Kim Taehyung es un omega que vive una vida tranquila, tiene un trabajo estable y personas a las que llamar familia, sin embargo los demonios del pasado son demasiados y pronto volverán, incluyendo a aquél que le hizo más daño, su pareja destinada.
⇏...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El oficial llegó alrededor de la una de la tarde, su madre se había ido hacía unos minutos, por lo que cuando el hombre llegó a la habitación, estaba solo. Era un beta algo mayor, con una mirada seria y dientes amarillos, que por alguna razón, incomodaba a Taehyung.
—¿Es usted Kim Taehyung-ssi?—Asintió levemente, sentándose en su lugar con cuidado no mover el atril. Mientras su madre todavía estaba ahí, una enfermera había llegado a colocarle la segunda dosis del supresor diluida en el suero. También le había explicado que debía mantenerse tranquilo y relajado.
—Lo soy—El oficial le dio una mirada a su compañero que rápidamente le tendió una bolsa, dentro estaba un teléfono, su teléfono—. ¿Sucedió algo?
—Queremos hacerle unas cuantas preguntas, debido a la circunstancias en las que encontramos el teléfono, se volvió parte de la investigación.
—¿Encontró algo sospechoso en él, oficial?—cuestionó con una ceja arqueada, si recordaba bien, lo único que había en su teléfono eran fotos buenas y malas de su familia, alguna que otra foto en referencia a su trabajo y demás informaciones personales.
—El teléfono estaba apagado, pero una vez se encendió, encontramos que todo había sido borrado y el único contenido existente eran treinta fotos y un archivo de notas. ¿Lo reconoce?—El oficial encendió la pantalla y le mostró las fotos, las imágenes eran las misma que había estado recibiendo por correo desde hace días. Todas las imágenes que esos hombres habían tomado de él durante aquella oscura época. Tragó duro y se llevó las manos al rostro, tapando sus orejas. No quería saber nada de ello.
—Vayase—lo calló—, no necesito saber quién las envía, no quiero saber nada de ese teléfono ahora.
—Taehyung-ssi, entienda qu-
—¡Váyase!—vociferó, espantando al otro detective, que dio un paso hacia atras, sin embargo el beta no cedió y se mantuvo firme en su posición—. ¡¿No me escuchó?!
Luego de eso, todo se tornó borroso, como si hubiera caído en un sueño y estuviera semi-cosnciente. En esa bruma del sueño, lograba empujar a los dos oficiales fuera de la habitación y sacaba toda la ropa que su madre había traído, acomodándola en una esquina. En las piezas se incluía la ropa que estaba llena de sangre y una cinta negra que no le pertenecía, pero que olía tan delicioso que empezó a salivar, gimoteando al abrazarla en su esquina.
Solo le faltaba algo para completar su lugar.
Se quedó en ese lugar por unos segundos, hasta que sintió que la puerta se abría, estaba actuando como un salvaje y terminó empujando a aquella alfa con más fuerza de la necesario, en el sueño, ella estaba contaminando su espacio. La mujer cayó y se golpeó con el atril, pero no le importó, le gruñó hasta que ella abandonó la habitación. Ni siquiera fue capaz de ver su rostro, a su yo de aquél sueño no le pareció importante. Así pasó con un grupo de betas, sus pensamientos en ese momento eran inconexos y lo único que podía pensar era cuanto le molestaba que contaminaran su nido.
