Kim Taehyung es un omega que vive una vida tranquila, tiene un trabajo estable y personas a las que llamar familia, sin embargo los demonios del pasado son demasiados y pronto volverán, incluyendo a aquél que le hizo más daño, su pareja destinada.
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—¿Qué te parece dorado y un color como crema?—Seokjin le dio un sorbo a su café doble, parpadeando varias veces para poder mantenerse despierto. Su madre lo había llevado a una tienda de telas para escoger la tela con la que se revestirian cada una de las sillas de la fiesta oficial de compromiso—. ¿Seokjin-ah?
—Lo siento—Se excusó, restregándose el rostro antes de alzar la mirada para observar a su madre. Miyeon estaba a un lado, observando cada tonalidad de las telas que la encargada les mostraba con detenimiento—. ¿Por qué colores tan simples? Podemos agregar otros colores...
—Algo como rojo—mencionó Miyeon—. De todas formas, es solo la fiesta de compromiso y la boda será un evento mayor.
—Es una muy buena idea, señorita Hwang—Sonrió el agente—. Podemos conversar con el diseñador y hacer de la combinación del rojo y el dorado algo muy llamativo en sus atuendos.
—Ciertamente... —La alfa mayor asintió lentamente, girando para ver al agente—. ¿Y los lugares? Quiero que el salón sea amplio, la prensa cubrirá todo el evento y no quiero que molesten a los invitados.
—¿Para qué tanta prensa?—Suspiro Seokjin—. Ni siquiera es la boda o el evento del siglo.
—Pero es el evento que viene antes de eso—su madre se acercó a él y le tomó de las mejillas—, eres mi primogénito alfa, el único en tu generación y para mí, es el evento del siglo.
Seokjin tragó duro y le observó fijamente a sus ojos.
>> Lo entiendes ahora, ¿Verdad?
—Si, madre—musitó cansado, antes de sacarse las llaves del auto del saco y dárselas—. Realmente prefiero que hagas esto tú, estoy muy cansado y no estoy en un correcto estado mental. Tomaré un taxi y por la tarde iré por el auto a la casa.
—Bien... —Se despidió de Miyeon con un gesto y salió del local, el taxi que había llamado llegaría en cualquier momento, terminó su vaso y lo lanzó a un cesto de basura.
No esperó demasiado, el taxi llegó unos minutos después. Seokjin se obligó a mantenerse despierto durante el trayecto, le pagó al taxista y se bajó frente al departamento de Namjoon, subió las escaleras y entró.
Tomó una corta ducha con agua caliente y luego se recostó en su cama.
Estaba exhausto.
Se acurrucó contra las almohadas y cerró los ojos, esperando quedarse dormido al instante.
No pasó, por supuesto.
Soltó un gruñido a la nada y giró y giró varias veces, buscando su acomodo entre los suaves cobertores y las felpudas almohadas.
—Bien, gracias cuerpo—susurró, sentándose en su lugar. Se levantó y salió de la habitación. Su cuerpo parecía pesar cien toneladas, encontró a Namjoon dormido en el mueble, oliendo de una manera extraña a la mezcla de los dos alfas y teniendo todo el cuello manchado de labial rojo.
