Kim Taehyung es un omega que vive una vida tranquila, tiene un trabajo estable y personas a las que llamar familia, sin embargo los demonios del pasado son demasiados y pronto volverán, incluyendo a aquél que le hizo más daño, su pareja destinada.
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Miyeon tomó su maleta con dificultad, tenía muchas horas sin dormir y estaba exhausta, pero sabía que no podría dormir hasta ver a Minhyuk. Trataría de dormitar un poco en el viaje de regreso a Seúl, para que en la mañana pudiera ver a Minhyuk con tranquilidad.
La arrastró por el pasillo, aferrándose a ella al tratar de buscar un mueble donde poder sentarse, por un minuto el ruido del aeropuerto se esfumó, siendo reemplazado por un chillido que la aturdió por unos segundos. Se dejó caer lentamente en sus rodillas y alguien llamó a su nombre, lo que la hizo girar la cabeza e intensificar su mareo. Apretó con fuerza el agarre de la maleta y levantó el rostro, lo último que recordó fue ver el rostro de Seokjin y ver sus labios moverse, antes de que perdiera la consciencia.
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Jungkook apretó el agarre en aquél bolso al llegar a aquél edificio abandonado, si aquél bastardo pensaba que se lo había dejado fácil, pues la verdad era muy distinta, había tomado el camino más largo y habitado para encontrarse con sus fanáticos, todos estos no perdieron la oportunidad de pedirle una foto y de comentarle cuanto esperaban que su película se estrenara.
No se había llevado su móvil, pero había programado un mensaje para ser enviado al detective que estaba llevando el caso de la desaparición y en ese momento debía estar siendo enviado.
Subió las escaleras, Hanbum había sido claro con respecto a dónde se encontraba. Era un hotel abandonado, del que le sorprendió ver que aún funcionaba la electricidad, el lugar estaba notablemente deteriorado. Las alfombras estaban deshiladas y opacas y parecía el escenario perfecto para una película distópica. Al subir el octavo piso, y cruzar el amplio pasillo hasta gran salón, lo vió, Hanbum estaba frente a él, con una pistola en la mano.
—Vaya, así que realmente viniste—le dijo en voz seria, Jungkook bajó el bolso y lo dejó a sus pies—. ¿Tan bien chupa la polla que te tiene loco? Trae el dinero acá, actorcito.
—Dime primero donde está Jimin—Hanbum cabeceó a una puerta en el fondo—. Tráelo y te daré el dinero.
—¿Y por qué haría eso?
—Traje el doble de lo que pediste y tuve que pasar por un maldito papeleo de media hora, tráeme a mi omega—Hanbum soltó un suspiro y rodó los ojos, Jungkook solo pensó en lo estúpido que era por mostrarle la espalda, podía tomarlo de la nuca y matarlo a golpes, pero no lo haría hasta no ver que Jimin estaba bien.
Jungkook era fuerte y eso en era parte porque su lobo era el más narcisista que conocía, el aislamiento al que fue sometido durante muchos años amagaron a su lobo a un extremo impensable, ejercitaba todos los días y adoraba cuando sus músculos temblaban por el esfuerzo, era un alfa puro en todo el sentido de la palabra. Alfas cómo Seokjin era fuertes por su supuesta pureza, ¿Pero él? Le había ganado el juego a la genética y se había coronado como el único de su calibre.
