Kim Taehyung es un omega que vive una vida tranquila, tiene un trabajo estable y personas a las que llamar familia, sin embargo los demonios del pasado son demasiados y pronto volverán, incluyendo a aquél que le hizo más daño, su pareja destinada.
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Cuando Camille despertó, lo primero que probó fue la tierra cerca de su boca, como si estuviera apoyada en ella, luego fue consciente de que la cabeza le dolía, era un dolor fuerte y punzante en la base de la nuca, siseo y trató de alcanzar el lugar para ver pero notó sus manos atadas.
¿... Donde se supone que estaba? Con mucho esfuerzo logró sentarse en su lugar, observando a los alrededores. La cabeza le dolía como si la hubiesen golpeado, giró lentamente la cabeza. Cerca de su lugar estaba una pequeña figura que reconoció rápidamente.
— ¡Ggukkie! —le llamó, arrastrándose hasta él. Por suerte, el niño parecía estar sin heridas visibles—. Jeongguk, despierta.
Siguió llamándolo durante varios segundos hasta que el pequeño abrió los ojos, suspiró amargamente cuando lo vio despertar.
—¿... Noona? —le preguntó él en voz suave, con sus ojitos casi cerrados—. No me siento bien... Todo me da vueltas y tengo frío...
—Tranquilo, Jeongguk, solo quiero que me digas que estás bien. ¿Qué es lo último que recuerdas?
—Un señor... Fue a buscarme a la escuela, dijo que era amigo de papi y me llevó a comer, pero luego... Luego... Me sentí muy mal... y me dio mucho sueño, ¿Donde estamos?
—Noona va a investigar, así que si ves a alguien, solo hazte el dormido.
—¿Algo malo está pasando...?
—No, no, tranquilo. Noona no se va a ir por mucho tiempo—el niño asintió torpemente y se giró, la mujer se levantó y se tambaleó para poder investigar los alrededores. Era una especie de casa rodeada de campo, eso no parecía ser Seúl, ni sus alrededores. Además, ella no podía recordar lo último que había hecho. Había llevado al padre de Jungkook a la habitación de Yoongi, teniendo un pequeño encuentro con el padre de Yoongi, que la había ignorado totalmente. Seunggi la acompañó luego hasta su auto y después... Después nada.
Ese lugar parecía ser una granja y los habían dejado tirados en un patio, pero no estaban al aire libre totalmente, ese lugar se conectaba con el gran salón de una casona y a lo lejos, podía verse algunos animales. Por la oscuridad del lugar, parecía ser un poco más de media noche.
Además, en ese frío, era imposible que ambos sobrevivirán una noche ahí. Estudió los amarres, eran unas especies de cuerda que estaban amarradas muy bien. Se alejó un poco y buscó algo que pudiera servir, encontró una botella y no dudo ni un segundo para partirla, por suerte, esta funcionó para romper sus amarres, pero se cortó las manos en el proceso.
Chilló al ver el hilo rojo, pero estando libre, sólo podía pensar en tomar al niño y huir. La casona era territorio prohibido y no quería que el niño estuviera en peligro. Lo cargó en brazos, notando lo frío que estaba, y a pesar de escéptica, empezó a rezar para que todo saliera bien, porque era lo único que podía hacer.
