Kim Taehyung es un omega que vive una vida tranquila, tiene un trabajo estable y personas a las que llamar familia, sin embargo los demonios del pasado son demasiados y pronto volverán, incluyendo a aquél que le hizo más daño, su pareja destinada.
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—¿Puedo revisar allá arriba? —Preguntó Jeonggukkie al notar la escalera a lo que parecía ser una trampilla, el cuarto de la antigua casa de su tío era inmenso y este poseía un montón de cosas interesantes. Taehyung lo observó por unos segundos, antes de hacerle un ademán para que fuera.
—Solo ten cuidado, quizás puedas encontrar alguno de mis juguetes—Jeongguk asintió emocionado al escalar aquellas escaleras, abriendo la pequeña trampilla y adentrándose a lo que parecía ser una especie de azotea—. O quizás encuentres algo que te guste. Como una rata.
—¡Las ratas son malas! —Gritó, para que lo escuchara. La azotea no era tan especial a primera vista, había escuchado a la abuela mencionar que todas las cosas estaban ahí porque no había un lugar donde colocarlas y la casa nunca se había vendido, así que solo terminó siendo una especie de inmenso ático para objetos. Se acercó a la primera caja, abriendo con mucho cuidado, estornudo por el polvo y no pudo evitar hacer un mohín. ¿Cuánto tiempo tenían sin limpiar la casa?
Dentro de la caja, encontró varias fotos y libros de escuela, con algunas palabras complicadas para él. Sacó cada uno con mucho cuidado, en el fondo de la caja, algo gris llamó su atención. Estiró la mano y lo jaló, era un peluche, un hermoso tigre blanco de ojos azules.
—Woah...
—¿Encontraste algo que te gusto? —Giró levemente al escuchar la voz del mayor, no lo había escuchado subir—. Oh, encontraste a Taetae.
—¿Taetae? —Preguntó al bajar la mirada hasta el tigre, que con sus ojos de plástico le regreso la mirada. Taehyung se arrodillo a su lado y palpó el estómago del tigre, para apretar algo y sonreírle. Nada pasó.
—¿Oh? Parece que se le acabaron las baterías... Antes rugía—Y como si hubiera sido una orden, el tigre dejó salir un leve rugir que emocionó al pequeño, logrando que abriera la boca y soltara un grito.
—¡Tío, es asombroso! ¡Déjame tenerlo, prometo que lo cuidaré mucho mucho muchoo! —El niño saltó a su alrededor, emocionado, y no podía culparlo, él también había estado emocionado al recibirlo.
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A Ñ O S
A T R Á S
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Apretó con fuerza el tapabocas negro que llevaba, su garganta dolía y tenía una fiebre bastante alta, por si fuera poco, cada ataque de tos parecía y era más doloroso que el anterior. Su estomago tampoco parecía ser capaz de digerir algún alimento tampoco, pero debía llegar a aquél parque, era el aniversario número nueve de haber conocido a Seokjin, lo que quería decir que solo faltaba un año para que el compromiso se oficializara.
