Kim Taehyung es un omega que vive una vida tranquila, tiene un trabajo estable y personas a las que llamar familia, sin embargo los demonios del pasado son demasiados y pronto volverán, incluyendo a aquél que le hizo más daño, su pareja destinada.
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A Ñ O S
A T R Á S
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—TaeTae, ¿Por qué no damos un paseo hoy? Prometiste que irías conmigo hoy...—su cuerpo se hundió entre las suaves y cálidas sábanas de algodón, giró el rostro y observó al mayor. ¿Por qué aún seguía con él? Él estaba roto—. ¿O por qué no vamos a esa cafetería que tanto te gustaba ir? Ya sabes, en la que venden ese pastel con forma de cachorro que tanto querías probar.
—No lo sé...—murmuró. El cuerpo de Seokjin también se hundió en el colchón, pudo sentir sus brazos rodear su cintura y su rostro esconderse en la curvatura de su cuello, su voz había ganado un tinte infantil, como si estuviera haciendo un berrinche.
—Lo prometiste, Hyung te comprara todos los dulces que quieras, ¡Vamos, vamos, vamos, vamos! —Taehyung soltó una risita cuando sintió las cosquillas sobre el abdomen—. Entonces, ¿Qué dices, Taetae?
—¿Podrías prestarme una de tus camisas?—Preguntó, bajando la mirada para ver al mayor.
—Eso significa que irás conmigo, ¿Verdad? —Asintió levemente, al sentarse en su lugar. La expresión de sorpresa del mayor fue cómica, tenía dos meses en cama, apenas comiendo y bebiendo líquido, el repentino cambio era sorpresivo. Seokjin todos los días iba con la esperanza de sacarlo de casa, y finalmente parecía que era su día de suerte. El omega observó con una sonrisa al mayor, Seokjin se levantó de la cama eufórico, rebuscando como desquiciado en el bolso que tenía su ropa. Quizás solo necesitaba despejarse un poco.
—¿Esta? ¿O quizás esto?—El mayor alzó dos prendas rosas, una camiseta y una sudadera.
—No me gusta el rosa, hyung—Jin hizo un puchero, desechando las opciones que tenía en las manos, para alzar un suéter de rayas blancas y negras, mientras seguía buscando—. Ese está bien.
—Pero está sucio, lo usé ayer cuando fui a comprar la comida.
—No importa...—Taehyung se levantó, quitándoselo de las manos y restregando la suave tela contra su rostro. Seokjin lo observó fijamente, aliviado de poder ver aunque fuera un atisbo de sonrisa en los labios del menor. Se levantó y posó un beso sobre la frente del menor—. ¿...Qué fue eso? —Pronunció acariciando la piel donde los labios del mayor se habían posado, ruborizado.
