El grupo y estaba de camino hacia el norte montado en su cuadriga de hielo dirigida por Thalia y que Percy estaba lo suficientemente cansado como para dirigir el vehículo. Bianca se mantenía al lado de Percy mientras le acariciaba la cabeza.
El paisaje por el que iban sobrecogía a Thalia, todo lo que había en el lugar era un gran manto de nieve que no dejaba nada a la vista. No había árboles a la vista, solo unos pocos arbustos que antes fueron árboles. Tampoco había ningún animal que indicaba que estaba en una zona que estaba habitada por algún ser o persona.
Tras un rato surcando la nieve no llegaron a ninguna parte, literalmente, todo era blanco incluido el cielo haciendo que Thalia se desesperara. - ¡¿Dónde cojones estamos?! - Gritó a todo pulmón haciendo que la perra del infierno se asustase y parara de golpe provocando que todos los semidioses se cayeran al suelo.
- ¿Y ahora que pasa? - Dijo Percy aún con los ojos cerrados denotando la molestia.
- ¿Por qué no abres los ojos y lo ves? - Dijo igual de molesta. - Literalmente, estamos en mitad de la nada, y no sabemos por donde debemos ir.
- ¿Y qué dice la brújula? - Dijo Percy intentando ponerse de pie con la ayuda de Bianca.
- La brújula ha muerto. - Dijo Thalia aún molesta con lo que veía en el objeto que tenía en sus manos. - Con esto no podemos ir a ninguna parte y tampoco puedo ver el sol, por lo que no puedo saber que hora es ni a que dirección estamos yendo.
- Esto es malo. - Dijo Bianca intentando hacer que la brújula funcionase de alguna forma. - Tenemos que seguir con el camino en el que íbamos, supuestamente era la dirección de la zona de servicio.
Con desconfianza en el que el camino fuese el correcto siguieron con su camino. Unas pocas horas después llegaron a una zona donde estaban aparcados un montón de vehículos de militares con muchas personas a las que estaban socorriendo. Ocultaron la cuadriga y mandaron al monstruo canino de vuelta al campamento para luego acercarse después de haberse manchado un poco de nieve como si hubieran pasado un buen tiempo en bosque.
En el momento en el que se acercaron los detuvieron los militares. - Niños, ¿de dónde venís?
- Estábamos en el bosque. - Dijo Bianca haciendo una increíble actuación para los militares. - Habíamos quedado los tres de acampada y la tormenta de nieve nos sorprendió y nos gustaría volver a casa.
- Eso a lo mejor puede ser complicado. - Dijo el que los había detenido. - ¿De donde sois?
- Somos de Canadá. - Dijo Percy simulando que tenía frío.
- Bien, eso puede ser posible. - Esta ola de frío solo a afectado a Estados Unidos, por lo que podemos acercaros a la frontera. - Cuando dijeron esas palabras los ojos de las dos semidiosas se iluminaron y todos fueron corriendo hasta donde estaban los demás militares que estaban en la zona.
Los militares iban vestidos con ropa de camuflaje de color caqui con cascos a juego, chalecos antibalas y armas de fuego. Ellos estaban con el resto de las personas que estaban encerradas en la zona de descanso tan solo unas horas atrás junto con unos cuantos vehículos como todo terrenos y algunos helicópteros. por lo visto, loe mortales creía que una oleada de aire frío proveniente del polo a cubierto a Estados Unidos creando así una ola de de frío y nieve que llegó a poner en alerta roja por nieve haciendo que las personas tuvieran que ir a vivir temporalmente a albergues y refugios. Este tema no le agradó mucho a Percy, no por el frío sino porque no le gustaba como las personas se veían obligados a irse de sus vidas normales para que lo dejasen todo.
Unos minutos más tarde llegó un camión en el que se metieron todos los que habían sido rescatados y el grupo de semidioses. Su destino era llegar a una base militar que habían establecido para poder operar sin tener que perder mucho tiempo. Tras unos minutos nuestro grupo de héroes llegaron a la base de los militares.
- Quedaos aquí. - Nos dijo el militar que estaba al cargo del pelotón para luego dirigirse a una tienda donde había dos soldados en la entrada de dicha tienda.
Los tres se miraron y esperaron en silencio hasta que la hija de Zeus se hartó de esperar y habló. - ¿Y ahora que haremos?
- Solo nos queda esperar. - Dijo Percy mientras metía sus manos en sus bolsillos con aburrimiento. - No hay nada más que hacer, en cuanto nos lleven a Canadá podremos saber donde demonios está Aurora y derrotarla.
Los tres siguieron hablando un rato hasta que el mismo militar que los ayudó en la zona de descanso, él hombre venía con una sonrisa en su cara. - Me alegro de que sigáis aquí, el general me ha dado luz verde par pilotar el helicóptero. Al parecer el tiempo es optimo y podremos llevaros a la frontera con Canadá para que podáis llegar a casa de forma segura.
Los tres semidioses asintieron con una sonrisa para luego seguir al militar hasta un helicóptero enorme de color negro con verde. Unos segundos después les dieron unos cascos con micrófono para que pudieran comunicarse con el piloto si fuera menester. Tras unos minutos de preparación pudieron despegar causando molestias en Percy ya que no le gustaba volar como a Thalia, que no se despegaba de su primo.
Ya después de unos minutos volando llegaron a lo que era la frontera con Canadá, la cual estaba custodiada por los militares que ayudaban a los que estaban pasando la frontera por el peligro de la nieve. Cuando pisaron tierra pudieron ver como había construido un camino con la nieve que había caído para los posibles refugiados.
- Esto no me gusta. - Dijo Percy llamando la atención de las dos chicas. - Hay demasiada nieve.
- Pensé que a ti te gustaba la nieve. - Dijo Thalia en confusión.
- No me refiero a eso. - Dijo Percy sin dejar de ver la nieve. - A este paso de formará una nueve edad de hielo exterminando la vida en el planeta.
Después de ese comentario las dos chicas se asustaron un poco, por lo que se pusieron a pensar en su próximo plan, pasar la frontera sin que los descubran para buscar a Aurora.
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Percy Jackson el señor del invierno
FanfictionSally se ve obligada a abandonar Estados Unidos porque Poseidón repudió a Percy, haciendo que sea más vulnerable a los monstruos, ella se va a Vancouver, pero un día, una jauría de perros del infiernos la atacan hasta casi matarla. Con sus últimas e...