Kim Taehyung es un omega que vive una vida tranquila, tiene un trabajo estable y personas a las que llamar familia, sin embargo los demonios del pasado son demasiados y pronto volverán, incluyendo a aquél que le hizo más daño, su pareja destinada.
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—El ascensor se detuvo... —musito Yoongi, pulsando el botón de emergencias del ascensor. Luego de buscar a Jimin entre la gente y no encontrarlo había tenido un fuerte mareo, Jeongguk estaba preocupado por su padre omega, pero al verlo en ese estado le dijo que mejor sería subir a su habitación para que se recostara. Y eso pretendían, de no ser porque el ascensor se había mantenido en su lugar una vez habían entrado en él.
—¿Nos quedamos encerrados? —cuestionó el cachorro, con las cejas arqueadas.
—Eso parece... —Se sentó en el suelo, al lado del niño soltando un suspiro, este abrazó sus piernas y hundió su rostro en ellas—. Hey, ¿Qué música te gusta?
—¿Le gusta la música, Yoongi-hyung?
—Claro, ¿A quién no le gusta la música?
—Mi papi suele escuchar pop y al tío Tae le gusta el hip-hop, pero es malisimo rapeando. —sonrió con la mirada baja—. A mi me gustan los dos géneros.
—Los dos tienen buen gusto—río—. En tu regalo podrás escuchar toda la música que quieras.
—¿Es un reproductor?
—No, ya te dije que es una sorpresa. Aunque es una lastima que no lo encontré en otro color... —Suspiro. Había comprado un auto que simulaba un SUV, en escala pequeña, Jungkook había quedado encantado con el modelo, pero a él no le convencía ese color blanco.
El niño lo miró confuso, con un puchero en los labios. Yoongi se sintió aliviado, por lo menos había logrado calmarlo y ya no lloraba mientras preguntaba por Jimin. También había dejado de sentir aquella tensión, lo que bien podría significar que Jimin estaba bien.
—Yoongi-hyung, su nariz está sangrando...—se llevó las manos a la comisura de sus labios, notando la humedad carmesí.
—¿Otra vez? —el niño le ofreció su pañuelo y Yoongi limpió la sangre, ya a este tiempo estaba acostumbrado.
—¿Está enfermo?
—No, solo...—se mordió los labios, pensando en cómo explicarle lo que ocurría al niño. No quería ser quien explicara de dónde venían los niños.
—¿Sólo?
—¿Qué te parece la idea de tener un amiguito o amiguito para jugar? —Le preguntó en voz suave. Era solo una sospecha, pero uno de los primeros síntomas del embarazo en sub-alfas como él eran las constantes hemorragias nasales y a menos que hubiera desarrollado una complicada anemia, estaba embarazado.
—¿Tendrá un bebé?—Cuestionó con emoción el pequeño.
—Aún no es seguro, pero puede ser—Sonrió levemente, el pequeño esbozó una sonrisa y lo abrazó sorprendiendolo—. Eso es repentino.
