Ahmena y Dhivano [Terminada]

32.-"El almuerzo con el Rey"

 Al día siguiente todos se levantaron hicieron sus quehaceres como siempre y después se alistaron para ir al gran castillo del Rey. Una carroza los recogió del lugar, en donde acampaban Ahmena lucía un hermoso vestido gitano y su madre Luba lucia igualmente hermosa con sus ropas gitanas, Ahmena solo sentía en su corazón una gran alegría por ver a su amado, pero al verlo darle a entender a el que ella no caería tan fácilmente a sus miradas, tratándole así de demostrar que ella trataba de alejarse de él, ya que tenía miedo de la reacción de su familia. La carroza los llevo por un hermoso valle lleno de flores y observaron de nuevo al hermoso grande y espectacular rio Loira y al ver más adelante Ahmena observo al hermoso castillo de los "Duques de Bretaña "el cual aquella noche no tuvo la oportunidad de observar bien con todo su esplendor era un castillo de hermosas estructuras, de color blanco, Ahmena quedaba fascinada no podía dejar de verlo ya en la entrada se veía el embreña familiar de la familia Urbinio su escudo, la entrada era de toda majestuosidad claro que Ahmena no era de esas personas que le interesara las riqueza pero simplemente quedo maravillada, al ver lo hermoso que era el lugar unos jardines muy verdes, con hermosas fuentes, el castillo en si lo rodeabas un anillo de agua, un sirviente les abrió la puerta el Rey estaba esperándolo a la entrada del palacio y no perdió oportunidad para ayudar, a Ahmena al bajar del carruaje, como si fuese una dócil damisela, él le sostuvo la mano, ella llevaba sus trajes típicos gitanos con su pañuelo y sus típicas monedas en aquel pañuelo amarrado en su cintura y aquel pañuelo rojo con cuentas en ellas que aunque no le gusta usar quería demostrarle a Dhivano que era totalmente gitana y se sentía orgullosa de ello, sus ojos vieron a los del Rey que de los cuales quedaron hechizados al tremendo encanto de la joven y este dijo:

—Bienvenidos y sobre todo usted hermosa dama. —le beso la mano tan caballerosamente a la joven Ahmena.

—se lo agradezco muchísimo su Majestad—dijo ruborizada—

—por favor pasen, pasen es por aquí.

El Rey Louis Edouard los metió en su gran palacio no era igual la vista de anoche que de ese día que podía verse hasta el último rincón de aquel lugar, los llevo hacia el comedor todos se sentaron enseguida apareció su hijo y este dijo:

—oh veo que has invitado a la gente de la otra anoche, al almuerzo padre.

—así es hijo ¿Gustas acompañarnos?

—será un placer padre y más sentándome si me lo permiten, con esta hermosa joven—vio a Ahmena aquellos hermosos ojos verdes, estaba tan feliz de tenerla frente al trataba de disimular, pero cualquier apodia notar que sentía un gran placer en estar junto a ella.

François dijo:

—por supuesto, sé que Ahmena, no le incomodara para nada ¿no es así hija mía?

La joven con lo orgullosa que era, se aguantaba mucho de disimular que en cierta forma estaba muy agosto que él estuviera junto a ella peor no podía ser tan fácil aceptarlo enfrente del así que le contesto de manera altanera;

—por supuesto que no, ya que él es el Príncipe de Francia y puede sentarse donde desee y además es dueño de este castillo, yo simplemente soy una invitada y a si me incomode que más le puedo hacer ¿verdad? No mando en su castillo—giró su mirada hacia el otro lado mostrándole indiferencia.

—jajaja veo que tiene una hija con un fuerte carácter Señor François—dijo el Rey al impresionarse por la rebeldía de la joven.

—si así es su Majestad. Ella e si mayor orgullo

—bueno muy bien sentarnos todos que empieza este convivio—indico el rey a sus invitados.

—le agradezco su gentileza por invitarnos a este almuerzo—dijo François al rey ya que como siempre la cortesía de su cultura no la dejaba a un lado.