6.-¡Decisión difícil la adopción!

322 58 16
                                    


La noche había caído y el grupo de gitanos viajeros estaban ya lejos del pueblo Nantes. Habían alcanzado Argei, un poblado algo cercano, y Athenois se instaló con sus hermanos, prendió la fogata y se sentó hablar con Luba tal y como le había prometido a su hermana.

—Poupi hazte cargo de la muñequita, mientras yo hablo con Luba— Indico el mayor de los hermanos antes de a tender aquellos asuntos pendientes.

— ¡Chi! yo cuidar de la muñequita— Dijo obediente Poupi y con cierto gusto, pues ya le parecía agradable ser el guardián de la bebé.

—Muy bien Luba, ahora hablaremos. Tenemos que ver que es lo que haremos con la niña— Dijo Athenois decidido 'para iniciar aquella importante y postergada conversación.

—Pues como ya sabemos está sola. Tal y como nosotros hermano, ella no tiene a nadie. Ya sea que su madre no la quería o cualquier otra razón. ¿Pero por qué abandonar a un bebe así? — Expresó Luba con cierta preocupación

—Estoy seguro que nadie la reclamará— Dijo Athenois después de un largo suspiro.

—Sí es así entonces hay una solución para ello hermano— Dijo Luba con cierto temor, puesto que no estaba segura si su hermano mayor estaba entendiendo el problema de la misma manera que ella.

—Lo sé muy bien... Sé muy bien lo que estás pensando, siempre lo supe y te digo que no puede ser. Nosotros no podemos con una responsabilidad de esa magnitud. No sería justo ni para ti ni para Poupi... Ustedes dos solo me tienen a mí... ¿Qué pasará si yo falto? — Explicaba Athenois, como tratando de aferrarse a lo único que lo salvaría de una pesada carga que no quería cargar... Un nuevo integrante en su familia de rechazados.

—¿Por qué no? — Preguntó Luba en tono medianamente desafiante y con cierto desconcierto.

—Lubadine no quiero discutir esto. Mucho menos pelear otra vez sobre el mismo tema, sólo que tú no podrías cuidar un bebé, no estás capacitada para eso... No en tu condición hermana, no puedes ser la madre de la niña— Dijo Athenois por fin, quitándose las ataduras de la mente y la lengua.

—Hermano. ¿Acaso estás insinuando que por el hecho de estar ciega soy una inútil?, ¿crees que no puedo hacer nada por mí misma o incluso cuidar a un bebé? Permíteme recordarte que yo hago muchas cosas aquí. Yo cocino para ustedes, yo lavo la ropa y yo siempre los atiendo... ¡No soy una inútil! ¡Para nada! Y por si ya se te olvidó, nuestro protector Pinuad siempre decía que yo no lo era ¿Por qué, justo ahora, en este momento importante empiezas a insinuar que no soy capaz? — Expuso Lubadine enojada y, hasta en cierto punto, ofendida por las implicaciones de su hermano mayor.

—No, yo no dije eso... Solo dije que no seríamos capaces de cargar con una niña. A tender un bebé es muy diferente de cocinar o de hacer quehaceres Luba, entiéndelo— Tratando de componer la ofensa hacia su hermana.

—¿Entonces prefieres abandonarla a su suerte? — Cuestionó con cierto temor, incluso, cierta indignación, no por la ofensa de hace rato, sino por la sola idea de que su propio hermano pudiera llegar a ser tan cruel.

—No, tampoco eso...— Dijo Athenois atareado, como no escondiendo la determinación que lo movió a salir del pueblo de Nantes, la indignación que sintió al haber visto el origen de aquella niña y, de alguna manera entender que ella era una rechazada, tal como ellos, la única diferencia era que esa criatura era de orígenes nobles, venía de la riqueza y ellos de la pobreza, la miseria... Eran unos hijos de la necesidad.

—Hermano dime algo— Preguntó Luba un poco más despreocupada al notar que su hermano Athenois estaba entendiendo.

—¿Referente a qué Luba? — Dijo Athenois un poco temeroso, como si lo hubieses descubierto en uno de sus hurtos.

Ahmena y Dhivano [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora