu madre se dio cuenta. Esta sensación hizo que todo el mundo se congelara, no de forma literal pero si metafórica.

Esto no había acabado, fue lo que pensó nuestro héroe al notar esto. Era completamente obvio, no sabía como pudo haber sido tan idiota como para no pensar que Cronos no haría algo al respecto por si su hijo fallaba en lo que le había encomendado. La respiración de Percy se agitó llamando mucho la atención de sus compañeros, era como si pudiera notar su presencia, la presencia de su abuelo paterno. Poco a poco Percy fue obligado a estar más cerca del suelo, como si la gravedad que había a su alrededor hubiera aumentado, pero no solo en él, en Bianca, Nico, Thalia y Jason era la mismo, todos notaban a su abuelo acercarse.

Todos no comprendieron lo que estaba pasando, algunos sabían que algo malo estaba pasando, pero querían creer que no les pasaría nada a ellos, pero obviamente no sería así.

A los pocos minutos se pudo escuchar unos pasos que sonaban a un ritmo lento, como si estuviera dando un paseo tranquilo por la calle disfrutando de que se podía permitir perder el tiempo. Todos miraron en la zona en la que provenía el sonido de pasos solo para encontrarse con el que antaño era Ethan Nakamura vestido con un traje elegante, como si su mera presencia fuera un regalo a los que estaban ante él.

- Veo que habéis sobrevivido a la invasión de mi hijo. - Dijo este con una sonrisa. - Bueno, tampoco es que tuviera muchas esperanzas en él, después de todo, no es más que un novato en el noble acto de la guerra.

- ¿Es que acaso no confiabas en tu propio hijo? - Preguntó Jason con dificultados por la presencia del titán.

- No la verdad. - Dijo este como si no pasase nada. - Es un ser que vino de un linea temporal más avanzada de la nuestra, es difícil confiar en alguien que sabía de antemano que es lo que iba a pasar, ¿No crees? - Tras decir eso se paseó por delante de los semidioses hasta que quedó enfrente de Percy. - Tú me encantas. - Dijo haciendo que se le pongan los pelos de punta al semidiós helado. - Eres un semidiós con los poderes de un dios, por tener la sangre de dos dioses en tu interior, quiero que esté a mi lado, se que no te gustan los olímpicos, únete a mi y serás completamente libre de esos seres desagradecidos a los que llamo hijos.

Percy Jackson el señor del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora