Kim Taehyung es un omega que vive una vida tranquila, tiene un trabajo estable y personas a las que llamar familia, sin embargo los demonios del pasado son demasiados y pronto volverán, incluyendo a aquél que le hizo más daño, su pareja destinada.
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—Eso fue... incómodo—suspiro Jimin, abriendo la puerta del auto, Taehyung mantenía una expresión relajada, si bien la velada había terminado siendo incómoda. el menor de los omegas sentía que se había quitado un gran peso de encima.
—Jimin, ¿Puedo hablar contigo? —Habló una voz, ambos omegas giraron para ver a Yoongi. El omega observó a Taehyung, antes de tenderle al durmiente Jeonggukkie. Últimamente el pequeño estaba durmiéndose a la hora que le correspondía, por lo que el truco de Jimin de no dejarlo tomar siestas estaba funcionando.
—No tardes demasiado, papá y mamá deben salir en cualquier momento, no creo que tarden demasiado pagando. —Le dijo en voz suave, mientras ingresaba al niño en el auto y lo acostaba sobre el cómodo asiento. Jimin observó a Yoongi y asintió, yéndose con él. Una sonrisa apareció en los labios del omega, algo en el fondo le decía que era probable que esos dos quedaran juntos en algún momento.
Ese hombre que caminaba al lado del sub-alfa, era tan distinto a aquél chico de mejillas regordetas y ojos hinchados, con sueños rotos y esperanzas muertas. Ese hombre, con su andar firme, con unos mejores sueños, con aún mejores esperanzas. Ese era su Jimin. Entrecerró los ojos, feliz, por alguna razón. Se sentía ligero, sin ningún peso encima. Era feliz y tenía todo lo que alguna vez había deseado. Una familia, quienes le amaban y a quienes él amaba.
Ya no existía ningún peso del pasado.
Lástima que la felicidad solo es momentánea, se trata de un estado de ánimo transitorio y no uno perenne.
El agarre brusco de la sub-alfa sobre su cuello hizo que su piel ardiera, ni siquiera le dio tiempo de gemir, solo pudo soltar un siseo y observarla a los ojos.
—No creas que no sé quién eres, Kim Taehyung—gruñó esta, con el ceño fruncido. La enfurruñada expresión deformaba los suaves rasgos de su rostro pálido—. Y tampoco creas que dejaré que te acerques nuevamente a él.
Carraspeó por aire, sus ojos cristalizándose por la falta de oxigeno, pero se las arregló para soltar una palabra sin que la voz se le quebrará:
—...Suéltame.
—Eres inteligente y sabrás que lo mejor es que te alejes de él para siempre. ¿Verdad? —Cabeceó para asentir, logrando que la mujer sonriera y lo soltara, logrando que tosiera bruscamente—. Bien, tómalo como una amenaza si quieres. Pero entre Seokjin y yo no hay cabida para omegas sin valor como tú.
Le observó irse tranquilamente, como si no hubiera intentado asfixiarlo hacía unos segundos atrás. Esa sub-alfa no lo conocía, no sabía de lo que era capaz y ahora estaría a punto de verlo. Se llevó la mano al cuello, antes de susurrar:
—Te lo haré pagar con creces—musitó en voz grave, observando el camino que había tomado la baja sub-alfa.
A unos metros, sus padres salieron del restaurante a un lado de Jungkook y de Seokjin, aunque este última caminaba con la mirada perdida, ajeno a su conversación. Aún no podía creer que Taehyung le había pedido que fueran amigos, aún cuando no había podido tomar su mano por culpa de Miyeon, había visto su expresión de sorpresa y esperanza en la mirada caramelo del omega.
