Kim Taehyung es un omega que vive una vida tranquila, tiene un trabajo estable y personas a las que llamar familia, sin embargo los demonios del pasado son demasiados y pronto volverán, incluyendo a aquél que le hizo más daño, su pareja destinada.
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Taehyung no se quejó cuando Seokjin lo alzó de la silla de ruedas para dejarlo en el puesto de atrás del auto de su madre, tomó su mano y lo observó sonreír al tenderle aquel ramo.
—Ven con nosotros, por favor—le dijo en voz suplicante, Jin besó su frente y sus labios—. Hyung.
—Nos veremos más tarde, Tae. Pasaré por ti a las siete—le dijo, antes de cerrar la puerta. Taehyung hizo un mohín y suspiró, Seokjin debía estar a su lado veinticuatro siete ahora que podía. Desde su lugar pudo observar cómo el alfa no se movió hasta que el auto arrancó.
—¿Debes regresar al trabajo?—Le preguntó a su madre.
—No, ya termine por hoy. ¿Por qué?
—Ayúdame a ponerme... Bo-Bonito. —murmuró avergonzado, al rascarse la mejilla—. No se que hará hyung, p-pero...
—Aigoo...
—¿Nos detenemos en alguna tienda?
—Por favor—A Taehyung se le dificultó un poco caminar con las muletas, pero aún así no se detuvo ni se contuvo de probarse unas veinte piezas, quejándose de al menos diez porque se veían extrañas con su vientre crecido—. ¡¿Que los omegas encinta no tenemos derecho a lucir bonitos?!
A final de cuentas y cuando estuvo a punto de romper a llorar, su madre le armó un sencillo atienda con una gabardina marrón y un suéter gris. Se dio otro baño al llegar a casa y buscó los zapatos más cómodos, antes de sentarse en el mueble de la casa a esperar a Seokjin. Los bebés parecían sentir su emoción, pues se movían levemente. Tae se mordió los labios, sobando suavemente.
Cuando su hyung llegó, se había entretenido viendo una serie en el mismo sofá. Se levantó y se despidió de su madre con una sonrisa, Seokjin lo ayudó a subirse al auto y una vez llegaron a su destino, también le ayudó a subir el ascensor hasta su habitación.
—No tuve tanto tiempo de preparar algo más romántico—se excuso el otro, rascándose la nuca. Taehyung negó, sentado en uno de los bancos de la cocina—. Sólo que... no podía estar tanto tiempo separado de ti y de ellos.
—hm—Taehyung lo jaló hasta que pudo rodearlo con sus brazos en un apretado abrazo, hundiendo su rostro en el pecho del mayor con una risita—. Te extrañé mucho, mucho, mucho.
—¿Por qué... no te quedaste allá? Debiste decírmelo tú—le dijo en voz suave, sus ojos brillando en un leve tono dorado que avisaba que su parte alfa saliendo a flote.
—No quiero hablar de eso ahora—El omega frunció los labios, alzando la mirada—. ¿Por qué no les hablas? Ellos no conocen tu voz muy bien.
—¿Debería?—Taehyung se levantó, para caminar hasta el sofá y quedar más bajo. Seokjin se acercó titubeante y se arrodilló entre sus piernas, como un niño ansioso. Aquello hizo reír a Taehyung, que levemente alzó aquel suéter, liberando su crecido vientre. El alfa alzó las manos, pero luego las bajó, observando con atención su vientre.
